17 Febrero 2020
Diana esperó algo alejada de los demás estudiantes a que su amiga Kali saliera del salón. Ambas terminaron clases bastante tarde, ya era de noche y quería llegar a su departamento seguro para quitarse la condenada mascarilla que llevaba puesto todo el día. Recordaba que hacía unos meses ella había encontrado ese video sobre el nuevo virus respiratorio chino atípico y no le dio mucha importancia en el momento. En menos de un mes todo se salió de control en el mundo. Ese virus había llegado finalmente al país el último día de enero, pero las autoridades no hicieron mucho. Nadie parecía preocupado, pero tras las insistencias de Bruno, se compraron bastantes mascarillas N95 por seguridad. Se obligaba a sí misma a usarlas, aunque Emily y Artemis se quejaban constantemente de ellas. Kali y Allan se unieron a sus propias medidas de protección autoimpuestas aun si los demás estudiantes los miraban raro. También mandaron a pedir unos googlees grandes para impedir el contagio a través de los ojos. Diana apenas respiraba con esa cosa puesta. La detestaba. ¿Por qué los chinos no tuvieron el cuidado necesario para evitar lo que pronosticaba como un desastre mundial? No solo pensaba en las consecuencias sanitarias, sino en las económicas y sociales. Ya se rumoreaba que iban a cerrar las fronteras y mandar a todo el mundo a sus casas. ¿Qué pasaría con las empresas que necesitan la presencia de personas? ¿Qué pasará con los trabajadores? Esto iba a terminar en desastre, se lo tenía que conceder a Scarlet. Ramsés todos los días se quejaba de la falta de respuesta gubernamental y Bruno ya había hecho planes de contingencia para su vida en caso de que los rumores fueran ciertos. La estaban mareando.
Kali finalmente salió rápido antes de que la marea de estudiantes de Periodismo sin mascarillas se la llevara. Su cara decía que deseaba lanzar sus cosas e irse a dormir inmediatamente.
-Vámonos, estoy agotada.
Caminaron hacia las residencias estudiantiles conversando sobre su día y cómo la mitad de sus profesores creían que este virus no iba a ser tan grave.
-Quizás no lo sea, pero esperen a que el desempleo se dispare. -comentó Ramsés.
-Es la última vez que matriculo clases en la noche. Por mucho que adore el periodismo, no soy capaz de mantenerme despierta a esta hora. Mi capacidad de concentración termina después de las cuatro de la tarde. -admitió Kali.
-Yo tampoco volveré a matricular horario nocturno, aunque hay algunas materias donde no tenían más opciones.
-¿Cómo está tu tía? ¿Aún está viajando a pesar de las noticias?
-Después del tercer caso confirmado en Italia, se encerró en la casa. Me llamó en la tarde. ¿Qué hará tu familia?
-Me escucharon cuando les pedí que consiguieran mascarillas. Por ahora, es lo único que han hecho.
Cuando llegaron se pudieron quitar las mascarillas y desinfectaron todo en un rincón de designaron para colocar los objetos que salieron por la puerta.
-¡Libertad! Me voy a bañar rápido. ¿Puedes ir empezando con la cena? -pidió Kali.
-Kali, ¿qué pasó con la leche y el pan? ¿Cuándo se acabó?
-Esta mañana. Iba a comprar más, pero el profesor Greyson tardó una eternidad en terminar de hablar. Apenas tuve tiempo para almorzar. -gritó Kali desde la ducha.
Diana miró el reloj en la pared, eran las ocho y media.- Voy a comprar más, las tiendas aún no cierran.
-Mejor no, linda. Es muy peligroso a esta hora, el supermercado más cercano está en la misma calle que el bar y el prostíbulo. Podemos sobrevivir sin leche ni pan por hoy. -Kali asomó la cabeza por la puerta antes de encender la ducha.
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Las voces en el jardín
Fiksi RemajaDiana Anderson es una universitaria con Trastorno de Identidad Disociativo que narra su historia de cómo logró la integración con sus alters con ayuda de su novio Allan Myers, mientras que lucha por recordar la serie de traumas que desarrollaron el...