Capítulo 14: Una flor de Liz para el pequeño Rey

36 5 0
                                    

Julio 2020

Después de que Artemis encontrara a Diana, durante el fin de semana todo el Sistema la visitaba con el objetivo de despertarla. Conversaciones unidireccionales incesantes, gritos, amenazas, llanto, canciones y compañía silenciosa, intentaron de todo para avivarla sin éxito. Al final, Ramsés decidió que era mejor darle su espacio, no por nada el lobo había encontrado su puerta después de meses buscando. Aunque Scarlet quería probar con golpes, Ramsés y Bruno consiguieron alejarla a la fuerza.

Régulo sabía que Crescenta no iba a salir de su cúpula a menos que le recuerden el motivo por el que escapó. Ella debía de revivir todo nuevamente y, siendo honesto consigo mismo, Régulo le debía explicaciones. Sin embargo, Scarlet siempre se interponía cada vez que él la visitaba. Estaba bastante molesto con la persecutora.

La única oportunidad que tenía era cuando Scarlet estaba controlando el cuerpo. Se escabulló silenciosamente mientras los demás alters no estaban cerca. El viaje hasta el centro del laberinto fue sin contratiempos, aunque tuvo que poner a dormir a varias de esas criaturas floridas humanoides que servían de espías para la chica. Que molestia. Solo deseaba hablar con la pequeña dama.

La host seguía en la misma posición donde el alter lobo la encontró. Durmiendo tranquilamente, ajena a todos los problemas de ese caótico año.

-Hola, pequeña dama. Te gusta mucho dormir, ¿correcto?

El niño se sentó entre las flores a un lado de la chica, disfrutando de la fantasía y tranquilidad del lugar.

-Siempre te han gustado mucho las flores. Estudiabas los significados y diferentes métodos de cuidado. Soy igual que tú, cuando me obsesiono con algo, estudio y analizo hasta el más mínimo detalle. Odio no saber algo, pero odio aún más no poder hacer algo. No poder ayudar.

Régulo extendió su pequeña manita para permitir que una mariposa se posara en ella. Era una bonita mariposa morpho, de un azul puro impresionante. También habían mariposas monarcas, blancas y búho revoloteando entre las flores. Las mariposas búho siempre lo inquietaron con sus alas, pero le fascinaba como fingían ser otro animal para sobrevivir. Todos los seres vivos fingían hasta cierto grado para sobrevivir, en su opinión.

-¿Sabías que estuve en los funerales de tu familia, pequeña dama? Aún no poseía una identidad propia, sin embargo, presencié todo el suceso. Los demás lo encuentran inquietante, pero a mí me gustó observar el cadáver de Amber Forest desangrándose en el piso. Me gusta examinar los cadáveres, dicen que la verdadera belleza está en lo muerto. Los cadáveres bien conservados son casi etéreos. La muerte es una aventura misteriosa, ¿no te parece? -La mariposa azul escapó antes de que pudiera aplastarla con las manos. Suspiró.- Ya estoy hablando como la señorita Omega.

-Así como la muerte es la epítome de lo bello, el asesinato es un arte. Admiro a los artistas, sin importar su estilo, porque saben reflejar la belleza entre la basura y enviar un mensaje revolucionario sin palabras. Admiro bastante tus dibujos y pinturas, pequeña dama, puesto que a pesar de toda la injusticia que viviste, continúas apreciando lo bueno de esta vida. Aunque viviste escondiéndote y fingiendo ser lo que no eres, sigues siendo una sobreviviente. Todos somos sobrevivientes porque aparentamos normalidad donde no existe. El mundo es cruel y salvaje, pequeña dama. El mundo es una selva donde solo funciona el "sálvese quien pueda". -el niño acarició el cabello de la muchacha durmiente- Pediste ayuda y nunca te la concedieron. Luchaste sola y no fue suficiente. Me sentía impotente, sentía mucho odio hacia aquellos que te lastimaban. Solo deseaba castigarlos, "ojo por ojo, diente por diente", quería pagarles con la misma moneda, quería lastimarlos. Te he visto luchar y crecer, por ese motivo odio a todos los que buscan dañarte. Destruiré a cualquiera que quiera herirte, pequeña dama. La señorita Scarlet me llama demonio por mi manera de pensar, aún si ambos usamos los mismos métodos. Ella agrede y yo destruyo.

Las voces en el jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora