Octubre 2020
-Emily fue la última identidad en aparecer hasta donde recuerdan, ¿no es así? Muchos sistemas han tenido más identidades o fragmentos de las que conocen, pero que solo han tenido una función finita o no se han mostrado a los demás. ¿Ustedes han visto señales de ser más de diez identidades en el sistema?
-Por mi parte yo no he visto nada, pero no conozco completamente el mundo interno....
-Yo sí.
-¿Emily?
-Ahora que lo recuerdo, yo también. Cuando buscaba a Crescenta en esos meses en que se aisló, encontré muchos juguetes y dibujos frente a un muro gris. -añadió Artemis- Al principio, pensé que eran de Emily, pero había un dibujo de ella y otro niño más pequeño idéntico a nuestra niña.
Los ojos de Diana se volvieron inexpresivos ante la atenta espera de la doctora y su tía Amelie. La chica bajó la cabeza, cubriéndose los ojos con las manos como si le molestara la luz, y negó levemente para ahuyentar el mareo. Por la inmensa alegría y las risas infantiles de fondo, Diana pudo distinguir a Emily quería salir. Viendo que ni Bruno ni Scarlet se oponían y no deseando conseguir un dolor de cabeza, la chica no se resistió al switch.
-Sí, había otro niño. Lo cree yo, era mi hermanito. -explicó la niña- Pero, siendo honesta, no me acordaba de él. Por cierto, soy Emily.
-Bienvenida, Emily. ¿Puedes hablarme más sobre ese niño? -preguntó amablemente la doctora.
-Lo nombré Niko, solo Niko. Era mi hermanito y compañero de juegos. Digo que era mi hermano menor, pero él podía cambiar su edad a mi gusto, entre los ocho y los diez años. Es igual a mí, pero hombre; rubio, igual que usted y yo. Aunque lo cree yo, me olvidé de su existencia en poco tiempo. A veces se volvía aburrido jugar con él porque era muy....plano.
-¿Qué quieres decir con que era "muy plano"?
-Lo único que hacía Niko era jugar, para eso lo cree, pero solo obedecía. Solo actuaba cuando se lo decía y yo tenía que indicar cómo debía actuar. No podía pedirle que dibujara, sino que debía indicarle qué dibujar. Al final, parecía más un robot que un humano. ¡Hasta Omega era más activa! Como me terminé aburriendo de él, lo olvidé.... Ahora me siento mal por abandonarlo.
-¿Por qué creaste un hermanito, Emily?
-Porque me sentía sola. Aunque hay más niños aquí, no tenía a nadie de mi edad con quien divertirme. Puede que los demás encontraran tiempo para jugar conmigo, pero era muy poco tiempo porque tenían otras tareas que realizar... Régulo solo lee, parece un adulto en el cuerpo de un niño. Rebecca solo llora y Omega no hace nada más que asustarme con sus palabras sobre la muerte; es aburrido jugar con un fantasma. Así que me cree un amigo.
-Emily...
-Te fragmentaste porque no te dedicábamos la suficiente atención, lo sentimos.
-¡No! No se disculpen. -Emily movió las manos en un gesto exagerado hablando en voz baja, ignorando a los demás habitantes del consultorio.- No quiero que se sientan mal. Entiendo que tienen más cosas que hacer. No quería ser egoísta, por eso nunca dije nada.
La doctora Bristol retorció con los dedos su dorado cabello en silencio, un gesto que ellos aprendieron a reconocer como un momento para analizar o pensar.
-Creo que Niko no era una identidad, sino un fragmento diseñado para jugar contigo, Emily. Se separó de ti para cumplir una función específica que es jugar. Cuando olvidaste a Niko, el niño dejó de tener una función para ti y debió de fusionarse contigo de vuelta. Es completamente normal que existan sistemas dentro de sistemas, especialmente si la identidad se siente sobrecargada de funciones. -explicó la doctora.
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Las voces en el jardín
Ficțiune adolescențiDiana Anderson es una universitaria con Trastorno de Identidad Disociativo que narra su historia de cómo logró la integración con sus alters con ayuda de su novio Allan Myers, mientras que lucha por recordar la serie de traumas que desarrollaron el...