Capítulo 21: La soledad de la persecutora

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19 Febrero 2022

Diana salió de la ducha con una toalla cubriendo su cuerpo, permitiendo que el agua escurriera de su cabello mojando tanto el piso del baño como de su habitación. Venía de un ensayo especialmente duro de las clases de baile contemporáneo. Como estaban a una semana de una presentación importante, los ensayos la dejaban extenuada, a pesar de que no fue ella quien asistió. Emily estaba particularmente entusiasmada, se esforzaba mucho en sus clases, al igual que Ramsés en los cursos de esgrima donde habían tenido un par de competencias hacía pocas semanas.

También estaba Bruno, que había empezado a estudiar por su cuenta programación a partir de libros y cursos pagados. Los demás no entendían nada de informática, no obstante, parecía ser el área en que mejor se desempeñaba el protector, seguido de Ramsés por su memoria eidética, y Régulo que, aunque era un niño, podía comprender lo básico en los libros.

Como Bruno había instado al Sistema a desarrollar sus propias habilidades, todos dedicaban su tiempo de control del cuerpo para aprender lo que les gustara o captara su atención. No necesariamente aprendían por motivos profesionales ni laborales, solo buscaban mejorar sus capacidades. Régulo se adentró en habilidades nuevas que por su estatura no podría realizar, pero, por fortuna, el cuerpo era adulto. Por ejemplo, estaba aprendiendo a conducir para no depender de los alters mayores. También estaba aprendiendo a cocinar con la guía de Omega y estudiaba mandarín. Omega, por su parte, mejoraba sus habilidades de cocina, escritura y fotografía, empezando a ganar un poco de dinero con sus creaciones.

Diana continuaba con sus clases de Psicología y le enseñaba jardinería a Rebecca, que ya cultivaba su propio huerto. A la niña le emocionaba mucho observar el crecimiento de las hortalizas, que siempre empezaban a crecer con un aspecto parecido para más adelante ganar su propia identidad. Su huerto tenía chiles, albahaca, espinaca, cilantro, zanahorias, ajo, tomates cherry y fresas. Tenía cientos de zanahorias, que se convirtieron en su alimento preferido después de obsesionarse con los conejos.

Olette era un alter durmiente sin mucha actividad, así que no podía dedicarse al aprendizaje. Artemis aumentó la variedad de ejercicios para mejorar la resistencia del cuerpo. Quizás lo más sorprendente fue Scarlet, quien aprendió por iniciativa propia a tocar el piano que hasta ese momento fue solo un adorno en la mansión Anderson, una de las pocas pertenencias que pudieron rescatar del incendio. Ciertamente la persecutora no tocaba frente a otros, a menos que Rebecca o Emily se lo pidieran, pero disfrutaba descargarse en el instrumento. Sus melodías siempre eran intensas, cargadas de emociones que Diana no alcanzaba a distinguir, mas que estrujaban su pecho al escucharlas, como un dulce lamento o un llamado desesperado en el silencio. Además, seguía participando en los ensayos de baile.

Pese a que aún le faltaba un semestre para iniciar la tesis, el proyecto final de graduación, los profesores ya les aconsejaban elegir un tema para empezar a formular su propuesta. El tema escogido por Diana fue analizar cómo el apego en la niñez influye en la vida emocional adulta. Su segunda propuesta serían las consecuencias de las relaciones tóxicas en el desarrollo emocional. Una tercera opción sería examinar cómo el medio ambiente afecta el desarrollo de la personalidad. Todos los temas tenían una conexión profunda con ella y deseaba realizar una investigación que no solo sirviera para ganar un título, sino también para aportar algo a la comunidad. Además que sería un buen recurso en su currículum vitae.

Por el momento, debía realizar su ensayo sobre las disyuntivas entre las filosofías de Buda y Friedrich Nietzsche en su visión hacia el crecimiento personal; donde uno indicaba que no se debían contradecir las leyes naturales, mientras que el otro señalaba que había que seguir el egoísmo para avanzar emocionalmente. De nuevo mezclando Filosofía con Psicología. Iba a terminar con un dolor de cabeza, estaba convencida de ello.

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