TWO

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Se encontraba sentado en su oficina, con la puerta cerrada, pensando en el informe que tenía frente a él. No era un documento para la empresa. 

Era un documento sobre Gulf Kanawut. Había actuado rápido y le había pedido un favor a la misma agencia a la que había recurrido para investigar a Turbo el novio de su amigo Kaownah. Eran buenos y, más importante aún, eran rápidos.

Tras su encuentro con Gulf en el parque, no había podido quitárselo de la cabeza. No podía desaparecer esa fijación que tenía con él. No estaba siquiera seguro de cómo llamarlo, solo sabía que estaba actuando como Kaownah cuando conoció a Turbo por primera vez.

¿Qué pensaría Kao si supiera que él estaba básicamente acosando a Gulf?

Seguro  pensaría que había perdido la cabeza por completo—.y realmente la había perdido por completo.

Según el informe, Gulf tenía veinticinco años. Un estudiante de diseño y arte ya graduado que vivía en un pequeño apartamento.

 El apartamento estaba a su nombre, y no a otro hombre.

 De hecho, había poca evidencia en el informe de la presencia de este otro hombre más que cuando llegaba a recogerlo en diferentes intervalos de tiempo.

 El informe solo reflejaba unos pocos días, ya que era justo el tiempo que había pasado desde que Mew conociera a Gulf e inmediatamente pidiera la información.

Pasaba tiempo en el parque con bastante frecuencia, dibujando y pintando. Algunos de sus trabajos estaban expuestos en una pequeña galería de arte, pero no había vendido nada al menos durante el tiempo que Mew había tenido gente vigilándolo.

También diseñaba ropa y tenía una página web y una tienda online donde la gente podía comprar sus diseños. No tenía horario fijo de trabajo; iba y venía cuando quería. Aunque solo habían pasado unos pocos días, parecía que también era un solitario. Este tipo no la había visto con nadie más que con el hombre que Mew suponía que era su dominante.

No tenía sentido para él. Si Gulf fuera suyo, estaba claro que él no pasaría tan poco tiempo con él, ni él estaría solo tanto tiempo. Le daba la sensación de que Gulf era otro más en la lista de ese hombre y que, o bien él, o Gulf, no se tomaba la relación tan en serio. ¿Era todo un juego?

No es que Mew tuviera nada en contra de que la gente hiciera lo que le diera la real gana, pero en su mundo la sumisión no era un juego. Lo era todo. Él no jugaba juegos. No tenía tiempo para ellos, y, simplemente, lo cabreaban. Si alguien no estaba seguro de lo que hacía, entonces no estaría con él. Si querían jugar a ser sumisos, y a un juego de rol donde solo lo iban a sacar de quicio para poder ganarse un castigo, cortaba la relación de raíz.

Siempre había sabido que la gente malentendía su personalidad. Al mirarlos a los tres, a Kao, Singto y a él, la gente asumía que él era el despreocupado. Un hombre al que todo le daba igual. Relajado. Todos estaban equivocados. De todos ellos, él era el más intenso, y eso lo sabía muy bien. Se había contenido cuando él y Kao tenían tríos, porque sabía que él lo llevaría todo mucho más lejos de lo que Kao lo haría nunca. Así que jugaba bajo las normas de Kao y mantenía esa parte de sí bajo control. Esa parte que tomaría las riendas por completo. Aunque nunca había habido nadie que lo hubiera tentado tanto como para dejar esa parte de sí libre.

—Hasta ahora.

Y era estúpido. No conocía a Gulf. Sabía sobre él, sí. El informe era detallado, pero no lo conocía realmente. No sabía siquiera si el respondería a lo que él le quería dar. A lo que pretendía tomar de él.

Volvió a mirar el informe y pensó cuál iba a ser su siguiente movimiento. Ya tenía un hombre vigilándolo. La idea de que estuviera solo tanto tiempo le molestaba. No es que no creyera que fuera débil. Pero le molestaba porque era Gulf.

¿Tendría una mínima idea su supuesto dominante de dónde estaba el durante el día? ¿Le ofrecía su protección? ¿O simplemente quedaba con el cuándo quería tener a alguien a quien follarse?

Un ligero gruñido se apoderó de su garganta y él se lo tragó. Necesitaba calmarse y recuperar su concentración. Ese chico no era nada para él. Pero, incluso al mismo tiempo que lo pensaba, sabía que era mentira. Él era algo. Solo que él no tenía claro qué todavía. Su teléfono móvil sonó y bajó la mirada. Luego frunció el ceño cuando vio el contacto. Era el hombre que vigilaba a Gulf.

—Señor Suppasit, soy Cooper. Solo quería comunicarle lo que acabo de observar. Con lo que me dijo, me imaginé que querría saber lo que ocurre. - Mew se irguió en su silla y frunció aún más el ceño.

—¿Qué pasa? ¿Está herido?

—No, señor.

-Solo acaba de salir de una casa de empeños. Ha vendido algunas joyas. Estuve en la tienda y lo escuché hablar con el vendedor.

- Dijo que necesitaba el dinero para pagar el alquiler. Él le preguntó si quería vender las joyas o solo empeñarlas y él dijo venderlas porque dudaba de que tuviera el dinero necesario para volver a recuperarlas a menos que algo cambiara. No dijo a qué cambio se refería, pero pensé que querría saber lo que ha hecho.

La ira nubló su mente. ¿Qué demonios estaba haciendo Gulf vendiendo joyas en una maldita casa de empeños? Si necesitaba dinero, ¿por qué no estaba su dominante ayudándolo?

¿Por qué no lo protegía mejor? Y una mierda iba a estar el en una casa de empeños si le perteneciera a él.

 —Cómpralas —ordenó Mew. Cada pieza.

-No me importa el precio. Y tráemelas.

—Sí, señor —dijo Copper.

Mew colgó y volvió a recostarse en la silla mientras su mente comenzaba a trabajar frenéticamente. Luego se levantó de forma abrupta con el teléfono pegado a la oreja y llamó a su chófer para que lo esperara a la entrada del edificio de oficinas.

Casi atropelló a Singto en el pasillo. —Mew, ¿tienes un segundo? — preguntó Singto cuando Mew continuó andando por el pasillo.

—Ahora no —sentenció Mew-. Tengo cosas que hacer. Te llamo luego, ¿de acuerdo?

—¿Mew?

Mes se detuvo un instante; mientras se giraba para mirar a su amigo, la impaciencia se apoderaba de él. Singto, frunció el ceño y la preocupación se reflejó en sus ojos.

—¿Va todo bien? - Mew asintió.

—Sí, va bien. Mira, tengo que irme. Te veo luego.

Singto asintió, pero había duda en sus ojos. Ni loco iba a compartir él lo que tenía en la cabeza. Singto ya tenía suficiente con la boda para mantenerse ocupado. Mierda, era mañana. Lo que significaba que Singto probablemente quería hablar con él de algo de la boda y la ceremonia. Se paró justo al final del pasillo y llamó a su amigo.

 —¿Todo bien con la boda? ¿Krist está bien? ¿Necesitas algo?- Singto se paró justo en la puerta de su oficina y sonrió.

—Todo bien.

-¿Aún estás libre esta noche? Kao está decidido a celebrar una despedida de soltero, lo cual no tiene muy contento a Krist. Dudo de que Turbo esté muy contento tampoco, pero él jura y perjura que solo serán unas copas en  y nada que haga enfadar a los chicos. - Mierda. Mew se había olvidado de todo. Con toda su preocupación con Gulf, se le había ido de la cabeza todo lo relacionado con la boda y la despedida de soltero.

—Sí, ahí estaré. A las ocho, ¿verdad? Nos vemos allí directamente. - Singto asintió.

—De acuerdo. Te veré entonces.

 Espero que todo se solucione. Singto estaba intentando sonsacarle información otra vez, pero Mew lo ignoró y se dio la vuelta para llamar al ascensor. No tenía mucho tiempo si quería llegar a la galería de arte antes de que cerrara.

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Crystals Of Love [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora