MARATÓN 3/5Gulf estaba de rodillas frente a él, totalmente sumiso, y no solo sumiso, sino que quería las mismas cosas que él. Disfrutaba las mismas perversiones que él. No había nadie más perfecto para él, de eso estaba seguro. Se hundió bien dentro de su boca, sacudiéndose en la parte posterior de su garganta antes de volver a deslizarse fuera de él y de disfrutar de la caricia de su lengua en la sensible parte inferior de su miembro. Luego se apartó y lo observó al mismo tiempo que sus ojos felinos, cegados por el deseo, se encontraban con los suyos.
-Vayamos al dormitorio -dijo con brusquedad.
-He estado duro en tu boca, pero ahora me voy a centrar en otras partes de tu delicioso cuerpo. Los ojos de Gulf se encendieron de calor y excitación. Le había pedido perversiones, y él se las iba a dar. Sus manos se morían por enrojecerle el trasero, por ver sus marcas de posesión sobre su cuerpo. Era una urgencia primitiva que lo superó. Quería poseerlo, que no hubiera duda alguna de a quién pertenecía.
-Súbete a la cama. Tiéndete boca abajo y llévate las manos a la espalda. Vendré en cuanto lo prepare todo. A Gulf se le fue el aliento y el color rojo cubrió sus mejillas. Mew pudo ver cómo su respiración se empezó a acelerar y la excitación se reflejaba en su mirada. Le soltó la mano y rompió el contacto que tenía con él, luego se acercó a la cama y se colocó tal como le había indicado. Él cogió todo lo que necesitaba de su armario: una correa de cuero, que estaba seguro que le provocaría a el -y a sí mismo- mucho placer, y una cuerda.
Soltó la cuerda en la cama y luego puso una rodilla entre sus dos muslos separados. Le agarró las dos muñecas con una mano y comenzó a enrollar la cuerda aterciopelada a su alrededor para dejarlas atadas. Gulf jadeó con suavidad; Mew podía sentir la tensión que desprendía su cuerpo. Cuando ató bien las muñecas, retrocedió.
-De rodillas -le dijo con firmeza y añadiendo un deje de exigencia en el tono de voz-. apoya la mejilla en el colchón.
-¿Has hecho esto alguna vez antes, Gulf? No quiero que sea demasiado. Me tienes que decir lo que puedes aguantar.
-Sí -susurró el-. Y puedo aguantar mucho, Mew. No te contengas. Lo... lo necesito. Lo quiero. Mew se inclinó hacia delante y la cubrió con el cuerpo.
-Si ves que es demasiado, en cualquier momento, dime «para», ¿lo entiendes? Todo acaba con esa palabra, cariño. Un estremecimiento le recorrió a Gulf todo el cuerpo. Le gustaban las palabras y los nombres cariñosos. Y a él le gustaba su reacción cada vez que los usaba. Luego retrocedió una vez más y le pasó una mano con suavidad por encima del trasero en pompa.
-Doce -dijo-. Doce marcas llevarás en la piel.
-Cuando esté seguro de que estamos en el mismo punto, entonces subiré el número. Pero por ahora, con una docena está bien. El asintió con los ojos cerrados y los labios apretados debido a la excitación. Mew no lo hizo esperar más.
La primera vez que el cuero hizo contacto contra la piel, el azote sonó estridente en contraste con el silencio de la habitación. Gulf dio un pequeño salto y el color rojo inmediatamente comenzó a brillar sobre las nalgas. A continuación un ligero gemido se escapó de los labios, que lo intoxicó a él.
De nuevo volvió a golpearle con destreza, esta vez en la otra nalga. El rojo resplandeció y coloreó la piel; el contraste entre la piel intacta y mucho más pálida y las zonas donde el cuero la había besado era precioso y sorprendente. Gulf se retorció mientras él le daba el tercero, cuarto y quinto azote. Cuando llegó al noveno, él le suplicaba calladamente. Más. Con más fuerza.
-Los últimos tres, Gulf.
-Estos serán más fuertes, y luego voy a follarme tu dulce culito. ¿Crees que podrás aguantar?
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Crystals Of Love [MewGulf]
FanficMew Suppasit siempre ha explorado su lado más salvaje, llevando sus relaciones al extremo y sin comprometerse emocionalmente. Exige tener en sus manos el control y le gusta dominar. Sin embargo, los cambios en la vida de sus mejores amigos Kaownah y...