Crystals Of Love [MewGulf]

FIVE

Mew se encontraba sentado en su despacho al día siguiente de la boda de Singto y estudiaba la pequeña caja que contenía las joyas que Gulf había empeñado. Examinó cada pieza antes de devolverlas cuidadosamente a la tela para que no se vieran dañadas. Eran piezas de calidad. No era un experto pero parecían reales. Definitivamente no eran falsas. Valían mucho más de lo que Gulf había obtenido al empeñarlas.

No le gustaba la desesperación que había en ese simple acto de empeñar joyas para obtener dinero rápido y conseguir menos de lo que valían porque no tenía otra opción. Él le iba a dar esa otra opción. ¿Pero otras? No tanto. No si él tenía algo que decir al respecto. Eso lo hacía parecer arrogante y exigente, pero así era él. Sabía lo que quería, y quería a Gulf. Ahora solo tenía que poner el plan en marcha. Su teléfono interno sonó y Mew levantó la cabeza con irritación.

-Señor Suppasit, su hermana está aquí y quiere verlo -dijo EunJi, su secretaria.

¿Qué demonios estaba haciendo Ji Hyun aquí? ¿Había tenido su madre que resignarse a mandar a su hermana para que hiciera el trabajo sucio por ella?

-Dile que entre -dijo Mew con voz seria.

De ningún modo iba a airear asuntos familiares fuera de la privacidad de su despacho. Sea lo que fuere que Ji Hyun quisiera, él le daría unos pocos minutos y luego le haría saber que no era bienvenida en su oficina. Nadie de su familia lo era.

Unos golpes suaves sonaron en la puerta y él simplemente contestó con un «adelante». La puerta se abrió lentamente y su hermana entró con el recelo pintado en la cara. Parecía estar más que nerviosa. Parecía aterrorizada.

-¿Mew? -preguntó suavemente -. ¿Puedo hablar contigo un minuto?- Ji Hyun era una réplica de su madre. No es que su madre no fuera una mujer hermosa. Lo era. Y Ji Hyun era igual de guapa, o incluso más, que su madre. El único problema era que su madre era fea por dentro y eso le estropeó la percepción de su apariencia física.

Porque sabía lo que residía detrás de esa cara bonita. Una mente fría y calculadora. Mew creía fervientemente que su madre era incapaz de amar a nadie más que a sí misma. Era un misterio para él saber por qué había tenido hijos siquiera. Y no solo uno, sino cuatro. Además de JiHyun, él tenía dos hermanos mayores. Ambos hombres siempre bien agarrados de la manita de su madre y su padre. Aunque JiHyun era la más joven.

Su madre había elegido al marido de JiHyun. Un hombre mayor que ella con el que se había casado cuando apenas salió de la universidad. Rico. Con influencia. Con los contactos adecuados. El matrimonio apenas duró dos años y la madre de Mew la culpó de todo a ella.

No le importó que en las investigaciones de Mew encontrara muchos secretos. Ese tipo no era el hombre que le gustaría que estuviera casado con su hermana o cualquier otra mujer. Pero JiHyun se había sometido a los deseos de su madre sin queja alguna y a pesar de las advertencias de Mew de que aquel hombre no era lo que aparentaba. Al menos ella había tenido el valor de romper el matrimonio. Eso lo sorprendió.

-¿Qué pasa? -preguntó Mew en un tono neutral.

Le hizo un gesto para que se sentara en la silla frente a su mesa. Ella lo hizo y se sentó con nerviosismo, la inseguridad eran evidentes en su lenguaje corporal.

-Necesito tu ayuda -dijo en voz baja. Él alzó una ceja.

-¿Qué ha pasado? ¿Has discutido con mami?

El enfado se reflejó en los ojos de su hermana mientras esta le devolvía la mirada a Mew.

-Por favor, no empieces, Mew . Sé que me merezco tus burlas y tu desdén. Me merezco un montón de cosas, pero quiero largarme. Y necesito tu ayuda para hacerlo. Me avergüenza tener que venir y suplicarte que me ayudes, pero no sé adónde o a quién más acudir. Si voy al abuelo, se lo diría a mamá y probablemente no me ayudaría de todos modos. Tú eres su favorito. Al resto de nosotros no nos soporta-La sorpresa se apoderó de él al escuchar la sinceridad -y la urgencia- en su voz. Se inclinó hacia delante y entrecerró los ojos en dirección a su hermana.