TWENTY SEVEN

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Maratón 5/5

Mew levantó la mano en un intento de pararlo porque ni en sueños iba a dejar que saliera por la puerta como si nada.

-Espera un maldito minuto, Gulf. No hemos terminado. No voy a rendirme tan fácilmente. Merece la pena luchar por lo nuestro. Por ti. Y espero por lo que más quieras que tú también pienses lo mismo de mí por muy enfadado que estés ahora mismo.

-Por favor, Suppasit. No puedo hacer esto ahora -le suplicó. Sus ojos estaban anegados en lágrimas y algunas cayeron por sus mejillas-. Déjame ir.

-Estoy demasiado enfadado como para formar un argumento coherente y lo último que quiero es decir cosas de las que luego me arrepienta.

Él acortó la distancia entre ellos y lo estrechó contra su pecho. Le levantó el mentón con los dedos y lo miró fijamente a los ojos.

-Te amo, Gulf. Eso es un hecho. Sin manipulaciones, ni dobles intenciones. Te amo. Punto.

Gulf cerró los ojos y giró la cara hacia un lado. Él apoyó una mano en su mejilla y le limpió uno de los trazos plateados con el pulgar.

-Solo dime por qué -susurró -. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué me lo escondiste? Mew suspiró.

-No lo sé -admitió-. A lo mejor pensé que reaccionarías tal y como lo has hecho ahora y no quería eso. Me gustaron mucho los cuadros, Gulf.

Me molesta que porque hayas averiguado que fui yo el que los compró pienses que no tienes talento y que nadie quiere tu trabajo. Eso son estupideces.

Gulf se apartó de él, le dio la espalda y dejó que sus hombros se sacudieran.

-Por favor, déjalo.

-No voy a dejarlo cuando me acabas de decir que has sacado todas tus cosas de nuestro apartamento. ¿De verdad esperas que diga «de acuerdo, que te vaya bien»? A la mierda. La única vida que quiero que me vaya bien es contigo.

-Voy a volver a mi apartamento. Mis cosas ya están allí. No me puedo quedar más, les prometí a los de la compañía que los vería allí.

El pánico se le clavó en la garganta. La desesperación se apoderó de él. Gulf se estaba alejando de él de verdad por culpa de esos cuadros. Sabía que había más. Mew entendía por qué estaba enfadado.

No había mirado más allá del hecho de comprarle los cuadros y no había previsto cómo se sentiría el después, cuando descubriera que todo era una mentira.

Eso lo entendía, ¿pero cómo se suponía que iba a recompensarlo, a hacerle caer en la cuenta de lo mucho que él tenía por ofrecerle al mundo, si estaba durmiendo en otra cama y en otra parte de la ciudad?

Gulf se encaminó hacia la puerta, y él lo siguió con la mirada, completamente paralizado y con el corazón en la garganta.

- Gulf, para. Por favor.

Al escuchar el «por favor», se paró, pero no se giró.

-Mírame, por favor -dijo con suavidad.

Lentamente se giró y pudo ver que sus ojos estaban anegados en nuevas lágrimas. Mew maldijo calladamente porque nunca había querido ser la razón por la que el derramara esas lágrimas.

-Júrame que vas a pensar en ello. En nosotros -le dijo con una voz ahogada-. Te daré esta noche. Pero si crees que voy a rendirme y a dejar que te alejes de mí, entonces no me conoces muy bien. Gulf cerró los ojos y respiró hondo.

-Lo pensaré, Suppasit.

-Eso es todo lo que puedo prometerte. Tengo muchas cosas que solucionar en mi cabeza. Has hecho que me estrelle, y ahora tengo que averiguar qué hacer. Sabía al empezar una relación contigo que prometiste cuidar de mí. Protegerme. Mantenerme económicamente. Y yo estuve de acuerdo con eso porque pensaba realmente que no necesitaba que lo hicieras. ¿Puedes entender la diferencia? No tenía por qué estar contigo. Y por eso quería estar contigo. Si no hubiera tenido otra elección, ni un lugar donde vivir, ni dinero, ¿cómo podrías haber estado completamente seguro de que no estaba contigo por el dinero?

Crystals Of Love [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora