—¿Cómo está? —preguntó Krist ansiosamente cuando Mew entró en la sala de espera—. ¿Se ha despertado ya? Mew estrechó a Krist en un abrazo y luego rodeó a Turbo con el brazo, quien llevaba la misma expresión de preocupación.
Detestaba de que los hubieran amenazado y que ahora tuvieran que vivir con ese conocimiento. Y más que eso, odiaba que el pasado de Krist se hubiera visto arrastrado hasta el presente. La vergüenza brillaba con fuerza en sus ojos. Se culpaba por algo de lo que no tenía culpa alguna. No era su culpa que Jasón Chan fuera un maldito cobarde que fuera tras ellos para conseguir lo que quería.
El hombre lo pagaría. Solo era cuestión de tiempo. Singto y Kao también miraron a Mew con expectación mientras esperaban a que los pusiera al día sobre el estado de Gulf. Ninguno de los dos había dormido desde que todo esto había empezado. Estaban demasiado preocupados de que Krist o Turbo pudieran ser los siguientes, así que habían tomado medidas para asegurarse de que ninguno de ellos estuviera nunca en peligro.
—Se despertó durante unos pocos minutos —dijo Mew.
—Oh, eso es bueno—dijo Turbo en voz baja—. ¿Cómo está?
—Le duele mucho todo el cuerpo. Le han dado algo contra el dolor y ha vuelto a quedarse dormido. Consiguió decir algunas cosas. Está confundido. Estaba muy preocupado por Krist y Turbo. No recordaba habernos advertido sobre Jasón, así que estaba inquieto por decirles a ustedes que habían amenazado a Turbo y Krist.
—Maldito cabrón —murmuró Kao—. ¿Qué ha dicho el médico?
—¿Cuándo podremos verlo? — preguntó Turbo con ansiedad.
—Quizás la próxima vez que se despierte —dijo Mew —. Y el médico ha dicho que está progresando muy rápido. Han podido quitarle el tubo del pecho y ya respira por sí solo con la ayuda del oxígeno. Seguramente lo muevan a una unidad menos crítica mañana si continúa bien y no muestra signos de infección.
—Eso es maravilloso —comentó Krist.
—Estoy muy cabreado de que le haya pasado esto a el —dijo Krist al borde de las lágrimas. Singto inmediatamente se acercó a él, le rodeó la cintura con un brazo y la pegó contra su costado.
—Es por mi culpa —continuó.
Las lágrimas ya resbalaban por sus mejillas—. Debería haber sido yo, y no él. Mew gruñó y Singto no estaba mucho mejor.
La culpabilidad pesaba sobre sus ojos. Se lo veía demacrado, gris, y de repente aparentaba mucho más años.
—Esos son estupideces —gruñó Kao —. No es culpa tuya, Krist.
No voy a permitir que lo digas.
—Todos sabemos que es por mi culpa —dijo Singto, serio—. Si me hubiera encargado del cabron la primera vez, ahora nosotros no estaríamos aquí, ni Key estaría descansando en una cama de hospital. Mew no iba a refutarle aquello. Si hubiera sido él, y lo que pasó con Krist le hubiera ocurrido a Gulf, él se habría encargado del problema entonces. Pero atribuirse la culpa no les traía nada bueno.
Singto ya se estaba torturando lo suficiente él solito sin que él o Kao le echaran más carga encima. Kao le envió a Singto una mirada sombría que decía que aún no había perdonado al otro hombre por lo acontecido en París, ni por el intento de Jasón de chantajear a Krist. Pero permaneció callado y con los labios apretados en una fina línea.
—No importa. Ya me he encargado de ello —dijo Mew—. Hay cosas más importantes ahora por las que preocuparnos.
Kao lanzó una mirada preocupada en la dirección de Mew, pero este la ignoró. No iba a entrar en detalles estando Turbo y Krist presentes. Ya tenían suficiente de lo que preocuparse sin tener que añadirles ese peso extra encima.
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Crystals Of Love [MewGulf]
FanfictionMew Suppasit siempre ha explorado su lado más salvaje, llevando sus relaciones al extremo y sin comprometerse emocionalmente. Exige tener en sus manos el control y le gusta dominar. Sin embargo, los cambios en la vida de sus mejores amigos Kaownah y...