EIGHTEEN

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MARATÓN 5/5


Era la primera noche en la que Mew llegaba tarde, se preguntaba qué planes tendrían para esta noche.

Su móvil sonó y los ojos se le iluminaron cuando vio que era Mew el que llamaba.

—Hola —le dijo con suavidad.

—Hola, gatito. Estoy de camino. Ha sido un día largo y me muero por volver a casa contigo.

Una ola de felicidad se le instaló en el pecho. Mew era un hombre que podría tener cualquier "Mujer" la que quisiera. Pero lo quería a él y solo él se lo había demostrado. Y eso lo hacía muy feliz.

—Entendido —dijo—. Te estaré esperando, Mew. Ya tenía en mente cómo lo iba a recibir esta noche.

Estaba claro que hacían las cosas a su manera. Era su control. Su autoridad. Él llevaba las riendas. Pero tampoco le había pedido que le chupara la polla desde aquella primera noche, y él sabía que le había gustado. Mucho. Esta noche quería regalárselo. Quería tomar el control durante el tiempo suficiente como para poder darle el placer que se merecía tras un largo y agotador día de trabajo.

Se quitó la ropa, y se miró en el espejo tal y como hacía cada día cuando lo esperaba. Luego se fue al salón para esperarlo en el sofá. En cuanto oyó las puertas del ascensor abrirse, pasó las piernas por encima del sofá y se arrodilló sobre la gruesa alfombra de piel que había frente al sofá.

Cuando su mirada se encontró con la de él, sintió una descarga eléctrica recorrer su cuerpo debido a la intensidad que en esos brillantes ojos. Mew se acercó a él al mismo tiempo que soltaba el maletín en el suelo. También se quitó la chaqueta y la lanzó al sillón, e inmediatamente después comenzó a desabotonarse las mangas de la camisa. Cuando se paró frente a Gulf, el levantó las manos y las llevó hasta su bragueta, con lo que consiguió que sus ojos brillaran de la sorpresa.

—¿Qué haces? —le preguntó suavemente. Él sonrió.

—Te estoy dando la bienvenida. Solo quédate ahí y disfruta.

—Oh, Dios —soltó en voz baja.

Le desabrochó los pantalones e impacientemente se los bajó por las caderas antes de meter la mano bajo sus bóxers y de liberar de su confinamiento a su rígida erección. Gulf se relamió los labios con el recuerdo de la primera vez. Sentir tanta carne endurecida sobre su lengua.

—Dios, Gulf. Verte relamerte los labios está a punto de volverme loco. Él sonrió de nuevo al mismo tiempo que guiaba la cabeza de su pene hasta su boca.

—Esa es la idea.

Mew inspiró con un fuerte siseo que se pudo oír en el silencio que reinaba en el apartamento. Gulf le lamió el glande y luego se introdujo el miembro en la boca, chupándolo con delicadeza al mismo tiempo que lo acogía con más profundidad.

—Te he echado de menos hoy — susurró Gulf cuando dejó que su pene se liberara de su boca momentáneamente—. He estado esperando toda la tarde a que volvieras a casa. Quería que fuera especial. Algo que no olvidaras.

—Está garantizado que esto no lo olvidaré, cariño. Nunca. Me encanta volver a casa contigo. Esta semana ha sido la mejor en toda mi vida.

De nuevo esa felicidad lo atacó y le envió una ola de calor por todo el cuerpo. Le encantaba que fuera tan abierto. No tenía duda alguna de cómo se sentía, de que lo quería. No tenía que jugar a adivinarlo. No tenía que jugar a nada. Aunque él ya le había dicho eso. Que no quería juegos. Que lo que pasaba entre ellos era de verdad. Que lo que hacían era real.

Crystals Of Love [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora