SEVEN

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Esperaba en el vestíbulo del hotel, miro el reloj y exhalo con irritación al posar de nuevo la mirada en la entrada del lujoso hotel. Tarde. Quizás había decidido no acudir a la cita.

Habría apostado lo que fuera a que iba a venir. Las joyas de su madre claramente significaban mucho para él, y aunque se hubiera comportado como un auténtico cabrón por chantajearlo con ir a cenar con él, no podía sentir ni una pizca de arrepentimiento. No si lo ayudaba a conseguir lo que quería.

Unas pocas horas en compañía de Gulf. Tenía una docena de preguntas listas y preparadas. Quería saber por qué no llevaba el collar. Quería saber si el tipo que se lo regaló había desaparecido del mapa. No cambiaba mucho sus planes si no hubiera cortado con él, pero sí que hacía las cosas mucho más fáciles si él tenía una relación con otro.

Diez para las ocho, Mew se enderezó y empezó a aceptar que no iba a venir. La decepción se adueñó de él; una sensación a la que no estaba acostumbrado. Pero si él pensaba que el plantón lo iba a disuadir, se equivocaba. Solo había enardecido su empeño. Estaba a punto de coger el teléfono para llamar a su chófer cuando Gulf entró precipitadamente por la puerta principal del hotel. Las mejillas las tenía rojas y el pelo despeinado, como si hubiera venido corriendo.

Cuando su mirada cayo en él, se paró a unos pocos metros mientras sus ojos se encontraban. Mew se estaba acercando a él cuándo, normalmente, nunca era el primero en dar el paso. La gente venía a él, no al contrario.

—Gulf —lo saludó.

—Siento llegar tarde —dijo el sin aliento.

-Estaba totalmente ocupado en lo que estaba haciendo y olvidé la hora por completo. Mew miró el bolso exageradamente grande que colgaba de su hombro. Luego lo miró a el, de la cabeza a los pies, memorizando cada detalle.

—No pasa nada.

-Nos guardarán la mesa —dijo Gulf–

–¿Quieres comer ya o prefieres tomar algo primero?– El hizo una mueca ante la situación.

—No suelo beber mucho. Es decir, no tengo nada en contra, y sí que bebo en algunas ocasiones, pero soy bastante especial y siempre bebo  las tonterías para mujeres. Pero sí que me gusta una copa de vino de vez en cuando. –Mew se rio entre dientes.

—Encajarías perfectamente con Turbo y Krist y su loca pandilla. –Gulf ladeó la cabeza.

—¿Quiénes son Turbo y Krist? –Alargó la mano para coger su brazo y lo guio hasta la entrada del restaurante.

—Krisy es el esposo de uno de mis socios, Singto, y es primo de mi otro socio, Kaownah. Turbo está comprometido con Turbo.

—Suena como a una gran familia feliz —murmuró.

—Algo así.

Llegaron a mesa que siempre estaba reservada para él, Singto o Kao cuando preferían comer aquí. Gulf se sentó frente a Mew, pero no se relajó por completo.

Gulf se acomodó en el borde de la silla y su mirada no dejó de mirar de derecha a izquierda y por detrás de Mew. Parecía nervioso como si estuviera buscando algo.

—¿Quieres vino? —le preguntó inmediatamente cuando el camarero apareció. El negó con la cabeza.

—No. Agua está bien. Gracias.

—Que sean dos —murmuró Mew al camarero.

—No dejes que te impida disfrutar de una copa de vino si eso es lo que prefieres —dijo—. Yo simplemente no quiero beber y tener que volver a casa luego. El alcohol me nubla bastante. Lo último que necesito es ir borracho en un taxi.

Crystals Of Love [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora