Capítulo 3

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La mañana siguiente me desperté con una resaca impresionante. La cabeza me daba vueltas y tenía ganas de devolver todo en mi estómago, aunque en realidad estuviese vacío.

Mi teléfono sonando casi me revienta la cabeza.

—¿Diga?—intenté ocultar mi estado.

—¡Cariño!—exclamó mi madre al otro lado de la línea.

Su voz fue como un estallido de bomba en mi oído.

—Hola, mamá. ¿Cómo están? ¿Tuvieron algún inconveniente?

—Ninguno, cariño. No te habíamos llamado porque salimos a recorrer la ciudad en cuanto llegamos. Londres es hermoso.

—Me lo imagino—debía serlo para venir de una mujer que creía que los mejores paisajes del mundo entero estaban en su mismo pueblo, al pie de la montaña.

—Pasaremos otros dos días aquí y después nos vamos a Dublín.

—Lo sé, leí el correo que me enviaste con su itinerario.

Mi madre es una fanática de tener todo organizado. Junto al refrigerador está pegada una lista de actividades que se deben realizar en la semana, y los horarios.

—En fin, cariño. Hoy iremos a un tour al Palacio de Buckingham. ¿Te imaginas que nos encontremos con Kate?

—Estoy bastante segura de que no viven en el Palacio de Buckingham, mamá—comenté.

—¿Podrías dejarme soñar?—replicó.

Reí.

Me levanté de la cama y caminé a la cocina, mientras escuchaba la voz de mi padre al otro lado de la línea. Se escuchaba lejana y no se entendía mucho, pero estaba segura de que quería saber si todavía tenía una casa a la cual volver en tres semanas.

—¡No voy a preguntarle eso a la niña, Thomas!—exclamó mi madre y me hizo reír.

—¿Qué dice?—pregunté.

Mi madre discutió brevemente con mi padre mientras yo me servía cereal en un plato hondo, pues ella se resistía a decirme lo que le pedía.

Al final, se rindió.

—Tu padre quiere saber si no has incendiado la casa—imaginé a mi madre poniendo los ojos en blanco.

—No, pero casi se inunda—bromeé... algo así.

—Eso es fantástico, querida—ignoró mi comentario, todo con tal de no retrasar su salida—. Nos tenemos que ir, ¡te llamamos luego!

Colgó.

Dejé mi teléfono a un lado después de tomar una cuchara y caminar hacia la isla de la cocina, donde comí mi cereal lentamente. Sinceramente no sé cómo es que tenía hambre después de la borrachera que me había puesto la noche anterior, pero así era.

Comí en bastante silencio.

Cuando terminé mi cereal lancé el plato dentro del lavaplatos y me fui al baño. Aún sentía que emanaba el olor que me había dejado la ducha con agua de lavaplatos del día anterior.

Salí de la ducha y miré el inicio de mi Instagram, con las fotos de mis amigos en lugares en los que yo debía estar. En cambio, estaba sentada en mi habitación de adolescente, la cual no había cambiado absolutamente nada desde que me fui.

Eso me dio la idea de deshacerme de muchas cosas que realmente no le hacían falta a mis padres, y mucho menos a mí.

Podía deshacerme de mis pósters de Maroon 5, pero definitivamente debía conservar los de Rachel McAdams. También podía donar mis libros a la biblioteca del pueblo, estaba segura de que no volvería a leer mi colección de novelas de Nicholas Sparks.

De Vuelta A Ti (Joe Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora