Capítulo 15

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La mañana del lunes me desperté sintiéndome pesada, producto del maldito colchón horriblemente viejo e incómodo, y del mal sueño que había tenido la noche anterior. Había pasado una mala noche, y el reflejo que me devolvía la mirada en el espejo lo hacía más evidente.

El colchón no había sido el único responsable de mi mal sueño, claro está, pero me esforcé toda la mañana intentando no pensar mucho en Joe, y en la conversación que habíamos tenido, en la que habíamos decidido ser amigos, tan solo un par de horas después de finalmente darme cuenta de que yo seguía enamorada de él.

Tibby se presentó en mi casa como a eso del mediodía, según ella porque quería pasar más tiempo juntas antes de que me fuera a finales de la próxima semana. Parte de mí le creyó cuando lo dijo, pero la otra sabía que me esperaba un extenso cuestionario, cuando Joe saliera a colación.

La cosa nunca se dio de forma natural, pues cada vez que el apellido Jonas, o el nombre de algún miembro, eran mencionados, yo me encargué de hacer que la conversación girara hacia otra parte. En un principio, lo hice sólo por molestarla, pero después de la décima vez que intentó sacar el tema de una forma que no resultara forzada, o casual, me rendí ante su mirada insistente.

Al final de cuentas, la pobre había llegado con hamburguesas y papitas fritas que preparó en la cocina de Shepard's.

—Adelante—dije finalmente—, pregunta lo que quieras.

Los ojos de Tibby se iluminaron cual árbol de navidad.

—¿De verdad?

—Sí.

—¿No es incómodo para ti? ¿No necesitas tiempo para pens...?

—Mi oferta expira en diez segundos si no...

—¡No, no, no!—se apresuró a decir—. Quiero respuestas, ¡por supuesto que sí! Pero no quiero hacerte sentir incó...

—Tres... dos...

—¡De acuerdo!

Desvió la mirada, buscando la forma correcta de formular la pregunta que quería hacer. Era importante para ella tener la pregunta correcta, que le diera la información precisa y necesaria.

—Sólo tengo dos preguntas—dijo—. La primera es... ¿Amigos? ¿Hablas en serio?—soltó Tibby finalmente—. Pasaste por todo esto las últimas...—consultó su reloj—... 52 horas, ¿para al final quedar como amigos?

—Esas fueron tres preguntas—intenté desviar el tema de forma inconsciente, aunque un poco intencional, porque, no voy a mentir, me sentí como una tonta después de eso. También algo patética, al seguir enamorada de alguien que había seguido adelante hace mucho tiempo.

—Beth...

Me encogí de hombros y suspiré.

—¿Qué quieres que te diga? Él fue quien lo sugirió.

—Pudiste haberle dicho que todavía lo quieres—se apresuró a decir.

—No creo que eso ayudara mucho.

—Bueno, después de que te auto-enviaste a la zona de amigos, claro que no—dijo con ironía.

—No me auto-envié a la zona de amigos.

—¡Lo hiciste al no hablar de tus sentimientos!—parecía más alterada que yo al respecto.

—Primero tenía que aclarar esos sentimientos, ¿no crees?

Tibby suspiró.

—Sí, tal vez.

—Además, ¡relájate! No es como si fuéramos a regresar o algo por el estilo—puse los ojos en blanco—. Creo que es bueno que me dejara claro que sólo debemos ser amigos, porque yo sólo estoy de paso. No puedo esperar a regresar a San Francisco y dejar atrás todo esto—aquello había sido lo último que había pensado la noche anterior antes de dormir.

De Vuelta A Ti (Joe Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora