Capítulo 12

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Estaba atónita con la declaración que me acababa de dar Tibby, aunque no lo suficiente.

Sabía, en mi interior, que no cualquier persona de por aquí se metería en un matrimonio así como así. El pueblo entero habló de Joe y Heather durante mucho tiempo, tachandola a ella de zorra y oportunista, y a él de imbécil. Hablaron de mí, catalogándome como una víctima, y comenzaron a referirse a mí como ''la pobre Beth''.

Cualquier persona que hubiese vivido en Piedmont el tiempo suficiente, tendría que estar fuera de su juicio para querer ser el blanco de críticas como lo fueron Joe y Heather en su tiempo.

Pero esa información no llegó a oídos de la joven y bella profesora de Literatura, Audrey Schmidt, quien se había mudado desde Chicago, huyendo de quién-sabe-qué, a vivir tranquila en un pequeño y pintoresco pueblito en Montana (según me había contado Tibby, en susurros). Tenía sentido para mí que una persona extraña al pueblo se involucrara en dicho escándalo.

—Pero, ¿cómo están tan seguros de que tienen una relación?—pregunté, con una ligera duda en mi interior.

Joe había demostrado ser muchas cosas, pero no un infiel. Además, Heather nunca fue de mi agrado, pero eso no quería decir que esperaba que el karma actuara de manera tan cruel con ella. Aunque, como diría mi mamá: siempre cosechas lo que siembras.

—No lo sé—se encogió de hombros—, todo comenzó con alguien viendo a Joe entrar a casa de Audrey muy temprano por la tarde, y saliendo muy tarde por la noche. Pudo haber sido un hecho aislado, pero un par de días después ocurrió el incidente de la camioneta, y la gente fue atando cabos.

—¿Y por qué no me contaste eso antes?

Tibby volvió a encogerse de hombros.

—Creí que no estabas interesada en saber de Joe...

—¡Por supuesto que sí!—exclamé casi en un grito, cosa que llamó la atención de más de uno.

Audrey y Joe me miraron extrañados durante unos segundos, y ella fue la primera en apartar la vista en cuanto les sonreí a manera de disculpa. Joe tardó unos segundos más en hacerlo, mirándome con una ceja alzada y un poco de curiosidad.

Miré de nuevo a Tibby, quien no dejaba de observarme con los brazos cruzados, las cejas enarcadas y golpeando el suelo en repetidas ocasiones con su diminuto pie.

Era la primera vez que admitía querer saber algo de Joe, y ella estaba feliz con eso.

—¿Qué pasó con la Beth que decía que no le interesaba saber sobre su ex?—preguntó con una sonrisa ligeramente diabólica.

—Salió por la ventana cuando mencionaste su divorcio—fui lo más honesta que pude, sin revelar detalles que pudieran malinterpretarse.

—¿Por eso saliste corriendo al bar de Beau en cuanto me fui la otra noche?—ahí estaba otra vez esa sonrisa.

Demonios.

—Pues sí—continué siendo honesta, por alguna razón—. Quiero decir, Joe y yo fuimos algo grande, y cuando se casó con Heather... esperé que realmente le fuera bien. Pero aquí estoy de vuelta, casi cuatro años después y...—miré a Joe y Audrey, Tibby hizo lo mismo al tiempo que descruzaba sus brazos.

Era la primera vez que realmente era honesta con Tibby respecto a Joe, era cierto. Pero también era la primera vez que era honesta conmigo misma.

Cuando volví prematuramente a San Francisco, motivo de la boda de Joe, recuerdo haber subido al avión y pensar que las cosas debían ser así. Ambos debíamos seguir adelante, él con su familia y yo por mi cuenta, tal como lo habíamos hablado aquella última vez. Ahora me enteraba que había vuelto a romper otra de sus promesas, y aquello me había molestado hasta lo más profundo, porque había sido la última que nos habíamos hecho el uno al otro.

De Vuelta A Ti (Joe Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora