36- bella y sensual.

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Llego a casa y encuentro todo muy tranquilo. Dejo mi bolso en la mesa y me acerco a la puerta de Zoe. Escucho voces, creo que están ahí.

Mejor los dejo para que sigan amandose, y yo solita, como siempre.

Bueno, al menos la pasé bien.

Steven me había llevado a su trabajo, y me despedí con un beso en su mejilla. Lo noté tenso, pero era mejor así.

—Y no apagues el teléfono —me recordó por varias veces y ésa fue la última, no quería quedarse plantado.

Igual lo hubiese hecho, pero en verdad quería salir y despejar la mente.

Miro el reloj, la siete de la noche. Una jodida hora para que venga. Reviso mi teléfono, ha vuelto añadirme.

Sonrío como una tonta.

Ha parado de llover y la noche se ve despejada. Al fin, me gustan los días de lluvia pero cuando estoy sola y triste.  Se asemeja a mi llanto.

Pero prefiero que llueva, mientras hago el amor. 

Imaginarlo, me tienta.

...

Me desnudo y recibo una llamada, iba a ignorarla pero al mirar mi teléfono compruebo que era él. Me asusto enseguida.

Tengo temor de que me diga que no podrá salir conmigo.

Y contesto.

—¿Si?

—Karen... —hace un silencio—. ¿No tienes problemas en que vez de hacer los planes de antes, me acompañes a una fiesta de un compañero? Es que Amelie se enojó muchísimo y pues le dije que fuéramos para que no se sintiera mal, y dijo que no, que tenía mejores planes, ya sabes, me mando al infierno, o sea contigo y...

—Steven —le interrumpo porque lo noto muy nervioso—. Calmate. ¿Que clase de fiesta es?

—Es que se me había olvidado que hoy en la noche mi compañero tiene una fiesta por su cumpleaños, y pues le había prometido ir. Es en su casa, en la piscina.

—¿Piscina? —pregunto calmada.

—No tienes porque entrar en ella, si no quieres...

Hago recuerdo de cual fue el momento en nuestro me metí en una piscina. Y no no encuentro momentos más que cuando practicaba natación. Ni siquiera he usado un bikini bonito, hasta tendría que revisar si tengo alguno.

—¿Por qué no? Suena divertido. Si hay alcohol y comida, todo bien.

—¿De verdad? Pensé que te enojarías...

—No soy tu novia, soy tu amiga.  Así que está bien, ¿a que hora vienes por mi?

Parece analizar por su silencio.

—Una hora y media, creo...

—Bien, veré que bikinis tengo. Nunca suelo usarlo.

—No te pongas nada provocativo. Digo, es que... Bueno, no algo que se te vea los pezones.

Giro los ojos y sonrío.

—Ya señor celoso, yo me pongo lo que quiera. No tienes que preocuparte por mi.

—Karen... Sabes a lo que me refiero.

Suspiro.

—Cálmate, no eres mi papá. Hablamos al rato.

Le cuelgo y me río como una loca, estará más celoso cuando me vea más provocativa y todos sus amigos me admiren y me deseen.

Uy, éste cambio de planes me tienta mucho.  Suena a algo excitante, aunque no sea con él, pero me divertiré viendo su cara de idiota.

La DiablaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora