24- pensar lejos

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Lean de nuevo, chicas. Que edité mal.

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Me fui más temprano que Zoe, la dejé sola cambiándose para ir a su fiesta con su novio.

Ni siquiera quería verlo. Toda la noche y el día me la pasé culpandome por sentirme una mierda cuando estoy a su lado. Me vuelvo gelatina, sin tocarme me pone a temblar y si me toca me hace mojar. ¡Carajo! Ese chico remueve todo lo que nadie pudo remover en mi.

Esa cosa llamada "sentimiento de mierda" Me sentía mejor cuando no sentía eso.

Jersón pasa por mi en su auto, subo y me pongo el cinturón de seguridad.

—¿Te pasa algo? —inquiere y le mira confundida.

—No, ¿por qué?

Niega riendo.

—Entraste como don Juan por su casa, como que dormimos juntos.

Ya entiendo.

—Ah, ¿es que no te he dado un besito?

Asiente. 

Me acerco y le doy un corto beso. Sonríe.

—¿Así?

Asiente.

—No te vayas acostumbrar, no soy cursi.

—Lo sé, tampoco una mujer que le guste algo serio.

Frunzo el ceño. Ojalá no se vaya a enamorar de mi. No quiero hacerlo sufrir.

—Lo bueno es que lo sabes.

No dice nada, instuyo que se ha sentido mal por eso o no quiere hablar del tema. 

Me recargo en el asiento y mientras maneja miro por el cristal, pensando en toda las estupideces que salen de mi boca, que cuando quiero decir que no, mi corazón habla por mi.

Pensé que no tenía un corazón, pensé que estaba muerta en vida, que toda mi vida sería feliz haciendo lo que hago, pero cada vez me siento más sola, y puedo tener a quién quiera a mi lado, excepto al que en verdad quiero a mi lado.

Quisiera mentirme a mi misma y decir que no siento nada, que soy un monstruo, que no puedo amar o querer, pero no es así, cada vez ese monstruo que vive en mi se va muriendo y va renaciendo la mujer que no quise ser.

Jersón se estaciona en un restaurante para cenar, al salir me toma del brazo para no sentirse solo, en realidad se ve algo raro entrar en pareja y separados.  Pero no vine vestida para un restaurante elegante, debió avisar. Estoy vestida como una ramera barata.

Llevo puesto un vestido de manga larga y negro, unos botines altos de tacones, medias ajustada al encaje y con mis pulseras y brazaletes satánicos. ¿Qué decir de mis tatuajes y piercing por doquier?

No me he puesto los piercing de mis pezones desde hace más de un mes, ya que debo comprar otros y buscar el momento de hacerlo.  Sólo tengo el de mi nariz, parte de mi labio, orejas y la ceja derecha.

—Debiste avisarme que me traerías a un lugar tan refinado, si te das cuentas no estoy vestida así la ocasión. Y no es que me importe lo que piensen,  es que me sentiré incómoda con tantas miradas sobre mi.  Me gusta llamar la atención pero cuando soy la mejor vestida, la más perra.

Sonrío y hace lo mismo.

—Lo siento, se me olvidó decirlo, pero te ves hermosa y no importa lo que piensen.  Me gusta y eso es importante.

La DiablaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora