9- la tentación de Karen

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Capítulo +18 explícito.  

...

Complacer los actos más impuros de su cuerpo y corromper deliciosamente esos pensamientos que lo instó  a pecar en el momento preciso que entre sus piernas se le asomó una dura y potente erección,  e imaginar cómo su hermoso instrumento hace música con mi lengua mientras que mis pensamientos me lleven a otro nivel de maldad, me lleva a cometer los males más prohibido de la bíblia.  Y un mal que voy a disfrutar gimiendo el nombre de su creador y burlándome de demostrar que hasta el más santo puede caer ante la tentación del demonio.

Estoy encomendada por mi misma para tentarlo, para deleitarme sumergiéndome entre el abismo de sus placeres prohibidos. ¡Oh padre! Siento que usted quiere sentirme pero también tiene miedo de que yo pueda causarle algún daño cuando mis intenciones con usted han sido puramente sexuales.

Perdone padrecito si le he ofendido con mi atrevimiento, pero le invito cordialmente a que me permita arrodillarme y  hacerle un oral muy profundo que  que me quite los pecados que haya cometido sin necesidad de arrepentirme.

Desde aquel encuentro en su oficina mi querido padre ha estado evitándome, ya no quiere dar clases porque no quiere verme, es que lo sé, con solo verme tendrá una erección. Pero acordamos que yo iría a su biblioteca para leer y tiene que cumplirme.

Pero cómo soy buena samaritana, un alma pura y libre de pecado, le he dejado una semana libre de mi presencia para que tuviese tiempo de arrepentirse por desobedecer a su Dios y a los mandamientos.  En esta semana estoy segura que mi padrecito ha estado orando todas las noches y suplicando clemencia para que no le condenen por pecador.

Pero ya suficiente tiempo para él y para mi, pues cada noche me lo he imaginado en una pose muy cómoda: yo encima suyo haciéndole un exorcismo para sacarle esos pensamientos malditos que lo condenan en mi cuerpo eternamente.

Así que los próximos días me puse a tentarlo, entraba en su oficina tomando la escalera que se sostiene al stand de libros y subiendo mi falda un poco mientras él me ignoraba sentado en la silla y leyendo unos versículos que lo ayudaran a soportar la tentación.

Llevaba unos anteojos que le quedaban chulisimo. Parecía un profesor a punto de tener sexo pornografico con su alumna.

Sonreí ante eso mientras terminaba de subir la falda dejando mi trasero a su vista. Y le pedía que me ayudara pero al cada vez que levantaba su vista tragaba profundamente y decía:

—No voy ayudarte porque sé lo que intentas hacer, Karen.

—Padre, no sea malito. Venga que me caigo.

Fingí que me iba a caer con todo y grito y corrió hacía mi, mirada quedó clavada en mi culo y miré lo rojo que se había puesto.

No llevaba braga.

Separé un poco las piernas y me bajé alcanzando su hombro y lanzándome a su cuerpo. Ambos quedamos abrazados y pezones se endurecieron al instante de sentir su pecho contra el mío.

Mi intención fue claramente tentarlo y hacer que no soporte la tentación y termine entregándose a mi.

Pero pudo soportarlo separándose y diciendo que no volvería a caer en los juegos. Que era suficiente.

Pero al día siguiente volví y me dijo:

—Quiero que te vayas, tendré que explicarle todo a la hermana Maria y estoy seguro que ella me ayudará.

Me río a carcajadas.

—Así como ella ayudó al difunto violador que todos consagraban como un padre bueno.

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