Capítulo 3 -Ahogado en un vaso de agua-

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Sin más, me dirigí hacia el aula junto a Hagakure, el cual me daba apoyo moral y me decía que todo estaría bien, no sabía cómo sentirme ¿se suponía que debía limitarme a ser un sumiso que acata ordenes? , yo no quería eso para mí, desde pequeño quería lograr cosas grandes y ahora no estoy seguro de poder lograr eso. No digo que ser omega este mal, pero ahora me siento más inseguro que antes, como si cada paso que diera fuera peligroso y tuviera el riesgo de caer en cualquier momento, no me sentía a salvo y eso era algo que me disgustaba completamente, la idea no me hacía gracia. Tampoco quería depender de alguien, ese no era yo, no tenía a nadie a quien realmente pedirle un consejo, ya que no poseía esa confianza como para hacerlo... cada vez me sentía más desesperado por la situación, me sentía ...¿solo?... tal vez. No sabía qué hacer y solo quería llorar, regresar a mi casa y ocultarme bajo las sabanas, solo quería que este fuese un mal sueño.

De la nada siento como una mano me toma por las muñecas y me llevan a lo que parece ser el baño, lo cual me trae a la realidad al sentir un cálido abrazo, era Hagakure el que me estaba abrazando, no quería llorar en frente de un desconocido, pero unas cuantas lagrimas escaparon hacia mis mejillas, no aguante más y empecé llorar en silencio, con la mirada perdida en la pared.

-Mira, sé que no nos conocemos, pero no soporto ver a la gente llorar y siento que necesitas ayuda, sé que no me contaras bien el por qué estas llorando, pero estoy aquí ¿ok? Y no me iré hasta que te calmes.

Sorprendido Yo solo lo abrazó de vuelta y le di las gracias, no era lo más correcto pero necesitaba ese abrazo.

Después de conseguir calmarme decidimos regresar a clase, el profesor nos dio un pequeño regaño, pero con suerte nos dejó entrar a clase, antes de seguir hacia el aula le di las gracias a Hagakure y ambos nos dirigimos a nuestros puestos.

-¡Naegi ¡ ¿Qué te paso? ¿Estabas llorando? Tienes la nariz roja.

-No es nada Asahina, solo me cai y me golpee la nariz, por eso esta así.

-hmmmm vaaale-dijo sin cara de creerme mucho.

- y...... ¿Qué eres?

- ...Omega...

- ¿Quieres hablar del tema?

- No realmente, pero gracias por la preocupación chihiro.

Poco después chihiro recibió un llamado el cual tuvo que acudir, me quede hablando con Asahina sobre muchas cosas. Ninguno de los dos quería hablar del tema por lo que no lo tocamos más, al final resulto que chihiro era Gamma y que a ella no le tocaba mudarse de edificio, mientras que Asahina y a mi si, el profesor nos avisó que podríamos retirarnos a mitad de la jornada para trasladar nuestras cosas, así que después del primer receso y un par de clases podríamos irnos.

Al llegar el receso Hagakure se acercó hacia donde estábamos y nos preguntó si podría pasar el receso con nosotros, no le vimos problema y dijimos que sí, aun me encontraba triste pero por ningún motivo dejaría dañar el ambiente, por lo que deje eso de lado por ahora. Al final pasamos el receso entre risas y buenas historias, Asahina trajo unas deliciosas donas donde todos compartíamos de ellas escuchando a Hagakure contar sobre las asombrosas aventuras que paso con su hermana, al parecer era una chica muy activa y graciosa, más tarde chihiro sugirió salir el fin de semana a un parque de diversiones que quedaba cerca para divertirnos un rato, a lo que todos aceptamos, debo admitir que al regresar a clases me sentía mejor, pero esa pequeña espina de inconformidad y auto rechazo seguía hay, tan dentro de mí que duele.

Pasamos a la clase de matemáticas con el profesor Kazuichi y fue realmente agradable, al salir fui directo a mi cuarto para recoger mis cosas, no estaba tan mal como antes pero Asahina decía que emitía un olor a tristeza, asi que ofreció ayudarme pero rechace su oferta, aun no sabía cómo lograba saber a qué se debía cada olor que emitía, pero yo también lo había notado en otras personas, supongo que son de esas cosas que simplemente llegas a saber pero que no le encuentras explicación alguna del por qué.

Sin ganas empaque las pocas cosas que estaban por fuera y me dirigí a mi nuevo cuarto. De nuevo estaba el chico rubio mirándome, pero esta vez no le di importancia ya que estaba demasiado ocupado sintiéndome miserable por ser ten débil como para dejarme afectar algo asi, lo que más me molestaba de todo esto era el hecho de que podía salir adelante y seguir mi vida, pero no, me estaba ahogando en un vaso de agua, aun sabiendo esto, me seguía sintiendo mal y miserable, decidí salir del cuarto sin cruzar ninguna palabra con el chico rubio.

Al llegar al nuevo edifico, me topé con Asahina, resulta que nuestros cuartos estaban en el séptimo piso, a unos 5 cuartos de distancia, me sorprendí bastante, ella dijo que nos podíamos ver más seguido y sugirió que no la llamara tan formal, entonces sugerí llamarla "Hina", a lo que ella asintió satisfecha, también dijo que si terminaba antes podía venir a ayudarme, lo cual acepte esta vez con una sonrisa.

Después de unas cuantas horas Asahina ya estaba en mi cuarto ayudándome con mis cosas, es una chica bastante ágil a decir verdad, ese tiempo fue para conocernos un poco mejor, me dijo que ella y chihiro eran amigas de infancia y siempre estaban juntas, que mientras chihiro era una genio en las computadoras, ella prefería los deportes especialmente la natación, razón principal por la cual estaba aquí, yo le conté que ingrese a Kibougamine por el sorteo que se realiza anualmente y que acepte la solicitud ya que me daba la oportunidad de  lograr grandes cosas y cumplir metas para mi vida. Seguimos ordenando y al terminar fuimos al comedor por algo de comer, nos quedamos platicando un poco y siendo inevitable salió a flote el tema del género secundario.

-Sé que no te sientes cómodo por ser un omega Naegi, pero tal vez no sea tan malo como parece.

-Lo se Hina, pero todo esto es tan repentino que me hace sentir cosas que no son muy agradables. Siendo honesto el problema no es ser omega, es como lo estoy tomando yo, como si fuera un niño pequeño que al ver que las cosas se están poniendo difíciles desea huir de los problemas y nunca afrontarles...tengo miedo... de caer y no poderme levantar frente a esta situación.

-Sé que te sientes agobiado en este momento, pero no está mal sentirse asi, tú debes de ver que no solo hay una forma de poder seguir adelante, si decides devolverte no significa que te estés rindiendo, es tu decisión donde puedes mirar a tu alrededor y darte cuenta que hay más de un camino por el que ir, si no te gusta el que tienes en frente siempre puedes devolverte a casa hoy y regresar mañana a intentarlo de nuevo, es cuestión de ver las cosas con otros ojos, Naegi, ser débil no es nuestra primera ni única opción, cada persona es débil pero esa debilidad nos puede fortalecer más de lo que piensas, no te rindas mira hacia adelante, no tengas miedo ,nunca estarás solo en afrontar este camino.

Al decir esto me sonrió de una forma cálida, la cual estremeció mi corazón de tranquilidad y seguridad llenándome de fuerza para poder afrontar cualquier problema, luego observo la hora y se despidió ya que tenía un compromiso con Chihiro, nos despedimos y yo me quedé pensando en todo lo que me dijo Hina, que no está mal sentirme asi, pero ahora es tiempo de intentar levantarme y ver que este nuevo estilo de vida no esta tan mal.

Después de terminar de comer, decidí regresar a mi habitación, pero al salir y pasar por el jardín que se dirigía a mi edificio me volví a encontrar con aquel chico, ¿es que acaso tiene un radar para encontrarme o qué? Al final decidí saludarlo, no estaría mal saber su nombre ¿no?

-¡Hola!- con esto solo logre recibir una mirada irritada de su parte seguido de un silencio un poco incómodo.

-Yo eh, me llamo Makoto Naegi.

- Lo siento, pero no tengo tiempo para hablar con personas como tú, y ya te lo dije una vez, quítate, estorbas.

Al decir eso, me hizo a un lado y se fue de ahí con un aire petulante ¡pero que grosero! yo solo le quería saludar. Supongo que esta de mal humor o algo por el estilo. Con un poco de decepción en mi rostro camine hacia mi cuarto, me puse pijama y me fui a dormir.

El aroma del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora