Capítulo 7 -Tormento-

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Naegi miraba a la nada mientras terminaba su cigarrillo, seguir adelante ¿eh? El estaba mas que seguro de que su camino hacia adelante estaba lleno de rocas y ¿para qué mentir? Seguía con miedo.

De repente el celular de ambos avisa que una nueva notificación ha llegado, es un mensaje de Asahina avisando que ya tienen el desayuno y que se dirijan rápido a la cafetería antes de que se enfrié y ya no queden más donas. Ambos se ríen ante el ultimo detalle de su amiga ya que, si por ella fuera se comería todas las cajas de donas de la escuela sin remordimiento alguno, aunque Hagakure no se fijo la risa de Makoto era algo fingida y sin gracia.

Naegi se levanta junto a Hagakure pero antes de que el moreno pudiera reaccionar, el mas bajo ya se encontraba corriendo directo a la cafetería.

-¡Si llegas último no te dejaré donas!- Naegi lo sabía, no estaba en el mejor estado mental pero se esforzaría por cambiar eso, y bueno ¿Cuál es su manera de afrontar las cosas cuando todo esta mal? Intentando sonreír y pretender que todo sigue bien, con todas sus fuerzas se dedicaría a creer en que aun tenia esperanzas, que aun estaba en su derecho de reclamar aquella oportunidad de lograr sus sueños y tener un futuro mejor; Era principalmente eso lo que le abrumaba, paso años y años intentado crear un plan, una estrategia que seguir para llegar tan alto como uno pudiera imaginar, tantas noches desesperado por encontrar respuestas a las preguntas que abrumaban su cabeza, respuestas que nunca llegaron, autoestima que decayó con el paso del tiempo, su seguridad en si mismo cayó en picada desde que descubrió que era un omega porque algo dentro de él le decía que eso haría de su vida un total infierno, si, se negaba a creer en eso porque era una idiotez, pero tal vez y solo tal vez, esa pequeña voz en su subconsciente tuviera razón y su existencia no era mas que una cosa insignificante destinada al fracaso y eventualmente a algo peor. Pero como siempre, el se negaba a aceptar esos oscuros pensamientos.

Makoto siempre fue una montaña rusa de emociones, cuando era niño se fascinaba por cosas nimias y eventos triviales por que todo a su alrededor le parecía una maravilla, pero si había algo que Naegi podría quedarse mirando durante horas y nunca aburrirse eran las flores, su madre tenía un pequeño jardín en el patio trasero, desde que tenía memoria ayudaba a su madre a sembrar todo tipo flores y arbustos, aprendió de sus significados y lo maravilloso que podía ser un jardín repleto de plantas. Al final terminó cuidándolo más el que ella, en su pequeña casa del árbol tenia una vista perfecta de todo el jardín que el mismo fue construyendo durante años, cada vez que llegaba de la guardería a casa se dedicaba a regar las plantas con ayuda de su madre, ese jardín era como su hogar, un refugio en el cual esconderse del mal y peligro que acechaba afuera, pero el pequeño y tierno Makoto no tenia idea de lo que significaban tales palabras; no hasta que llego a primaria por lo menos.

Cuando Naegi Llego a primaria todo marchaba viento en popa, sus compañeros eran muy "amigables" y tenia muchos "amigos" claro, hasta que un día en clase de arte tuvieron que hacer un dibujo de su lugar favorito para colgarlo en el pizarrón, El pequeño castaño no tuvo que pensarlo dos veces e hizo su mejor intento por recrear lo mejor posible aquel lugar que le transmitía tanta paz, su pequeño y adorado jardín; no era la mejor obra claro, aun era un nuño después de todo pero, aun así, en su opinión había quedado hermoso, había sido el ultimo en terminar y le entrego su dibujo a la maestra para que esta lo colgara en el pizarrón e irse a su recreo, pero no contaba con que su compañero de puesto le arrebatara el dibujo y comenzara a burlarse de el con sus amigos, el niño no sabia que estaba mal así que se rio un poco también pero paro de inmediato al ver como su trabajo era destrozado por aquel niño, sus palabras aun estaban gravadas en su memoria.

"se supone que las flores son para niñas, tal vez tu también seas una, vamos- expreso con burla y veneno en su voz- ¿Por qué no mejor vas y juegas con muñecas? Tal vez así tengas más en claro cuál es tu posición aquí"

Naegi salió corriendo y se encerró en el baño a llorar, era un niño después de todo, pero claro que no creyó que aquellos a los que consideraba sus amigos lo siguieran hasta el baño y le gritaran todas sus burlas a través de la puerta hasta que sonó la campana.

Las semanas pasaban y las burlas no cesaban, el pobre chiquillo tenia miedo a decir algo y terminar peor de lo que estaba así que guardo el secreto durante toda la primaria; al iniciar la secundaria pensó que las cosas serian diferentes ya que era borrón y cuenta nueva, estaba dispuesto a empezar desde cero y ocultar lo que mejor pudiera su pasado, pero claro que la suerte de Makoto nunca fue buena, resulta y pasa que quedo en la misma secundaria que su grupo de acosadores, quería que la tierra lo tragara en esas tardes de educación física donde tenia que compartir vestidor con ellos y soportar sus burlas machistas y sim gracia, lo único que podía hacer era callar y seguir adelante como lo había hecho durante sus últimos años, tragándose el dolor y con el autoestima por el suelo.

Nunca dejo de cuidar su jardín, a pesar de todo seguía siendo su refugio, aquella casa del árbol fue cambiada por la ventana de su cuarto la cual fue testigo de todas aquellas noches de depresión y tormentos, no fue hasta su casi último año de secundaria que cayó la gota que colmó el vaso, una tarde en la que tenían educación física Naegi muy a su pesar tenia que entrar a la ducha con todos los demás, el siempre era el que usaba la ducha del fondo y salía al ultimo para no toparse con aquellos chicos que se habían encargado de arruinar su reputación en la escuela haciéndolo quedar como "marica" y "gay" ya tenía suficiente con escuchar esas palabras todo el día en clase para tener que soportarlas también en los descansos recibiendo notas de desprecio y muchos Smoothies en la cabeza, cuando salió de la ducha se dio cuenta de que toda su ropa había desaparecido y que en su lugar había un uniforme femenino. Incluyendo la ropa interior, ni de loco saldría de ahí vestido de esa forma, pero tampoco planeaba salir desnudo o con solo una toalla, después de todo tendría que salir a la calle así y eso seria el doble de humillante, espero durante una hora y media para asegurarse de que no hubiese nadie rondando por los pasillos para poder salir con esa ropa y llegar a su casa, ya se inventaría algo para no preocupar a su familia, la falda era increíblemente corta, mas de lo que suelen usar En el colegio, tenía frio pero era lo único que tenía así que decidió apurar el paso, casi en la salida se dio cuenta de que un grupo de chicos estaban detrás de el pero cuando quiso huir era muy tarde, los chicos lo acorralaron y sacaron fotos de el desde todas los ángulos posibles, lo golpearon y lo dejaron ahí tirado en el piso llorando con un gran "marica" escrito en un post it pegado a su frente.

Al llegar a casa sus padres pegaron el grito en el cielo y Komaru no pudo aguantar las lagrimas al ver a su hermano así, al día siguiente todos fueron a hablar con el director para cambiar al chico de escuela, después de todo los muy malditos habían pegado las imágenes del pobre chico en todas las paredes de la institución, Naegi ya no podía seguir ahí, sus padres le dieron todo el apoyo que pudieron y Komaru tenia una amiga cuya madre era una buena psicóloga, por lo que decidieron probar a ver como reaccionaba Naegi con terapia, sorprendentemente el cambio en el chico al cambiar de escuela fue mas que bueno, ese mismo año dejo de tomar los medicamentos para la depresión y empezó a tener una mejor vida, claro que seguía con traumas e inseguridades pero ya no era tan grave como al principio de sus secciones, para Naegi era como ver la luz al final del túnel

Era mas que nada por eso que decidió participar en el concurso para ingresar a tan prestigiosa escuela, quería probarse a si mismo que era mas que suficiente, que todo el esfuerzo y dedicación que mostraba en su jardín lo podía mostrar en algo más, quería superarse y sentirse mejor consigo mismo, y valla que iba de maravilla, hasta que le dieron la noticia de que era un omega ¡claro que si! El mundo tenia que encargarse de hacerlo sentirse cada vez peor de lo que lo hacia el día anterior, ¿Por qué tenia que ofrecerle una salida para luego cerrarla casi por completo? La verdad es que no lo sabia y ya estaba cansado de eso, se ser el inútil que no sirve para nada.

Ni siquiera se dio cuenta de cuando dejo a Hagakure atrás, o de cuando se desvió de la cafetería a su cuarto, y no fue hasta llegar que se dio la libertad de sentarse en una esquina y llorar de nuevo como no la hacia dese hace un año.

Pará Naegi la vida era un real tormento.

El aroma del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora