Capítulo 10-Como en casa-

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El tiempo no pasaba tan rápido como los chicos querían que lo hiciera, Los tres se sentaron en la parte de atrás, Makoto estaba en medio de las dos chicas, Intentaba no pensar mucho en lo que podía pasar, pero cuando Aoi dijo aquello de "¿Qué podría salir mal?" algo en su interior grito que todo saldría mal, es como cuando dices ¿Qué sigue?, siempre que se dice algo así la situación por mas buena que parezca termina dando un giro inesperado y no precisamente para bien, El omega no estaba bien, eso no era ningún secreto, pero no es como si sus compañeras estuvieran en un estado mejor que el suyo, aunque Aoi intentara ocultarlo con un rostro tranquilo y una sonrisa serena su cuerpo decía lo contrario estando tenso y con un movimiento errático en la pierna derecha, por parte de Chihiro, bueno ella miraba al piso y decía cosas inaudibles, lo poco que el castaño pudo entender de aquellos susurros desenfrenados fueron palabras como "todo lo que hice no valió la pena" o "sigo siendo la misma basura" no se conocían mucho pero igualmente era su amiga y estaba preocupado por ella.

Después de lo que pareció ser una hora (demasiado eterna para su gusto) pararon en frente de un laboratorio, era grande y de un blanco que profesaba ser tan puro y hermoso que hasta daba miedo mirarlo, y con el brillo del sol parecía iluminarse como un jodido diamante. Era como estar en frente de un templo sagrado e intocable, ese edificio imponía, imponía respeto y se notaba que solo la gente más capacitada para el trabajo estaba ahí. El profesor no los dejo seguir mirando nada más y los guio hacia la recepción, el pobre hombre tampoco se veía mas calmado que sus estudiantes, era un secreto a voces que el profesor Hajime era una omega pero no se había confirmado nada al respecto, realmente lo único confirmado era que gran parte de la academia eran alfas o deltas, eso empezaba a ser intimidante, mas que nada por el hecho de que esas personas empezaban a ser algo rudas y bruscas, todos empezaban a tener verdadero temor.

Salieron a lo que parecía ser una conexión entre un edificio y otro, era como un largo pasillo de cristal, al llegar a la puerta se podía apreciar la letra griega Ω en un pequeño letrero al lado de esta, todos entraron y vieron un caos por todo lados, gente corriendo de aquí a allá con prisa, pero había un olor en particular que los hizo estremecer, era dulce, en exceso, pero resultaba jodidamente sexy, la mayoría se sonrojo y otros atinaron a mirar al piso, Naegi se sentía extrañamente caliente, pero lo mas extraño es que solo un nombre pasaba por su cabeza en ese momento...

Había algo en su mente que gritaba alfa, se sentía muy raro pero era controlable, sentía que si no se alejaba de ahí empezaría a desprender el mismo olor y eso seria vergonzoso, una enfermera anoto rápidamente algo en su carpeta y se los llevo de allí hacia una sala donde los volvieron a dividir en grupos, harían rotaciones por todo el establecimiento realizándose diferentes tipos de pruebas, esta vez el pobre Makoto quedo solo junto a Maizono la cual lo miraba con compresión y algo de envidia, a la chica casi se le sale un pulmón al saber que era Gama, su carrera fue puesta en peligro por ello, pero su manager por suerte lo supo manejar, el caso es que ambos chicos quedaron juntos y hablaron un poco mientras esperaban a que las pruebas se completaran, primero pasaron por un lugar lleno de mujeres con batas de hospital. Lo curioso es que todas eran chicas con aromas dulces y un poco melosos, al salir de ahí se les dio un formulario para describir su experiencia en la prueba, no fue nada raro y la mayoría escribieron que se sentían cómodos o como si estuvieran a salvo, era un extraño sentimiento de tranquilidad el que los inundaba al estar ahí dentro, más tarde pasaron a una sala para tener una ecografía, las personas encargadas de ello lucían sorprendidas, mientras más personas pasaban más pálidos se ponían, pero nadie entendía por qué.

El día paso entre pruebas y cuestionarios, el único momento que se les dejo libre fue para comer algo y lo peor es que ni siquiera fue media hora, pero lo apreciaban, un descanso nunca viene mal ¿verdad? Se les aviso que se tendría que hacer una última prueba y podrían volver a la academia sin problemas, la mayoría estaban felices por poder salir de aquel embrollo rápido así que esperaron a que los llevaran a la siguiente sala, en esta habían varios alfas y deltas, todos con diferentes aromas que causaban diferentes sensaciones en las personas que estaban ahí, algunas eran de repulsión y otras parecían atraídas como abejas por la miel, esta prueba era diferente a las demás ya que en frente de cada "sujeto de muestra" había un doctor o enfermera que llevaba un informe para anotar las reacciones de cada persona.

El aroma del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora