— Trevor... Hey Trevor... Despierta ya...
De a poco sintió que la vida le volvía al cuerpo, las extremidades le pesaban y le estaba costando moverse, pero sin duda estaba recuperando la conciencia.
¿Por qué está haciendo tanto frío? Fue lo primero que pensó.
Levantó un brazo y enseguida se llevó la mano a la cara, se frotó un ojo con el índice.
Levantarse del suelo se estaba volviendo un desafío, abrió los ojos pero la oscuridad lo cegó.
— Hey Trevor — Volvió a escuchar.
— ¿Ah?
— Eso es, lo haces bien... Déjame ayudarte.
Su vista iba acostumbrándose a la oscuridad mientras sentía que lo tomaban del brazo para ayudarlo a pararse.
— ¿Jermaine? — Preguntó Trevor dudando de si mismo.
— ¿A quien más esperabas?
Trevor resopló.
— ¡Genial! Me morí... Estoy muerto... ¿Estoy muerto?
— Claro que no, solo necesito hablar contigo.
— Déjame adivinar... Isla...
— Que listo.
— Lo intenté pero ella no escucha ni entiende nada, ya deberías saber cómo es.
— Lo sé, la conozco muy bien.
Trevor miró a su alrededor.
Estaba en la casa Darkness y al mismo tiempo no estaba... A lo menos no presente físicamente.
Todo estaba oscuro y cubierto por un velo de neblina que se trasladaba por todo el lugar haciendo que moverse fuera difícil.
Y las sombras, no podía olvidar a las sombras sin dueño que se proyectaban y se desplazaban por las paredes a su antojo.
— ¿Por qué está tan frío?
— La muerte es fría — Respondió Jermaine.
Trevor lo miró un momento como si aquello fuera lo más normal del mundo y simplemente se tratara de un favor que no quería hacer... O eso era lo que le gustaba pensar.
— Oye... Lo lamento enserio pero tienes que dejar de buscarme, no puedo andar perdiendo la conciencia por ahí todo el tiempo para venir a visitarte a este limbo.
— No puedes renunciar a Isla de fantasmas...
— Muy tarde, ya lo hice.
— Tienes que cuidarla... Yo ya no puedo hacerlo.
— Es grandecita y estoy seguro que sabe cuidarse sola.
— ¿A lo menos crees lo que estás diciendo?
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Isla de fantasmas
ParanormalA veces las personas llegan a tu vida de manera inesperada cuando algo te está haciendo falta... Algunas traen paz... Otras traen ese caos que te desorganiza y pone tu estabilidad patas arriba... Irónicamente a veces eso es justo lo que necesitas. ...