Persona normal [26]

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Si fuera una persona normal seguramente esa mañana sería la cosa más rara y extraña del universo

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Si fuera una persona normal seguramente esa mañana sería la cosa más rara y extraña del universo.

Aparentemente eso ya daba igual y él era oficialmente un anormal.

Trevor le daba vueltas a la cucharita del café y mientras esperaba que se disuelva el azúcar aprovechaba el tiempo para recapitular las últimas horas.

Había estado atrapado en el laberinto de puertas hasta que entendió y aceptó que él era un viajante onírico y que tenía poder sobre ese universo onírico de sueños.

Había logrado escapar de una ligeramente desiqulibrada Estíbaliz y obviamente no era de sorprenderse que hubiera ido derechito a buscar a Isla.

Y por supuesto antes de verla había puesto en práctica sus poderes fantasmales... Eso era supremamente genial.

Se lamió los labios inconcientemente cuando su recapitulación lo llevó a la habitación de Isla...  

Casi pudo volver a sentir el calor extendiendose por todo su cuerpo cuando recordó que la besó y que ella lo correspondió.

"Está bien... Yo también lo deseo... En serio está bien... Quiero hacerlo... En serio quiero hacerlo... Tengo muchas ganas de estar contigo"

— Estúpido.

Se dijo a si mismo en voz alta mientras la voz de Isla resonaba en su cabeza.

No la había tocado... Solo se había acurrucado con ella y se habían dormido... En la cama de Isla pero claro, él había despertado en su propia cama...

Un día normal en la anormal vida de Trevor pensó él. 

Suspiró pensando que talvez había perdido su oportunidad con Isla.

Después de todo un sujeto muerto aún lo estaba acechando esperando a que literalmente se durmiera para poder tomar posesión de su cuerpo.

Era difícil escapar de eso si consideraba que necesariamente tenía que dormir todos los días.

— Estúpido — Repitió.

— ¡Puedes dejar de hacer ese infernal sonido! — Reclamó Fausto al tiempo que le daba un zape en la cabeza a su hermano.

— ¡Auch! — Se quejó Trevor.

— ¡Llevas dándole vueltas a esa cuchara hace media hora!

— Lo siento... Estaba pensando... No me di cuenta...

— ¡Buenos días! — Saludó un radiante y feliz Félix.

— Ohhh... Casi olvidaba que te quedaste a dormir anoche — Dijo Trevor sonriendo con la mirada clavada en su hermano — ¿Que tal pasaste la noche?

— ¡Fantástica! Tu hermano es un excelente anfitrión.

— Vaya... Quien lo diría...

Fausto se acercó por detrás y le dió otro zape en la cabeza.

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