Jugando a ser feliz [22]

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Se abrazó a él como había deseado tantas veces desde que lo hubiera perdido

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Se abrazó a él como había deseado tantas veces desde que lo hubiera perdido.

Lo que nunca imaginó fue que si ese momento llegaba ella hubiera estado deseando abrazar a alguien más...

Lo sintió... Ella supo que Jermaine sintió que así era.

Talvez era que finalmente estaba lista para dejarlo ir.

— Estamos juntos ahora — Dijo él estrechandola con más fuerza — Ya no tendremos que volver a separarnos.

— Jermaine... Yo...

Él hombre la miró fijamente sin terminar de soltarla.

— Me lastimas — Dijo ella.

— Tú a mi... No sé suponía que él te gustaría...

Ella negó mientras intentaba no llorar.

— Moriste... Moriste Jermaine... Y él... Él...

— Él ya no importa... Ya estás conmigo...

— ¡Suéltala! — Gritó Trevor de repente.

Isla lo vió correr hacia ella, vio el miedo transformarse en pánico en sus ojos, le aterraba que Jermaine pudiera lastimarla.

Los reflejos de Jermaine claramente habían dejado de ser humanos, se giró de una manera imposible, aún la sujetaba fuertemente con uno de sus brazos manteniéndola inmóvil y con lo otro brazo atajó el avance de Trevor atrapandolo por el cuello.

El chico comenzó a asfixiarse mientras Jermaine apretaba cada vez con más fuerza.

— ¡Déjalo ya! — Chilló Isla — ¡Por favor! Te lo suplico — Dijo ella en un hilo de voz quebrada.

Jermaine soltó una risa de suficiencia y apretó un poco más... El cuello tronó al momento de quebrarse.

Todo se puso negro mientras Isla gritaba.

Abrió los ojos de golpe.

Enseguida se llevó las manos al cuello y buscó comprobar que podía respirar.

Estaba empapado en sudor frío.

Y lo que más lo asustó fue comprobar que sentía dolor justo donde Jermaine había puesto su mano.

— Isla — Dijo para si mismo.

No tenía tiempo para perder.

Salió a toda prisa de la cama, se calzó los zapatos y abrió la puerta de su habitación dispuesto a salir  hacia la casa de Isla... necesitaba despertarla... Talvez aún no fuera demasiado tarde.

Ella estaba justo delante de él, se encontraron en el umbral de la puerta y fue como soltar toda la tensión acumulada de un solo golpe.

Gimió de alivió al verlo.

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