Tres días después de que Char se fuera, papá se marchó también de viaje. Antes de irse habló conmigo en privado, en el pequeño salón que había convertido en su estudio.
-Partiré al mediodía -dijo-. Gracias al cielo el hada me dejó intacto el deseo y la razón y así puedo irme con tranquilidad, a pesar de que echaré de menos a mi Olga cuando esté fuera. ¡Vaya regalo! Si pudiera agarrar este cuchillo -exclamó acariciando la vaina que pendía de su cintura- y separar la parte de mi corazón que pertenece a mi esposa, sin duda lo haría.
Yo estaba segura de que mi padre nunca se haría daño a sí mismo, y cambiando de tema pregunté:
-¿Por qué debo quedarme con ellas?
-¿Adonde irías si no? Recuerda que te escapaste de la escuela de señoritas, y aquí estarás en mejor compañía que si vienes conmigo. No te vuelvas a escapar, por favor.
-Tú eres mejor compañía que ellas -dije. Y era verdad; en papá aún quedaba un poco de honestidad, algo de lo que carecían por completo Hattie y Madame Olga.
-Eso sí que es un cumplido. Ven y despídete de tu padre.
-Adiós.
-Te echaré de menos, pequeña -dijo besándome la frente- Laverdad es que prefiero amar a mi esposa en la distancia. Has de saber que tardaré en volver.
-No me importa -respondí, aunque mas tarde descubriría que sí me importaba.
En cuanto el carruaje de papá desapareció por el camino Madame Olga se secó las lágrimas y ordenó a un criado que trasladara mis pertenencias a una habitación
del ala del servicio.Aquella estancia con una ventana minúscula, y sin chimenea, parecía más una celda que un dormitorio. Sólo había espacio para un jergón en el suelo y para un pequeño armario. Hacía mucho frío, pues ya estábamos a finales de noviembre. Allí, en diciembre, me convertiría en un auténtico témpano.
Después de que mis cosas fueran trasladadas Madame Olga me mandó llamar. Hattie y Olive estaban con ella, en el salón trasero que daba al jardín. Me senté junto a la puerta.
-No debes sentarte en presencia de tus superiores, Ela.
Sin embargo, no me moví.
-Tú... -murmuró Madame Olga.
-Ponte de pie, Ela -me ordenó Hattie.
Me resistí durante unos instantes, pero luego me levanté.
-Hattie me puso un brazo alrededor de los hombros y dijo:
-Ela será obediente, mamá. Dile a mamá lo obediente que serás.
-Seré muy obediente -refunfuñé mientras pisaba con mi tacón el pie de Hattie, que chilló de dolor.
-¿Qué significa esto? -preguntó Madame Olga.
-Significa que Ela hace cualquier cosa que se le ordene. No sé por qué, pero lo hace.
-¿De verdad?
Hattie asintió con la cabeza.
-¿Quieres decir que también me obedecerá a mí? -preguntó entonces Olive.
-Da tres palmadas, Ela -me ordenó Madame Olga.
Sujeté los costados de mi falda con las manos bien apretadas.
-Sólo tardará un momento -dijo Hattie-. Intenta resistirse, mira qué colorada se ha puesto.
Al fin di las palmadas.
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El mundo encantado de Ela
Teen FictionEste libro es de la maravillosa Gail Carson Levine❤️ Argumento: No todo es plácido y sencillo en el mundo de los cuentos de hadas, un lugar en el que Ela podría lograr la felicidad, de no ser por el absurdo reglado mágico que le hicieron al nacer: e...