Intenté despertar el orgullo de papá en mi carta, así que le describí los detalles más deshonrosos acerca de mi condición de criada. Estaba segura de que se pondría furioso, por ejemplo, cuando leyera que tuve que vigilar el fuego ante la presencia de todos los cortesanos.
¿Cómo se atreven a tratarme así? Además lo hacen en contra de tus deseos. Me obligan a trabajar, y cuanto más ruda es la tarea, mejor.
Te ruego que vuelvas a casa. Aquí, en Frell, trabajan muchos comerciantes, ¿por qué no puedes ser tú uno de ellos? Ven, por favor. Te necesito mucho. Sabes que no te pediría ayuda si no fuese tan necesario. Ven pronto. Cuento los días que pasan hasta que vuelvas.
Tu hija,
Ela
Le di la carta a Mandy para que ella se la diera al cochero del correo, que conocía a papá. Si le alcanzaba en el camino quizá podría entregársela, antes de que le llegara a Char mi carta anterior. Papá podría estar pronto de vuelta.
Yo resistiría hasta entonces, mientras no le viera o no supiera de él. Me mantuve lo más alejada que pude de mi nueva familia, y cuanto más trabajaba de fregona y más sucia estaba, menos me molestaban Hattie y Madame Olga. Creo que veían en mi miseria la prueba de su triunfo.
Olive, en cambio, no me dejaba ni un momento de descanso, y para escapar de ella tenía que esconderme. El lugar más seguro era la biblioteca. Aunque no me atrevía a permanecer mucho tiempo en ella, conseguía pasar algunos ratos leyendo los polvorientos libros de Madame Olga. A nadie se le ocurriría buscarme allí, ni visitar la biblioteca por placer.
No sé si estaba más ansiosa por tener noticias de papá o de Char. Seguí pensando en el príncipe y deseaba poder hablar pronto con él. Si pensaba en algo divertido me imaginaba contándoselo. Cuando lo que pensaba era serio hubiera querido conocer su opinión.
A pesar de que pasaron varias semanas sin tener respuesta de papá, la primera carta de Char llegó sólo diez días después de haberle mandado yo la mía. A ésta le siguieron otras muchas, a lo largo de los seis primeros meses de su ausencia. Durante aquel tiempo no tuve noticia alguna de papá.
Tal como le había sido indicado, Char mandaba sus cartas a Mandy, que fingía tener un admirador. A Hattie y a Madame Olga les divertía el romance de Mandy, aunque yo no entendía por qué les hacía tanta gracia, pues no había nada más absurdo que el amor de papá y su nueva esposa.
La caligrafía de Char era grande y redonda, las letras estaban uniformemente espaciadas y perfectamente delineadas. Todo lo contrario de la mía, que era condensada, puntiaguda y casi indescifrable. Su letra mostraba un carácter armonioso y una naturaleza honesta, mientras que la mía, según decía Areida, pertenecía a un carácter imaginativo, impulsivo e impaciente.
Querida Ela:
Aquí me han cambiado el nombre, me llaman Echarmonte, que suena más como un estornudo que a nombre propio. No saben pronunciar Char, y no hay forma de convencerles de que me llamen Echare. Son demasiado ceremoniosos. Su expresión favorita es «Con su permiso».
Los ayortanos piensan mucho antes de hablar, y a veces llegan, tras una larga meditación, a la conclusión de que no es necesario decir nada. Los seres más ruidosos de Ayorta son las moscas. Y si alguna abeja se cuela en el reino resulta totalmente ensordecedora.
Echo de menos la conversación. La gente común de Ayorta es habladora, pero los nobles no. Son amables, y sonríen con facilidad, pero hablar significa para ellos pronunciar una sola palabra, o como mucho una frase. Una vez por semana dicen una oración completa. Sólo el día de su cumpleaños regalan al mundo un párrafo.
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El mundo encantado de Ela
Teen FictionEste libro es de la maravillosa Gail Carson Levine❤️ Argumento: No todo es plácido y sencillo en el mundo de los cuentos de hadas, un lugar en el que Ela podría lograr la felicidad, de no ser por el absurdo reglado mágico que le hicieron al nacer: e...