Prólogo: ¡Sorpresa, papá!

1K 125 33
                                    

Hyuk y yo siempre nos hemos complementado, fue lo que pensé mientras limpiaba los vasos alargados dónde servimos las malteadas. Al mismo tiempo sonreí al verlo desparramado en una silla, en una mesa del fondo. Estaba escribiendo una nueva canción, sostenía el lápiz en su mano izquierda (porque es zurdo) y lo mordía de vez en vez cuando se quedaba pensando. Sus piernas estaban cruzadas y vestía pantalones negros con roturas en las rodillas.

Solté un suspiro porque lucía muy guapo con esa chaqueta de mezclilla azul.

Él se da cuenta de que lo miro, lo sabe y lo sé, así que algunas veces, como en este momento, levanta la mirada y me lanza un beso. Yo, obviamente me pongo rojo y escucho su risa invadiendo la cafetería donde "trabajamos".

Desde que tengo memoria él me molesta de esa manera, todos los días. Dice que le hace mucha gracia ver mi fea cara sonrojada y sé que es verdad, porque siempre acaba riéndose de mí.

Hay muchas cosas en nuestra relación que son extrañas y de las cuales nunca hablamos. Lo anterior es apenas la punta del iceberg.

-¡Hae!

Ese grito fue tan fuerte y mis pensamientos tan profundos, que terminé gritando y soltando el vaso de vidrio que me encontraba limpiando. Afortunadamente lo tomé en el aire a tiempo. Puse mi mano en mi pecho donde sentí mi corazón latir desbocado, una por el susto y la otra porque estaba sorprendido y no tenía ni idea de cómo hice eso.

Miré al niño que me llamó y le sonreí a pesar de querer lanzarle mi mejor mirada de resentimiento. Es hijo de los vecinos, en el edificio donde Hyuk y yo vivimos.

-Enano, casi me matas de un susto -Le dije aun sintiendo mis piernas temblar.

Él se rio de mí, pero no como Hyuk lo hacía, sino de forma inocente. Traía puesto su uniforme de la escuela, así que supuse acababa de terminar sus clases.

Solo cuando escuché el gruñido molesto de Hyukjae me di cuenta de que un montón de niños habían invadido la cafetería. Jugaban y gritaban sin parar. Todos eran, aparentemente, de la misma edad y llevaban puesto el mismo uniforme.

Pobre de Hyuk, no toleraba a los niños.

En eso vi como mi vecina se acercaba a mí.

-Es el cumpleaños de Jouhgun y he quedado con las madres de sus amigos de traerlos aquí para comer pastel -Me dijo apoyándose pesadamente en la barra. Volví a reír porque aún era temprano y ella ya estaba agotada, aunque no la culpo. Cargar con un montón de niños debía ser muy pesado.

-¿En serio? -Le pregunté a Jouhgun alegremente. Él asintió entusiasmado y yo le alboroté el cabello -En ese caso... ¡Hyuk! -Lo llamé con un grito y él volteó a verme con su tenebrosa cara de pocos amigos, pero no me importó, así que no deshice mi sonrisa -¡Vamos a cantar "feliz cumpleaños"!

Salí de detrás de la barra y me acerqué a la mesa donde él estaba sentado. Me miró con los ojos muy abiertos y se negó discretamente con la cabeza, pero yo fingí que no me daba cuenta.

-Hae, por favor -Me suplicó cuando lo tomé del brazo y lo obligué a levantarse.

Nos paramos frente a Jouhgun y su madre. Todos los clientes (incluidos los niños) se nos quedaban mirando.

Miré perversamente a Hyuk y lo encontré con las orejas rojas y las mejillas levemente de color rosa.

Gozando el momento, me acerqué a su oído y susurré:

-A mí también me gusta ver tu fea cara sonrojada.

-Te voy a matar, hijo de... -Pero no lo dejé seguir porque me puse a aplaudir al ritmo de la canción de "feliz cumpleaños".

¡Hola, papá! [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora