Faltaba poco para que el reloj marcara las dos de la mañana. Hasta entonces Donghae recibió dos llamadas más de Hyobun, una indicándole cuanto tiempo poseía para juntar el dinero, y otra solo por el placer que le daba volver a gritarle la cantidad a través del auricular.
Los nervios de Donghae estaban enmarañados y anudados muy fuerte entre sí. Si no se había desmayado aún era por simple instinto de supervivencia, porque a pesar de que Yesung y los demás estuvieran dispuestísimos a ayudar, a final de cuentas era él quien debía contestar las llamadas y fingir que nadie más estaba escuchando las indicaciones.
Cuando el padre de Donghae abrió la puerta aquella madrugada, su ceño se arrugó en preocupación, pues verlos a todos en su porche a esas horas no era algo que ocurriera seguido; de hecho, nunca había ocurrido.
—No te asustes, papá. Necesito decirte algo ¿podemos entrar?
El señor Lee asintió a la petición de su hijo y dejó pasar a los cuatro muchachos. Donghae tomó del brazo de su padre y se lo llevó a la cocina mientras todos los demás se sentaban en el living a esperar.
—Esto es una estupidez —rugió Yuknee—. Estoy harto, llamaré a la policía.
—No llamarás a nadie —lo amenazó Yesung—. Por una vez haz algo bien por tu hijo y déjame manejar esto como Eunhyuk quiere que lo hagamos.
—¿De verdad piensas que puedo confiar en ti? —preguntó Yuknee —Eres un maldito traficante de drogas, y no dudo que el otro imbécil también lo sea.
—Hyuk podrá ser un montón de cosas, pero no traficante, así que solo cierra la boca.
Yuknee tenía toda la intención de seguir discutiendo, mas Kyuhyun logró interrumpirlo a tiempo.
—Yuknee, sé que esto debe parecer una jodida locura a tu juicio porque no estás acostumbrado a convivir con estos... sujetos —dijo mirando de soslayo a Yesung, quien sacaba su móvil y se levantaba del sofá—, pero te aseguro que Yesung no se anda con juegos y que Hyukjae no permitirá que nada malo le suceda a Joyin. Confía en ellos al menos un par de horas. Si vemos que las cosas no están saliendo como deberían, yo mismo llamaré a la policía.
Kyuhyun decidió abogar por ellos porque de verdad creía en lo que dijo. El único que ahora mismo tenía una oportunidad de identificar y localizar a Hyobun era Yesung, y confiaba en que así sería. Al ser abogado conocía a la perfección la justicia de su país y cómo se armaban operativos antisecuestros, sabía que a veces las cosas podían fallar, que a veces algún policía se distraía y encendía la sirena al llegar al lugar, que en casos donde había más de un rehén no todos sobrevivían, que al haber un niño en cuestión, Hyukjae pasaría a segundo plano.
Yesung se dirigió al recibidor y llamó a Ryeowook insistentemente hasta que contestó. La música sonaba fuerte y podía percibir las voces de Amber, Henry y otras personas al fondo.
—¿Qué quieres, Yesung?
—Hyukjae y su hijo fueron secuestrados por un drogadicto con deudas. Te necesito a ti, a Amber y a Henry en la dirección que voy a mandarles por mensaje.
—¿Qué estás diciendo?
—Lo que escuchas. No hay tiempo de dar explicaciones, solo quiero que vengan aquí y me ayuden a localizar al imbécil ese. Necesito que mantengan la boca cerrada acerca de esto y no le digan a nadie lo que está pasando. Si no están en casa regresen allá rápido. Por favor busca en el cajón de mi buró, hay un arma, quiero que me la traigas.
—S-sí Yesung. Le avisaré a los demás.
—Recuerden ser discretos, no quiero alborotos y mucho menos que otros dealers se enteren del asunto.
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¡Hola, papá! [Eunhae]
FanfictionDonghae y Hyukjae, a pesar de ser mejores amigos, son bastante distintos el uno del otro. Uno es atento, cálido, responsable, comprensivo y educado. El otro, sin embargo, es... caso perdido. Sorprendentemente, con todo lo anterior en contra, supiero...