¡Hola, papá! [Eunhae]

Capítulo 23

Flashback
Seis años atrás

—¿Cuándo vas a decirle? —preguntó Hyukjae antes de darle una calada a su cigarro. El hueso de su mandíbula se marcaba más que otras veces. Hablar del tema lo mosqueaba.

Donghae se acurrucó contra él y se encogió de hombros. Se le daba fatal comunicar noticias difíciles. Hyukjae le dijo varias veces que no era la gran cosa, pero él sabía que, como fuera, a Kyuhyun no le sentaría muy bien.

—Tendrás que decírselo pronto. Nos mudamos en dos días —volvió a recordarle.

Donghae lo sabía.

Ahora mismo se encontraban recostados en el frío piso de su vacía habitación. Hyukjae le ayudó a empacar sus últimas pertenencias y no quedaba nada por hacer, solo pensar en la vida que les esperaría de ahora en adelante. De seguro vivir juntos resultaba muy divertido, aunque de cualquier forma ya eran inseparables, así que a lo mejor no resultaba un cambio tan grande. O al menos eso pensaba Donghae. Sonrió al imaginarlo.

—¿Cómo crees que se lo tome?

—Da igual, no tiene por qué enfadarse —le contestó Hyukjae, mirando una mancha de humedad en el techo. Le parecía gracioso el hecho de que ya conocía al derecho y al revés todos los rincones de la habitación de Hae—. Soy tu mejor amigo, me conoces de más tiempo que él y llevamos años planeando esto.

—Supongo que tienes razón.

Era cierto. A pesar de que a Kyuhyun no le caía Hyuk, y viceversa, la decisión que tomó de irse a vivir con él no debía afectar el curso de su relación ¿cierto? Hyukjae tenía razón, ellos eran amigos de toda la vida y su novio debía comprender eso. Además, Kyu siempre fue una persona analítica y comprensiva. Casi estaba cien porciento seguro de que no tendría problemas.

Hyukjae asintió como si fuera la cosa más obvia del mundo. Por supuesto, pensó Donghae con cariño, él cree que siempre tiene razón.

Lo vio terminar lo último de su cigarro, apagar la colilla en el cenicero y meterse un chicle de fresa en la boca.

—Por cierto, tenemos que establecer reglas —le dijo Hyukjae entre broma y seriedad—. Primero, no dejaré entrar al gilipollas a nuestro apartamento.

Donghae soltó una risa incrédula.

—No seas malo.

—No soy malo, solo protejo lo mío —aseguró utilizando un doble sentido en el que Donghae nunca reparó—. Si fuera malo —susurró, tomándolo de la cintura y acercándose demasiado a su cara. Ahí, mientras ese aliento de fresa y tabaco le chocaba en la boca, Donghae supo que tenía ganas de algo y no lograba averiguar de qué —Haría esto.

Aprovechándose de su distracción, Hyukjae se sacó el chicle mordisqueado de la boca y lo pegó en la mejilla de su amigo, partiéndose de risa por la cara de asco que éste había puesto.

—¡Eres un cerdo! —le gritó tirando el chicle lejos de él en un sitio que no le importó a ninguno de los dos. Dirigió sus dedos mojados de saliva al hoddie de Hyukjae y se limpió en él, componiendo una graciosa mueca.

—Vamos, no puedes decir que te da asco mi saliva. —La única verdad era que Hyukjae ya estaba picado. De seguro a la saliva de ese bastardo no le pone peros, pensaba.

Para entonces ya se encontraba sentado encima de su cadera, impidiendo a Donghae (quien se movía igual que un gusano) salir.

—Pues no, pero sigue siendo asqueroso que hagas ese tipo de cosas. Pegarme tus chicles en la cara, lamer mis dulces para que te los de, meterme el dedo ensalivado en la oreja ¿Cuántos años tienes? Eres un inmadu... ¡oye! —Donghae se interrumpió a sí mismo luego de que Hyukjae, pasando de todo lo que le decía, se atreviera a darle un lengüetazo en la mandíbula.