Capítulo 24

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—¿Cómo me encontraste?

Hyukjae lanzó la pregunta en la que estuvo enredado hasta que la sobriedad llegó a él.

La casa de Yesung nunca le pareció la más aseada del mundo, mucho menos luego de vivir durante años con Lee monstruo de la limpieza Donghae, pero ahora estaba seguro de que era el sitio más limpio que había pisado durante semanas. Por lo menos la orina se encontraba en su lugar y las cucarachas no trepaban las paredes como si tuvieran derecho.

Asintió a sí mismo y sopló los últimos fideos de su plato.

Yesung no le quitaba la mirada de encima. Apoyaba su mentón sobre la palma de su mano y se dedicaba a observarlo fijamente comer lo que le compró minutos atrás. Algo en la forma que sostenía los palillos, algo en la curvatura de sus labios, algo en el negro de sus ojos. No podría desprenderse de ese chico ni aunque lo hubiese querido.

—¿Cuánto tiempo tienes sin comer? —le preguntó en cambio.

Hyukjae se encogió de hombros.

—Quizá un par de días, a juzgar por el hambre que tengo —dijo en medio de una risa y sorbió los fideos, demostrando su punto.

Yesung le acercó la botella de cerveza, incitándolo a beber. Tal como estaban las cosas hubiera preferido darle un jugo o algo así, pero solo tenía alcohol en la nevera.

—Estaba preocupado. Solo a ti se te ocurre desaparecer así, encima drogado... ¿has estado sobrio por un momento estos últimos días?

Hyukjae frunció el ceño y se encogió de hombros.

—¿Me estás dando un sermón?

—Eunhyuk...

—Que tú lo hagas es... un poco...

—Olvídalo. Solo digo que pudo ocurrirte algo malo ¿En qué momento pasó por tu cabeza que era buena idea irte a meter en la casa de esos mierdas? Ellos están incluso más jodidos que nosotros. Son prácticamente vagabundos y estoy seguro que no llegarán a final de año ¿Estás consciente que pudieron haber vendido tu culo a cambio de un porro? Eres lindo, Eunhyuk. Esa es una desventaja en la calle, que no se te olvide.

La puerta se abrió antes de que Hyukjae replicara. Amber entró primero, llevaba solo una camiseta blanca sin mangas y unos pantalones negros ajustados. Una gorra cubría su ya de por sí cortísimo cabello. Detrás de ella llegó Ryeowook besándose con un tipo por lo menos veinte centímetros más alto que él.

Hyukjae dirigió su mirada a Yesung, éste tenía compuesta una mueca de desconcierto y la mandíbula apretada. Creyó que en cualquier momento se desatarían los golpes e insultos, y como sea, lo único que podía pensar era que si el tipo gigantesco le pegaba a su amigo él debería saltar a defenderlo, importando poco lo que Ryeowook opinara al respecto.

Sin embargo, no hubo necesidad de eso. Ryeowook y su ligue avanzaron tan pronto por el pasillo que Yesung no tuvo oportunidad de abrir la boca. Se cerró la puerta de un fuerte golpe y él pareció más preocupado de que Amber se sentara en medio de ambos.

—Hola Hyuk —le dijo simplemente. Era como si ella no recordara, no supiera o no le importara que hubiera estado desaparecido durante semanas.

Se quitó la gorra y sacó de su bolsillo una grapa de cocaína. Al comenzar a cortarla, Yesung la detuvo de un brazo.

—¿Quieres hacerlo en tu habitación?

—¿Por qué? —preguntó confundida.

—Hazlo.

—Pero Henry está ahí. Siempre termina quitándome más de la mitad.

—Pues le das o te largas al parque de enfrente. No te quiero en esta mesa metiéndote mierdas. Hyuk está... está comiendo.

¡Hola, papá! [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora