Capítulo 22

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Incluso antes de discernir las imágenes a su alrededor, un llanto fluido llegó gradual a sus oídos. Cuando entendió a quién pertenecía y lo que estaba pasando, apenas pudo enfocar su entorno.

Se topó primero la cara preocupada de Yesung, quien le daba "palmaditas" en las mejillas ("palmaditas" porque de seguro eso le dejaría la piel roja) y le decía cosas como "Eunhyuk, reacciona".

Al momento en que sus sentidos se agudizaron logró ser consciente de las tres cosas más notorias: se encontraba desparramado sobre una silla, el local se hallaba vacío, y Joyin lloraba parado a su lado.

Poco a poco fue comprendiendo lo que pasaba: el cansancio lo había hecho colisionar por jugar con los límites. Aún estaba mareado al respecto.

Lo primero que hizo fue tomar entre sus manos frías las pequeñas de su hijo que lo sujetaban por la camiseta. Quería darle confort, hacerle saber que ya nada malo ocurría.

—¿Puedes levantarte? —escuchó a Yesung preguntarle lejano, aunque mantuviera una mano sobre su hombro.

Asintió quedo, no muy seguro de ello. Aun así, lo intentó. Al final logró erguirse y sostenerse de pie.

—¿Vamos a tener que llevarte a un hospital? —suspiró Yesung. Hyukjae negó de inmediato.

—¿Y los clientes?

—Pagaron y se fueron... Eso no debería importarte ahora mismo ¡Te desmayaste!

Sí, quizá no debería importarle, pero lo hacía. No había podido cumplir de forma correcta todos sus deberes, ni con Joyin, ni con la cafetería. Joder, y tan solo eran tres días. Tenía ganas de llorar.

—Soy patético.

—No te auto lamentes frente al niño ¿quieres? —lo regañó su amigo. Hyukjae comprendió su punto. No frente al niño que lo creía un superhéroe —Oye Yijon...

—Es Joyin —lo corrigió él mismo.

—Eso. Ve por tus cosas y las de papá ¿vale? Nos vamos a casa.

—Pero... —intentó negarse, aferrado con ambos brazos a la cintura de su padre.

—Nada, él está bien ¿no lo ves? Es fuerte como un roble. Esto no es nada, aunque eso no significa que no necesite descansar, así que mientras más prisa nos demos, mejor.

Para sorpresa de Hyuk, Joyin obedeció, quizá por la persuasión que Yesung solía emplear en las personas, quizá porque sabía era amigo de papá, quizá porque era un buen niño, pero estaba seguro que si se lo contaba a Hae (cosa que, en realidad, no haría) éste no lo creería, más por tratarse de Yesung que por otra cosa.

—¿Puedes coger el dinero de las mesas? —preguntó Hyukjae —Iré a apagar las luces y todo lo demás.

—Claro. —Yesung comenzó a hacer lo que le pidió.

♦♦♦

El departamento se sentía solemne al momento en que llegaron. Joyin lucía decaído y Hyukjae como si estuviera a punto de desvanecerse otra vez. Yesung de pronto estaba intimidado por tanta mala vibra.

Hyukjae se dejó caer sobre el sofá más grande y su hijo se acomodó tímidamente a su lado. Cada vez que algo malo le ocurría a sus padres se le llenaba la cabeza de ansiedad y terror, los recuerdos de lo que tuvo que vivir a partir de la muerte de su madre quizá nunca dejarían de atormentarlo. Por eso se preocupaba a niveles que un niño no debería conocer ¿Qué sería de él si alguno de sus dos papás se iba igual que su madre? Tembló ante ello y sin pensarlo se aferró al brazo de Hyukjae.

¡Hola, papá! [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora