Capítulo 11

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Rebanar zanahorias era probablemente la acción más aburrida del planeta.

Hyukjae, prácticamente tirado en la silla de al lado, les quitaba la cáscara con un pelapapas y me las pasaba totalmente limpias.

Debían ser como las 12:00 p.m. y yo insistí mucho en terminar de hacer la comida antes de que Joyin llegara.

Hyukjae y yo nos alimentábamos de cualquier cosa, incluso había semanas enteras en las que todos los días comíamos pizza, ramen instantáneo o sándwiches de lo que sea que encontráramos en la nevera. A mí me gustaba comer sano, pero a veces me daba tanta pereza cocinar.

Sin embargo, ahora que estábamos a cargo de un niño teníamos que poner manos a la obra sí o sí.

—¿Y si pedimos comida china? —alargó Hyukjae con voz perezosa.

—No —tajé—. Ya casi terminamos. Tenemos que comer cosas sanas ¿Acaso quieres que Joyin engorde?

—A todos nos vendría bien subir unos kilos. —Se encogió de hombros.

Fruncí el ceño, dejé de lado el cuchillo y coloqué mis brazos en mi cintura a modo de jarra.

—¿Me estás diciendo flacucho? —reproché mirándolo con los ojos entrecerrados.

Hyukjae soltó una risa grave y me escudriñó todo el cuerpo de arriba a abajo sin pudor alguno mientras se mordía el labio inferior.

Me sonrojé y de inmediato tomé una tira de cascara de zanahoria para lanzársela a la cara. Me reí cuando cruzó los brazos sobre su pecho, fingiendo molestia. Se veía tan bobo con eso pegado a su nariz.

—Definitivamente no te estaba diciendo flacucho...

Me reí de nuevo, pero fui interrumpido por el sonido de mi teléfono recibiendo una llamada.

Me levanté aun sonriendo hasta llegar al sofá (donde mi móvil se encontraba abandonado) y poder contestar. De inmediato advertí que se trataba de un número desconocido, así que por eso musité un quedo "hola" al mismo tiempo que fruncía el ceño.

—¿Señor Lee Donghae? —me preguntó una voz femenina al fondo que creí reconocer, pero no sabía de dónde.

—Sí, soy yo ¿quién es?

—Soy la subdirectora Kim Yongsun, hablo del colegio de Joyin.

Aquello me chocó demasiado.

El primer día que llevé a Joyin a la escuela había dado mi número y el de Hyukjae para emergencias, pero nunca creía que se necesitaría.

Me acomodé un mechón detrás de la oreja y comencé a ponerme los zapatos, consciente de que en cualquier momento tendría que salir corriendo rumbo a la escuela.

—¿Qué sucedió? —pregunté asustado.

No quería ni darle rienda suelta a mi imaginación porque sabía lo paranoico que podía llegar a ser, pero que te hablen de la escuela del niño al que cuidas nunca es una buena señal ni presagia nada bueno ¿verdad?

—No se asuste, señor Lee. Joyin está bien, a él no le ocurrió nada, pero...

—¿Pero? —mi voz sonó desesperada ¿Por qué no decía las cosas de corrido en vez de hablar por fragmentos?

—Verá, Joyin peleó con dos de sus compañeros de grado superior...

—Espere, espere —le corté el rollo sintiéndome mareado —¿Dijo "peleó"? ¿Joyin se peleó? ¿Está hablando de liarse a puñetazos en serio?

Esto era surrealista e imposible. Debía haber un error.

¿Ella estaba tratando de decirme que el niño que ama los libros sobre animales, cuenta hasta 100 y al que le falta un diente... había participado en una pelea?

¡Hola, papá! [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora