Involucrada ||Teen Wolf||

Capítulo 37: Inculpados.

Stiles bajó la vista y se agachó buscando algo en el suelo y entre las hojas encontró una especie de cadena, siguió halando de ella esperando encontrar algo, pero solo era una cadena pequeña, los aplausos del entrenador se hicieron presente.

—Felicidades, Stilinski, encontraste un pedazo de cadena. — dijo el entrenador. Stiles se miraba confundido. — ¿Alguien puede decirme que demonios está pasando? — el entrenador dio un paso.

— ¡Entrenador! — gritó al ver como el entrenador pisaba un hilo y luego salió una flecha de la nada y terminó en el abdomen del entrenador.  Todo el mundo se quedó en shock.

Luego caer de espaldas al suelo, Scott, yo y los demás rodeamos al entrenador que empezaba a sangrar.  Pronto se escuchaban los gritos del entrenador.

— ¡Saquénmela! ¡Saquénmela! — gritaba desesperado y no pude evitar reír un poco.

— ¿Te estás riendo? — preguntó Roy con una sonrisa de lado. Yo negué poniéndome seria.

— ¡Oh por Dios! ¡Voy a morir! ¡Voy a morir!

— No, entrenador, usted no va a morir. — dijo Stiles, pero sin importar esas palabras el entrenador siguió gritando. 

—Entrenador, ya viene una ambulancia. — dijo Aiden, éste pidió a todos que dieran espacio, una vez hecho lo pedido, Scott empezó a absorber el dolor del entrenador y este dejó de gritar para luego cerrar sus ojos. — Creo que se desmayó.

— ¿Qué tal si se muere? ¿Qué tal si hubiera sigo su cabeza o su garganta? — dijo Stiles desesperado.

— Pero no fue así y él va a estar bien. — dijo Scott tratando de tranquilizarlo.

— Que bien, ya llegó la ambulancia. — dice Aiden.

— Y mi papá también. — dice Stiles.

Narra Chris;

Empecé a revisar todo para ver si había algo más fuera de lugar, abrí la puerta del armario y se encontraba un maletín color blanco en este.

— Esto no es mío. — Derek iba a sacarlo y lo detuve. — Con cuidado. — empecé a revisar el maletín por si había una especie de trampa, al ver que no tenía nada, lo saqué y lo puse sobre la mesa. Lo abrí y tenía muchos billetes de dolares. Sabía de que se trataba, era lo que me iban a pagar Katashi por el arma aquella vez.

— ¿Cuánto crees que sea?

— 150,000 dolares, pero nosotros nunca nos llevamos el dinero.

— ¿De quién es el dinero?

— Le pertenece a un Yakuza llamado Katashi. Sé que tiene un apodo.

— ¿Cómo... dedo de plata? — dijo apareciendo el agente McCall en la habitación junto con dos oficiales de policía detrás de él y mostrando una funda plástica de evidencia con el dedo de plata de Katashi en ella.

— ¿Dónde la conseguiste? — pregunto.

— De Katashi y de su cadáver. — dijeron esto último para luego arrestarnos a mí y a Derek.

Narra Lydia;

Andaba por la escuela muy casual cuando entre la gente veo a mi madre, la nueva maestra de biología, hablando con nada más y nada menos que Peter Hale, cuando me acerqué, él ya no se encontraba junto a ella.

— ¿Qué hacías hablando con él?

— Porque él estaba hablando conmigo. Él es de salubridad.

— ¿Eso fue lo que te dijo?