Capítulo 39

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Capítulo 39


Domingo 12 de Junio de 1994

Las trampas; la Importancia Personal; la Historia Personal; los Apegos; la Muerte:


Arturo fue a visitarlos y comenzó con su perorata de siempre respecto a las pruebas, a la pareja y al por qué le negaban estar presente cuando hablaban conmigo si yo había dicho que cuando él quisiera podría preguntar.

Mi discípula le dijo que él tenía que tomar eso con pinzas. Ellos no iban a permitir que estuviera presente para escuchar todo, pues no todo era para él y no todo debía ser escuchado por él, y con respecto a lo que yo había dicho, justamente, si él (Arturo) había meditado mucho sobre las cosas que debía cambiar, y tenía preguntas reflexivas al respecto, ellos no pondrían ninguna objeción en que estuviera presente y que interviniera en las charlas, pero que si no era así, no le permitirían escucharme.

No obstante, ellos quisieron saber de sus preguntas, y las charlaron con él, pero Arturo no perdía la costumbre; a pesar que mis discípulos fueron extremadamente objetivos en sus respuestas, él quería corroborarlas conmigo.

Cuando me contactaron, la charla comenzó con una pregunta que hizo mi discípulo sobre los espíritus evolucionados desde el Origen; por qué decíamos "evolucionados". Le contesté que, en realidad, les llamamos "evolucionados" porque conocen el Amor Supremo, y que esto ya se los había dicho no hacía mucho.

Agregué que siempre son espíritus muy primitivos, pero que tienen, digamos que, una intuición muy grande, un poder de percepción y de manejo de los núcleos que es innato, y que esto podría ser aplicado a lo que les sucedió a ellos dos en el Origen.

Que se les llamaba "evolucionados" porque manejan determinadas cosas, aún sin conocerlas, gracias a esto tan maravilloso que es el Amor Supremo; pero que, de todos modos, tienen que hacer las experiencias para perfeccionar y llegar al Círculo Cósmico que es integrado por los Maestros.

Mi discípulo me comentó que Arturo quería preguntar y que ellos ya habían intentado todo lo conocido; por eso les gustaría que yo agregara algo; indagué: "Algo sobre qué", y Él contestó

—Sobre las trampas de Arturo. —y dije con énfasis:

—¡Que él las nombre! —entonces Arturo, vacilante y buscando las palabras, dijo, después de un largo silencio:

—... Dependencia... Desapegos... Miedo... Enredo, como vos me dijiste, en los pensamientos... ¡No sé! ¡Creo que esas, Wilheim!...

—Bien. Voy a pedirles algo. Que lean con él sobre esos temas y después charlamos, ¿sí? —y  mi discípulo agregó

—¡Antes que te vayas queríamos preguntarte con respecto a algo que hemos descubierto de la lectura de las notas; ese "Obedientes" que usaron los Maestros Superiores en la charla que tuvimos el 17 de abril, cuando nos dejaste la poesía y Estefanía nos había convocado a todos.

—Sí.

—¿Lo emplearon justamente por el condicionamiento de Estefanía, no es así?

—¡Exactamente! Continúan encontrando mensajes dentro de los mensajes. ¡El descubrimiento! Así es.

La obediencia tiene que ver con el condicionamiento, con la coacción. El rebaño es obediente. —ya me disponía para irme y mi discípulo me retuvo con otra pregunta:

Esto que nos pasa con el tiempo, que todo nos parece tan lejano, ¿es por vivir cada segundo como un año?

—Están incorporando, tal vez inconscientemente, la idea de tiempo que nos corresponde a nosotros: "Ahora".

"Charlas con Wilheim" (Libro 2do)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora