Ace XII: Una nueva perspectiva

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Las dudas marchaban en mi mente a un paso bastante firme. Las palabras de Daria habían hecho que las de Sisa tomaran fuerza, y el rostro implorante del soldado que estrangulé volvió a mi cabeza. No había pensado en él desde ese día, en su expresión anhelante por ese alguien que dejaba atrás...

Todo este tiempo pensé que la ira era la solución a mi pérdida, a mi dolor; a mi debilidad. Y la verdad es que hasta el momento me había funcionado, pero... estaba seguro de que quería matar a Daria, que era lo correcto, pero ahora esa decisión no solo parecía equivocada, sino estúpida e ignorante.

¿Por qué aparecía tanta inseguridad después de que ya tenía claras mis intenciones?

—¡Lucio! —exclamó la voz de Gili dejando un eco entre las rocas.

Salí de la cabaña y vi a Gili entrando a duras penas a la villa atiria. Estaba agotado y malherido. Cojeaba al caminar y no podía pararse totalmente derecho. Los atirios se asomaban poco a poco con expresiones de preocupación y murmuraban al ver el estado de Gili.

—¡Lucio! —repitió Gili entre jadeos.

Lucio salió de la multitud y se acercó a Gili como pudo.

—¿Qué fue lo que sucedió? —preguntó preocupado—. ¿Dónde está Daria?

—Fardianos... —el corazón se me detuvo cuando escuché esa palabra—. Un vampiro la mató para callarla. Nos emboscaron y casi nos matan a los dos. Ella salvó mi vida.

Lucio respiró profundo con preocupación en los ojos y los atirios murmuraron con mayor inquietud e intensidad. Yo no quería creer lo que mis oídos escuchaban, pero las dudas empezaban a desaparecer poco a poco. Daria decía la verdad. Eso significaba que no todos en Gargos eran enemigos y que Lars también estaba siendo engañado.

—¡Necesito silencio, por favor! —exclamó Lucio y luego volteó hacia a Cartos—. Junta al consejo de inmediato. Necesito hablarles en privado sobre algo importante.

—¡Lucio! ¿Qué significa esto? —replicó el atirio—. ¿La fardiana está muerta? ¿Gili estaba con ella? ¡¿Qué rayos está pasando?!

—Es una larga historia que aún no había tenido tiempo de explicar —contestó Lucio—. Este acontecimiento es terrible, y no por las razones que crees. Hay que movernos rápido.

Cartos seguía con ganas de discutir, pero al ver la gravedad en la mirada de su líder, asintió con la cabeza y salió corriendo.

Neville se acercó a mí de forma inquisitiva y me miró a los ojos con suspicacia.

—Tú sabes de qué va esto, ¿no es así?

No respondí. Simplemente me quedé viendo a Gili quien seguía llorando consternado en el suelo.

Lucio pasó horas hablando con el consejo y una airada discusión se mantuvo por la mayor parte del tiempo

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Lucio pasó horas hablando con el consejo y una airada discusión se mantuvo por la mayor parte del tiempo. Las cosas no empezaron a calmarse hasta que Lucio nos llamó a Gili y a mí para que explicáramos lo que vivimos en las alcantarillas y confirmáramos lo que podíamos de la historia de Daria.

El Halcón y el DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora