23. Héroe

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- ¿Qué es lo que haces aquí?

El susto me hizo brincar. Me volteé y empuje al dueño de esa voz tan rasposa lejos de mi.

- Lo siento, no pensé encontrarte fuera del bar.

- Silencio - le inste.

Seguí escondido en el desvan de una casa deshabitada una calle antes del bar completamente en la oscuridad.

Desde aquí podía ver el panaroma completo. El chico se paró justo a mi lado rosando su brazo con el mío y yo volteé los ojos.

- Largo.

- No me voy hasta que me digas que estás haciendo aquí escondido.

Solo lo ignore y seguí con mi supervisión.

- ¿Aquíen buscas?

Mi boca aún cerrada, sentía que solo hablaba para colmar mi paciencia.

- O de quién te escondes.

- De ti pero de nada sirve.

Se empezó a reir.

Los carros pasaban en la calle, la gente se movía al ritmo de la música unos más estaban tomando licor cerca de la plaza.

Aunque me sentía mejor por qué en la montaña pude descansar bien después de varios dias, estaba estresado y no quería lidiar hoy con él.

- Estuve toda la mañana esperando que salieras del bar, lo chistoso fue que solo fui por un café y cuando regrese ya te habías ido.

Lo miré con desagrado, el chico parecía esa noche muy arreglado pero igual no le presté atencion.

- ¿por qué no te vas a otro lado a hablar? ahora estoy ocupado.

- Luego te encontré en el super y pensé en ayudarte con tus bolsas.

Había decidido quedarme un par de días en el bar, cuando menos allí podría tener todo controlado pues el camino ala montaña era largo.

- y ahora te encuentro aquí, no se te hace muy raro tanta coincidencia.

- No ¿por qué no te vas a molestar a alguien mas?

- Cada vez me duelen más tus rechazos ¿que es lo estaré haciendo mal?

- Respirar.

- Ya en serio ¿no te gusto nada?

Dejé mi objetivo un momento llevaba casi 3 horas de guardia sin ningún éxito.

Cruce los brazos en mi pecho y lo mire ya totalmente cansado de esa situación.

- Bien, lo entiendo.

Alzo ambas manos y se alejó más.

- Quieres que te deje lo haré, pensé que con el tiempo cambiarías de opinión pero ya veo que no, si tan solo aceptaras que te gusto.

- ¡Basta!

Regresé a mi puesto y el se quedó en silencio un rato.

- Sería la primera vez que me doy por vencido, eso es vergonzoso.

- Vergonzoso es tener que seguirme a todos lados como un psicópata.

Entonces me di cuenta de algo.

Yo aún te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora