Capítulo 8

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13 años

¿Por qué no se despidió? — le pregunto a Kobe entre lágrimas.

—No lo sé, Jemi. Cuando le pregunté él me dijo que ya lo había hecho — responde sobando mi brazo izquierdo.

—Se supone que somos mejores amigos... — murmuro.

Debe tener una buena razón, cuando vuelva en vacaciones te la dirá...

—No la quiero, que se lo guarde — me llevo las manos a la cara y Kobe me atrae a su cuerpo para abrazarme. —Gracias, no tendrías que estar aquí.

—Siempre podrás contar conmigo.

Actualidad

En más de una ocasión mi cabeza me ha jugado mala parta, en lugar de ser un sitio seguro para pensar, termina siendo mi tormento y esta vez no es la excepción. Estoy realmente intrigada por saber qué hacía Kale fuera del restaurante. Sigo diciendo que no lo quiero en mi vida, pero nunca dejaré de preocuparme por él. Han pasado unos días desde mi cita con Colin, la universidad junto con la tarea, mis amigos y mi pretendiente evitaron que le diera vueltas al asunto una y otra vez, pero hoy no.

Desde que desperté estuve pensando en hablar con Kale, si aclaramos las cosas podré seguir con mi vida y él con la suya. Antes de hacer cualquier cosa llamé a Kobe y Aster, necesitan saberlo.

—¿Ya me dirás? — Aster lleva alrededor de quince minutos sentada en el sofá de mi sala, moviendo su pierna una y otra vez.

—Kobe aún no llega, quiero la reacción de ambos de una sola — respondo y la puerta suena.

—Perdón, J — es lo primero que dice en cuanto abro la puerta, en su frente hay pequeñas gotitas de sudor y está muy agitado. — Estaba...

—No quiero saber por qué vienes sudado— le corto, no necesito imágenes mentales desagradables, —entra.

— ¡Preciosa! — Exclama al ver a Aster quien pone los ojos en blanco, ante eso Kobe se lleva la mano al pecho — Auch.

—Ya llegó, habla — insiste Aster.

—No les dije algo que ocurrió en mi cita con Colin...

—¿Te hizo algo? — Kobe se pone totalmente serio.

—No. Kale apareció así que voy a hablar con él.

Silencio. Ambos me miran por varios segundos.

—¿Estás segura de eso? — Aster me toma la mano. —No creo que sea buena idea.

—No estoy preguntado si les parece buena idea. Voy a hacerlo hoy, de hecho, solo quería que lo supieran. — Camino a la puerta y justo antes de salir grito: —¡No rompan nada!

Respiro una y otra vez, alargando el camino a casa de los Ferrec lo más posible. Varias veces me detengo a pensar si realmente quiero hacer esto y la respuesta es la misma: No lo quiero, pero es necesario.

—Tú puedes, solo vas a aclarar las cosas — respiro hondo una vez más y llamo a la puerta.

Los nervios de que alguien más abra la puerta llegan a mí, no pensé en eso. Empiezo a rogar que Kale sea quien abra esa puerta. Tuerzo los dedos y juego a morder mi labio inferior repetidas veces. Después de segundos que parecen eternos su rostro aparece en mi campo de visión, me mira confundido.

—¿Mirian? — Que él me llame por mi primer nombre resulta tan extraño. — ¿Ocurre algo?

— Yo...

No me deja hablar porque prosigue:
—Mis padres salieron con Lynn y Kobe con su nov...

—Vine a hablar contigo, Kale — le interrumpo. Necesito terminar con esto de una vez.

Abre la boca por la sorpresa y la cierra de golpe, creo que pude escuchar sus dientes golpearse por el impacto.

—Amm... pasa. ¿Quieres algo de beber?

—No. Solo quiero hablar y después me iré — me siento en el sofá de tres plazas y espero a que haga lo mismo.

—Te escucho.

—¿Qué hacías fuera del restaurante ese día? — Se encoge en su lugar pasando su mano izquierda por su cabello mostrándose incómodo.

—Yo... — duda un poco antes de seguir —fui al centro a buscar una refacción para mi patineta y te vi entrar con el chico al restaurante. Me quedé observándoles un rato para asegurarme de que no te pasaría nada y después me fui.

—Kale, sabes que no puedes mentirme. Habla.

Suspira y se lo piensa un rato.

—Te extrañé mucho — suelta, sorprendiéndome. Él prosigue: —Cada vez que regresaba a casa por las vacaciones tenía la esperanza de verte, pero se fue haciendo nula. Después de unos meses sentí que estabas evitándome así que le pregunté a Kobe si sabía lo que te pasaba, me respondió que habías decidido concentrarte plenamente en tus estudios y así fue como él se convirtió en el medio que me permitía mantenerme cerca de ti. Me contaba cada cosa buena que te pasaba, cómo te iba en la escuela y si hacías amigos nuevos... ese día que estabas en el restaurante con el chico, me dieron celos, me pregunté cómo él podía pasar tiempo contigo y yo no. Fueron cinco años, no sé por qué esperaba que todo fuese igual.

Asiento, realmente no sé qué responder, es demasiada información de golpe. Sus ojos verdes me observan con atención esperando a que diga algo, al ver que no obtendrá respuesta vuelve a hablar:
—¿Kobe decía la verdad?

Suspiro.

—En parte — me mira confundido, así que continúo: — Kobe fue el encargado de decirme que te habías ido y me dolió que no te despidieras de mí. El que no me dijeras siquiera que la beca que obtuviste era en una universidad de Estados Unidos me hizo pensar que nunca fuimos mejores amigos, más aún porque sabías que tenía un apego especial contigo y simplemente te fuiste — siento mi voz perder fuerza y mis ojos llenarse de lágrimas. Suspiro de nuevo para seguir: — Por eso decidí que iba a concentrarme en mis calificaciones. Para ese entonces ya tenía a Aster y con Kobe de respaldo, todo fue tomando forma. No te evitaba, los fines de semanas los usaba para hacer tareas en casa de Aster así que realmente no me enteraba si venías, principalmente porque le pedí a tu hermano que no me dijera nada de eso. Con el paso del tiempo... te convertiste en un recuerdo.

—No te lo dije y tampoco me despedí porque sabía que si lo hacía me mirarías con esos enormes ojos cafés llenos de lágrimas y no querría irme después — mi corazón empieza a latir demasiado rápido y sólo puedo ver sus ojos verdes rojos por las lágrimas. — Perdóname.

—Claro — le sonrío y me limpio las lágrimas. —Debería irme, fue bueno hablar de esto.

«Necesito salir de aquí»

Me levanto del sofá, paso por donde él está de pie y su mano toma mi muñeca haciéndome voltear. De un movimiento rápido mi cuerpo está pegado con el suyo y tengo sus brazos rodeándome.

Me está abrazando.

Su barbilla descansa sobre mi cabeza que está presionada en su pecho justo en el lugar que me deja escuchar su corazón. Su cuerpo desprende ese agradable calor corporal tan familiar y el olor de su colonia me embriaga, de a poco mis brazos lo rodean y nos quedamos así un buen rato.

—Extrañaba esto — rompe el silencio. —Te extrañé mucho mi niña.

No respondo y escondo mi cara en su pecho.

—Aunque no lo digas sé que sientes lo mismo — eso me hace sonreír. Pone sus manos alrededor de mi cara para alzarla y me observa unos segundos con ternura. Después cierra los ojos dándome un beso en la frente y me permito cerrar los míos también para disfrutar el momento.

Ámame otra vez ||Inseguridades 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora