Capítulo 1

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8 años

¡Kale! ¡Ven, vamos a jugar! — llamo a mi mejor amigo desde arriba de las escaleras.

—Cariño, no te vayas a caer — dice mamá pasando por mi lado.

—No, mami... ¡Kale! — grito bajito agarrada del pasamanos, él ríe y empieza a subir las escaleras.

¿A qué vamos a jugar? — pregunta cuando llega conmigo.

—Tengo galletas de chocolate, mamá dijo que son para después de comer, pero no pasa nada si comemos sólo una – le susurro, tomo su mano y comienzo halar para que camine.

Llegamos a mi habitación y se sienta en una de las sillas de mi mesita de juguete de color rosa y morado donde siempre que viene, jugamos.

—Cierra los ojos — ordeno y me ve raro. —Si no, no te doy galleta.

—Bueno — cierra los ojos y como lo había planeado, le doy un pequeño beso en los labios haciendo que se aparte de inmediato como si se estuviera quemando con fuego.

¿Qué haces? — pregunta molesto.

—Te di un beso, como mi mamá a mi papá —alzo mis manitas señalando lo obvio, él también debe ver a sus papás darse besos no entiendo porqué se enoja.

—No vuelvas a hacerlo, no somos tus papás, ni los míos —dice y se escucha desde abajo que nos llaman para que vayamos comer. —Vamos y no se lo vayas a decir a alguien o nos van a castigar.

Quiero llorar pero no puedo hacerlo o van a pensar que Kale me hizo algo malo y no quiero que deje de ser mi amigo.

—Está bien... — digo en tono bajo y lo sigo cuando empieza a caminar.

Actualidad

¿Ya estás en camino? — pregunta la morena tras el teléfono.

—Acaban de darme permiso, tranquila mujer. Llego en 15.

Bien, cualquier cosa avísame.

—Vale — cuelgo.

Veamos, llevo una mochila pequeña, mi teléfono, cargador y audífonos, solo falta mi patineta y mis llaves que están al lado de la puerta. Me doy un pequeño vistazo en el espejo para comprobar mi aspecto, jean negro, blusa de manga larga color guindo y una coleta alta, se hizo lo que se pudo. Corro escaleras abajo hacia la cocina encontrándome con mi molesto hermano mayor, Blake, metro ochenta, castaño, tez pálida, lo normal.

—¡J!— exclama Kobe, metro ochenta, tez blanca, ojos verdes, castaño, sonrisa Colgate, carismático, y agradable. Sí, el chico es atractivo y mi mejor amigo desde hace años.

—Hola, K. ¿Qué haces aquí? — pregunto con una expresión de extrañeza en mi rostro, cuando sale con mi hermano normalmente no pasan el rato en casa.

—A mí también me da gusto verte de nuevo, mejor amiga querida — le lanzo una mirada reprobatoria y antes de que pueda seguir con su drama, una voz se escucha detrás mío.

—Bro, ¿en qué momento tu baño se volvió tan elegante? — contengo el aire en los pulmones. Esa voz yo la conozco perfectamente.

Doy media vuelta encontrándome de cara con el dueño de la voz.

—¿Jemi? — pregunta con sorpresa inspeccionándome de pies a cabeza repetidas veces.

—Kale — digo lo más seria que puedo.

Es el hermano gemelo de Kobe, son casi idénticos, la diferencia es mínima:  Kale tiene la cara más delgada y es centímetros más alto que su hermano, además de ser un poco introvertido y centrado.

—¿Pero qué...? — sea lo que sea que quiera decirme queda en el aire cuando salgo de ese trance por volver a verlo después de tanto tiempo.

—Voy a salir con Aster, regreso para la cena — me dirijo a Blake y salgo de la cocina pasando por un lado de Kale, quién no se ha movido.

Mi hermano me sigue.

—¿Con permiso de quién? — Otra vez con su papel de "Soy tu hermano mayor y debes obedecerme". Me tiene harta.

—De papá y mamá, duh — le respondo con hastío.

—No seas grosera, por lo menos platica un poco en Kale — dice, toma mis llaves antes que yo y las pone fuera de mi alcance. —Anda a la sala, llevaré unas palomitas y tú los distraes.

—No — le encaro y extiendo mi mano. —Ahora, dame mis llaves.

Frunce el entrecejo, negando. Seguido a esto se coloca detrás mío empujándome hasta la sala, donde están los gemelos —uno sentado en el sofá individual y el otro observando con detalle la sala— y se va dejando las llaves arriba de un mueble que no puedo alcanzar gracias a mi baja estatura. Empiezo a analizar cuál opción sería más viable de usar como banquito para llegar a mi objetivo ¿la esquinera o el descansabrazos? Aunque también es buena idea pedírselo a Kobe pero por la forma en la que está, literalmente, tirado en el sofá lo descarto de inmediato y Kale no es una opción, no me siento cómoda con su presencia.

Saco mi celular del bolsillo trasero de mi jean y escribo un mensaje para Aster.

M.J 5:17 pm:
Tardaré un poco más, adivina quién está de visita.

Responde al instante:
As 5:18 pm:
Kobe.

M.J 5:18 pm:
Y Kale.

As 5:19 pm:
TIENES QUE CONTARME TODO.

M.J 5:20 pm:
En cuanto llegue.

—Has crecido mucho, Jemi — dice Kale rompiendo el silencio; bloqueo la pantalla del aparato y dirijo mi atención a él, odio ese apodo.

—Mi nombre es Jem, no "Jemi" — le corrijo con molestia.

—Pero siempre te he dicho así, ¿por qué te molesta ahora?

—Tal vez porque ya no soy una niña — coloco el celular donde lo tenía y empiezo a caminar hacia el sofá, usaré el descansabrazos. Subo con todo y tenis aprovechando que la tela es tipo cuero.

—Es obvio, pero por los viejos tiempos... — le escucho decir a mis espaldas mientras busco con la mirada las llaves y segundos después tomarlas.

—En realidad, le dejamos de decir así desde que cumplió los catorce — le interrumpe su hermano.

—Exacto — confirmo una vez con las llaves en mis manos. —Nos vemos, K. Kale.

Doy un salto y estoy abajo.

—Salúdame a Aster — dice Kobe con una sonrisa socarrona y en respuesta ruedo los ojos.

—Sabes que te odia — le digo recordando todas esas veces en las que han terminado peleando por sus vagos intentos de coqueteo.

—No es verdad, me ama — canturrea provocándome una risita.

—Como sea, dile a mi hermano que lo veo después — agito una mano en el aire, recojo mi patineta para salir de casa y al fin me dirijo a casa de mi mejor amiga preparándome mentalmente para la lluvia de preguntas que hará a pesar de que no ocurrió la gran cosa.

Ámame otra vez ||Inseguridades 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora