Capítulo 14

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La cena de reconocimiento terminó de manera agradable, supongo que mi relación con Kale está tomando forma nuevamente porque ninguno se siente incómodo con el otro y para qué negarlo, de poco en poco vamos recuperando esa confianza tan grande que teníamos. Aun así, evito hablar de cosas demasiado íntimas como mi ex, Colin o mi virginidad inexistente desde hace casi dos años, lo último solo lo saben Aster y Kobe por obvias razones.

Mis padres han estado prestándome más atención de la acostumbrada, conociéndolos estoy segura de que quieren averiguar algo y en lugar de preguntar directamente prefirieron hacerlo a su modo: observar cada cosa que hago y digo. Justo ahora están mirando si estoy comiendo a una velocidad normal.

—Padres míos, si necesitan saber algo pregúntenlo no me gusta que me vean así —digo. Sus miradas pesan bastante.

—Hija —dirijo mi atención a mamá.

—Te escucho.

—Tú... —pausa para elegir bien sus palabras —¿sientes algo por Kale?

—Somos amigos, como siempre —dejo en claro, aunque ya se formaron ideas en la cabeza.

—¿No te gusta? —Pregunta extrañada. —En la cena parecía que sí.

—Saben que salgo con Colin y él me gusta, mucho —recalco.

—Entonces, ¿por qué no lo hemos conocido? —Habla papá.

—Tal vez porque llevamos saliendo un tiempo muy corto —digo obvia.

—¿Y? A Todd lo conocimos desde un principio —pongo los ojos en blanco.

Aquí viene de nuevo su gran discurso sobre lo maravillosa que pudo ser nuestra relación, pero por inmadurez nos dejamos llevar por pequeñeces y no sé qué más, hace un tiempo aprendí a bloquear este tipo de discursos.

—Mirian —mamá llama mi atención de nuevo, —sólo piensa lo que dices sentir y sientes realmente.

—Lo dices porque tienen esa idea loca de convertirnos en familia política de los Ferrec. Además se dieron cuenta de que nunca tendría algo con Kobe y que Blake ni siquiera voltea a ver lo bonita que es Lynn porque no quiere nada serio con nadie, cargando todo el peso en Kale y en mí. Lo peor es que ustedes saben que antes me gustaba y se quieren aprovechar de eso, pero entiendan algo: Ya no me gusta y Kale nunca, repito, nunca se enamoraría de mí —sentencio.

—No puedes estar segura de eso, hija —mamá insiste.

—Bien —vuelvo a hablar. —Si llegase a ocurrir no deberían preocuparse, ¿no creen?

Se me quedan viendo asombrados. No suelo tener arrebatos frente a ellos y sé que quieren lo mejor para mí, pero que toquen el tema de mis parejas me exaspera.

—Ahora, si me disculpan, debo arreglarme para mi cita con Colin —resalto el nombre levántame de la mesa para dirigirme a mi habitación.

Una vez arreglada emprendo camino hacia el parque, me citó ahí porque quiere decirme algo importante. Estoy ansiosa, con él nunca sé que esperar porque es impredecible, su personalidad relajada y honesta no te permite sacar alguna conclusión.

En cuanto piso el parque comienzo a buscarlo hasta que lo localizo recargado en un árbol viendo a donde los niños juegan. Mientras me dirijo a su posición observo su vestimenta: Vans color caqui, jeans negros y camisa manga larga de franjas negras y verdes, su cabello castaño claro como siempre está desordenado cayendo a los lados de su cara. Salto frente a él con una sonrisa llamando su atención, sin embargo, no logro hacer que sonría como siempre lo hace, más bien es forzada y sus ojos están tristes.

—Col... ¿qué ocurre? —Pregunto claramente preocupada.

Niega con la cabeza agachándola, se lleva una mano a la cara cubriendo su boca. Como puedo le abrazo acurrucándome en su pecho. Algo va mal, muy mal. Él me corresponde el abrazo apretando mi cuerpo al suyo, suspira varias veces sobre mi cuello hasta que decide hablar:
—Me voy a mudar —me separo de golpe para verle a la cara.

—¿Qué? ¿Por qué? —Mi voz tiembla al igual que mi labio inferior y cuerpo.

—La empresa de mi padre requiere que se mude a una nueva sucursal en un extremo del país, me voy terminando el trimestre.

Su padre trabaja en una empresa hotelera: Moon light. Es de los administrativos, es decir, busca zonas para construir y, principalmente, se encarga de que los contratos beneficien de sobremanera a la empresa en todos los ámbitos. Si no me equivoco será el gerente general encargándose sólo de asuntos administrativos del hotel, algo que realmente no tiene nada que ver con su puesto superior.

—¿Regresarás? A tu padre no le corresponde estar encargado de un hotel.

—No lo sé... mis padres me recomendaron no comenzar el ciclo por si esto ocurría, pero los ignoré. Pensé que no tendría ningún problema para irme y tú apareciste el primer día de clases riéndote con Aster a carcajadas limpias llamando mi atención —sonríe muy levemente con la boca cerrada.

Lo que está diciéndome me provocan más ganas de llorar. Para evitar que siga hablando tomo su rostro entre mis manos sonriéndole.

—No sigas, queda poco más de un mes así que si estás intentando terminar algo que ni siquiera hemos empezado no te lo voy a permitir —le digo sonando lo más decidida que puedo, ocultando mi dolor. No quiero que se vaya, pero existen cosas fuera de nuestro control.

Sus ojos recobran ese brillo de siempre.

—Entonces... —sonríe de medio lado, toma mis caderas con sus manos y yo enrollo mis brazos alrededor de su cuello, estamos demasiado juntos por lo que tengo que verle echando la cabeza hacia atrás —seamos novios este mes, ¿sí? No te lo había pedido por lo mismo, pero de todas formas me voy y prefiero pasar mi último mes aquí siendo tu novio que lamentándome el resto de mi vida por no habértelo pedido.

—Estoy de acuerdo con eso —le doy un beso rápido y leve. —¿Qué haremos hoy?

—No lo sé, ¿qué quieres hacer tú?

Me lo pienso un poco antes de responder:
—Abrazarte y que me des muchos mimos, ¿se puede?

—A sus órdenes señorita.

Me suelta para sentarse en el césped y después me hala provocando que caiga sentada a horcajadas sobre sus muslos, en esa posición me abraza de la cintura atrayéndome a su cuerpo, paso mis brazos por sus hombros recostando mi cabeza a la altura de su cuello. Me gusta oler su perfume por lo que esta posición me viene de maravilla, además me permite juguetear con su cabello. Él reparte delicadas caricias en mi espalda, relajándome y de vez en cuando deja pequeños besitos por toda mi cara.

Realmente quisiera que no tuviera que irse.

Ámame otra vez ||Inseguridades 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora