Capítulo 33

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El sol de la mañana me molesta aún con los ojos cerrados, ¿olvidé correr las cortinas? No, lo hice antes de alistarme para la fiesta.

Abro los ojos de golpe.

Tal como supuse, ésta no es mi habitación. Sin embargo, sé dónde estoy, reconozco las paredes y el aroma que desprenden las sábanas en las que estoy envuelta, desnuda. Giro levemente el cuerpo para comprobar que a mi lado duerme plácidamente Kale cubierto con la sábana del abdomen hacia abajo.

Me levanto de la cama intentando ser lo más sigilosa posible y recojo mi ropa del suelo para ponérmela, aguantando el dolor que surge de mi vientre. Los recuerdos de hace unas horas llegan uno tras otro haciéndome saber que todo lo que pasó no fue un sueño, me acosté con Kale y fue perfecto a mi parecer, se interesó por mí en todos los aspectos y entendí por qué a las personas les gusta tanto el sexo, pero mi cabeza me dice que hice mal.

El reloj marca casi las siete de la mañana, debo salir de aquí antes de que despierte alguien y me vea.

Tomo mis Vans y mi bolso saliendo cuidadosamente de la habitación. Al girar encuentro a Aster lo cual me hace saltar del susto, tiene los brazos cruzados sobre su pecho y sólo lleva puesta una camisa roja de Kobe, levanto una ceja para que le baje a los humos.

—¿Puedo saber por qué estás saliendo de la habitación de Kale? —Pregunta sin más.

Le chito para que baje la voz.

—Te lo explicaré, pero no ahora, ¿vale? —Respondo casi en un susurro. — Vayan a mi casa después de que lleguen los Ferrec y si Kale pregunta, no me has visto. ¿Puedes?

No muy convencida asiente y me deja ir. Salgo de ahí, después de medio ponerme los zapatos, como si mi vida dependiese de ello. En casa nadie ha despertado así que aprovecho para dormir un poco más.

***

Despierto otra vez, poco después de las diez y decido darme una larga ducha para relajarme un poco. De regreso en mi habitación tomo mi celular de donde lo dejé cargando al llegar, tengo varios mensajes.

Ignoro los de Kale y respondo el de Isla.

Isla 2:12 am:
Tu regresaré a tu hermanito después de medio día.
Besos.

M.J 11:23 am:
Espero que completo o mis padres me ahorcarán.

Bajo para tomar el almuerzo encontrándome con una nota pegada en el refrigerador:

"Fuimos a almorzar con unos amigos del trabajo de su padre. — Mamá."

Preparo algo para almorzar y cuando estoy lavando los trastos alguien toca la puerta, mi corazón se acelera ante la posibilidad de que sea Kale, no estoy lista para encararlo aún.

Me relajo al recibir un texto de Aster.

As 12:04 pm:
Estamos afuera, abre la puerta.

Lo hago de inmediato, ambos se ven nerviosos mirando hacia la casa de los Ferrec, los hago pasar a la sala.

—Kale preguntó por ti y le dije que no te había visto como me lo pediste, pero no entiendo bien porqué actuó tan raro... —comienza a decir Aster de manera acelerada.

La interrumpo:
—Me acosté con Kale.

Silencio, mucho silencio.

Aster, que estaba de pie, fue sentándose lentamente al lado de su novio, ambos me miran asombrados por largos segundos haciéndome sentir peor de lo que estaba.

—Piensas que hiciste mal, ¿verdad? —Kobe pregunta mirándome con curiosidad.

Suspiro al contestar:
—Sí.

—No entiendo por qué.

—Tiene miedo —señala Aster y yo asiento dándole la razón.

—¿A qué? —Vuelve a preguntar Kobe confundido.

—A que la haga sufrir otra vez — le responde.

—No lo hará —garantiza Kobe.

—Tú no sabes eso — replico.

—Tú tampoco.

Aparto la mirada cuando me lo dice cruzándome de brazos porque tiene razón.

La puerta de entrada se abre acompañada de un golpe seco sobresaltándonos, volteamos encontrando a Kale en el marco de la puerta de la sala. Trago grueso al verlo, mi corazón se acelera tanto que puedo sentir las pulsaciones en las sienes y el golpeteo en mi garganta, siento mis manos sudar de los nervios.

—¿Por qué no me respondiste? — Mueve su teléfono en el aire.

—Nosotros ya nos vamos —dice Kobe tomando la mano de Aster dejándonos solos.

—Vamos arriba —le pido.

Paso por un lado con la vista clavada en el piso, llegamos a mi habitación y me quedo de pie frente a mi cama, respiro profundo reuniendo algo de valor para levantar la cabeza.

—¿Sabes lo horrible que es despertar con la ilusión de que la persona a quien amas esté acostada a tu lado y que simplemente desapareciera sin dar alguna explicación? —Pregunta con todo ácido. Al no obtener respuesta, continúa: —Eso creí.

—No lo entenderías —le digo molesta cubriéndome los ojos con las manos.

—¿No entiendo qué? ¿Que no me quieres? Porque eso quedó muy claro.

—Ahí está de nuevo, asumes cosas sin analizar todos los hechos —señalo.

Nos quedamos callados viendo detenidamente al otro por varios minutos como si supiéramos que estamos por arruinar las cosas aún más.

—Te amo —suelta de pronto.

—¿Qué? —Pregunto desconcertada.

—Te amo. Yo... creo que he estado enamorado de ti desde la primera vez que tus padres llegaron a mi casa contigo en brazos —sonríe con amargura. —Me pareciste la cosita más hermosa que haya visto a mis 5 años. Hasta hice una promesa: cuidarte de todo y todos, pero yo fui quien terminó lastimándote. Ahora pago el precio, no me dejas entrar y me siento en completa agonía esperando a que me ames como parecías hacerlo.

No le respondo porque es cierto. Sabe que sufrí por él en más de una ocasión. Quiero decirle que he intentado abrirle mi corazón sin éxito porque soy una cobarde que se deja llevar por los errores del pasado y por más que lo intento no logro dejar ir ese sentimiento a pesar de los años, a pesar de que me ha demostrado todo este tiempo que soy la única a quien quiere.

—Lo de anoche fue increíble —puedo ver el dolor reflejado en sus ojos al decírmelo, —pero no debiste permitir que pasara y yo no debí creer que sentías lo mismo.

—Kale... —susurro antes de verlo salir de la habitación.

Caigo de rodillas en el suelo comenzando a llorar. ¿Por qué no pude decirle que lo anoche también fue perfecto para mí? Que aún lo quiero, que quiero estar con él, que quiero que me demuestre cuanto me ama en todas las maneras que sean posibles, que quiero amarle de verdad sin obstáculo alguno. ¿Por qué no puedo entender que el amor es sufrido?

El dolor en mi pecho es aún más fuerte que aquella vez en la que se fue a Estados Unidos a estudiar. En esa ocasión sabía que volvería a verlo en algún momento y charlaríamos, aunque ya no fuésemos los mejores amigos, pero hoy, le he roto el corazón, nada me asegura volver a tenerlo a mi lado en ningún sentido.

No sé cuánto tiempo me quedo tendida en el suelo llorando con una mano puesta sobre el corazón aún más roto que antes, ni tampoco cuándo me quedé sin lágrimas mirando al frente.

Ámame otra vez ||Inseguridades 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora