Capítulo 26

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Sola, así me siento.

Después de semanas llenas de montañas de trabajo por fin conseguí un fin de semana completamente libre y no tengo con quién salir. Kobe y Aster me propusieron salir con ellos, lo agradecí, sin embargo, no es la mejor opción porque no me gusta ser el mal tercio. He estado llamando a Lynn, pero no me toma ninguna llamada ni me contesta los mensajes, por eso decidí ir a su casa donde estoy parada a la puerta. Toco el timbre, resuena el ding dong y después de unos minutos, aparece Kale con una toalla al rededor del cuello y el cabello húmedo. Se pasa la mano por el cabello peinándolo hacia atrás consiguiendo que toda mi atención se centre en su persona.

¿Cómo es que ese simple movimiento me resulta tan sexy?

—Cierra la boca, puedo ver tu campanilla —salgo de mi trance al escucharlo y cierro la boca, no sé cuándo la abrí.

—¿Está Lynn? —Pregunto por la razón de mi visita.

—Salió, igual que Kobe y mis padres —bajo la cabeza al escucharlo. Tendré que cambiar los planes.

—Genial... —murmuro. Pensé que sería una buena idea salir con Lynn para pasar el rato y ponernos al día después de este lapso, pero parece que no corrió con la misma suerte que yo.

—Mirian... —le escucho suspirar.

—¿Tienes planes hoy? —Hablo alzando la cabeza e interrumpiendo cualquier cosa que iba a decirme.

Se lo piensa un poco antes de responder:
—Pues... no.

—Entonces salgamos —veo una clara negativa así que agrego: — Por favor, tengo el fin de semana libre, quiero distraerme un poco.

Se soba la barbilla pensándolo y yo pongo la mejor cara tierna que puedo hasta que acepta asintiendo lentamente.

—Pasa y espera en la sala, ahora vuelvo.

Cierro la puerta detrás mío, él desaparece por las escaleras y yo me dirijo a la sala para sentarme en el sofá. Observo a mi alrededor esperando encontrar algo para distraerme y lo consigo, en la mesa de centro hay una foto enmarcada. La tomo entre mis manos, es Kale de pequeño sentado conmigo de bebé en brazos, sé que soy yo por el vestidito blanco, mamá tiene varias fotos mías con ese vestido y es la misma foto que más me gustaba ver en los álbumes familiares. Sonrío, ha pasado mucho tiempo desde entonces.

Dejo la foto donde estaba al escuchar los pasos de Kale por la escalera y lo veo pasar de largo la sala, así que me levanto para ir a donde está.

—Hay una buena película en cartelera, ¿te parece buena idea? —Pregunta mientras se pone una chaqueta de mezclilla negra.

—Claro —respondo una vez estamos fuera de su casa.

Cierra y comenzamos a caminar a la parada de autobús, que será nuestro medio de transporte hoy. El silencio por ambas partes se mantiene, simplemente caminamos a la par. La necesidad de entablar una conversación me fastidia. No sé si él también quiere conversar o sólo hablar lo necesario, ni más ni menos.

Algo bueno a mi favor fue que no tuvimos que esperar el autobús porque ya estaba en la parada. Escojo el asiento junto a la ventana para poder distraer mis pensamientos en el camino, sin embargo, Kale se mantiene de pie viéndome con el ceño fruncido.

—¿No vas a sentarte? —Pregunto palmeando el lugar a mi lado para que se siente.

Lo hace y dice:
—Me gusta ir en la ventana.

Muerdo mi labio inferior con fuerza para no reír, sonó demasiado infantil.

—Puedes ir en la ventana de regreso —pongo mi mano sobre la suya que descansa en su muslo, Kale se tensa e inmediatamente lleva su vista a ese lugar. Quito mi mano rápidamente al sentir su incomodidad.

—Deberías tener cuidado con lo que haces, a veces las acciones simples y pequeñas pueden herir más que cualquier otra cosa —más que una recomendación es una exigencia.

Giro la cara y me concentro en mirar por la ventana.

»Tal vez deberías darme una lista« pienso.

De nuevo, ese vacío se hace presente acompañado con ganas de llorar. Trago grueso, hago un ejercicio de respiración profunda para relajarme y hacer como que las palabras de Kale no están afectándome porque tiene razón, sé que le gusto debo cuidar lo que hago y digo.

Recuerdo que cuando era pequeña, cada vez que Kale me protegía o prefería pasar tiempo conmigo, me emocionaba mucho así que sé de antemano sobre lo que habla. Así somos los humanos cuando nos gusta alguien o estamos enamorados, el mínimo detalle alimenta nuestros sentimientos, aunque la otra parte no nos vea de esa manera. Somos los únicos culpables de terminar rotos al conformarnos con tan poco y crearnos ilusiones.

Al final resultó que la película que Kale había mencionado ya no estaba en cartelera y yo no tenía muchas ganas de pensar así que dejé que él escogiera alguna que llamara su atención. Por lo que le escuché está ambientada en el siglo XIX y le encantan ese tipo de películas igual que a mí.

Siendo honesta no presté atención a la pantalla, mi vista y pensamientos estaban completamente puestos en mi acompañante. La sala al estar oscura me permitió admirar sus expresiones al ocurrir algo inesperado en la cinta, cómo masticaba lentamente una palomita de maíz después de llevársela a la boca y como se movía su manzana al tragar. Kale es demasiado atractivo sin lugar a duda. Sus facciones han madurado sin llegar a cambiar mucho, pero en ocasiones veo al Kale de hace más de cinco años que conocía, no a este chico maduro que se envuelve en una capa de hielo para guardar lo que piensa.

¿Qué ocurrió en esos cinco años que lo volvió así? ¿Algo cambió su perspectiva?

Él sabe parte de mi historia y yo no tengo ni la menor idea de la suya. Quisiera saber qué le hizo ser más centrado y responsable, necesito indagar y tal vez eso falta para descubrir si tengo o no sentimientos hacia él, sólo espero no lastimarlo si resulta ser un no. Para eso, primero debo terminar con el estira y suelta que nos envuelve tomando en cuenta que a veces hay que ceder, no sólo esperar a que cedan.

Ámame otra vez ||Inseguridades 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora