Ámame otra vez ||Inseguridades 1||

Capítulo 29

Recién me he dado cuenta de que Mitchell me ha estado evitando, ¿por qué lo digo? Bueno, esta mañana me lo topé en el pasillo y antes de que pudiera saludarle ya había cambiado el rumbo en su andar, a la hora del almuerzo no se apareció y justo ahora lo veo con la cabeza dentro del casillero, lleva alrededor de unos diez minutos así. Tal vez yo sea la culpable, no lo había notado hasta hoy.

—Chelly —le llamo, escucho como suelta un suspiro.

—¿Necesitas algo? —Cierra el casillero con fuerza dándome la cara, su rostro está completamente serio y no parece agradarle ni un poco mi presencia.

—Sólo quería hablar, hace mucho que no te veía.

—Entonces nada —dice brusco comenzando a caminar a la salida con paso apresurado.

Lo sigo trotando, repitiéndole que se detenga o que por lo menos baje la velocidad a su andar, sin embargo, no cede a ninguna de mis peticiones. Los demás estudiantes que están en la entrada se quedan viendo la escena con curiosidad, debo terminar con esto.

—Mitchell —me paro frente a él con las manos a la altura de su pecho. —¿Qué ocurre?

—¿Que qué ocurre? ¿De verdad preguntas eso? —Dice casi escupiendo las palabras con lo apretada que tiene la mandíbula, puedo asegurar que quiere hacerme arder con su mirada.

—Yo... —no me deja responder.

—Te diré lo que ocurre: No te dignaste a decirme que Aster estaba enamorada del imbécil que tienes por mejor amigo, aun sabiendo que ella me gusta y ¿cuál fue mi sorpresa? ¡La vi besándose con él en esa puerta! — Señala la entrada con su dedo. Intento decir algo, pero prosigue: — Y eso no es todo, tú, estás saliendo con el otro gemelo, dijiste que no lo querías en tu vida, ¿qué pasó? De seguro te acostaste con él, el mismo día que Colin se fue.

Me quedo quita en mi lugar sin decir una palabra, ¿qué pasa con él? Este chico cruel no tiene nada que ver con aquel que no veía los defectos de los demás, que dejaba pasar los errores que cometía y que nunca insultaría a una chica.

De pronto la cabeza de Mitchell se va para atrás al ser golpeado por un pequeño puño. Aster se para frente a mí dándome la espalda, está furiosa con los puños a los costados.

—No vuelvas a hablarle así —ordena. Mitchell se mantiene en el piso cubriéndose la nariz, que fue donde Aster le dio el puñetazo. —Yo nunca te di esperanzas, tú eres el que creyó que mi amabilidad significaba algo.

Veo llegar a Kobe quien la toma por los hombros y comienza a decirle que fue el mejor golpe que ha visto para llevársela lejos de Mitchell. Algunos chicos aprovechan para ayudarle a levantarse y llevarlo dentro a que le revisen la nariz, yo me quedo parada sin poder creer lo que acaba de ocurrir. El tacto de unas manos hace que levanten la cara conectando mi vista con la de Kale, no sé qué hace aquí, pero agradezco que lo esté, por fin siento mis ojos humedecerse por toda la combinación de emociones. Me abraza por los hombros haciéndome caminar al auto, una vez ahí subimos a los puestos delanteros porque Kobe y Aster van atrás.

Kobe le pide a su hermano que los deje en casa de Aster y después me lleve a casa. Durante el trayecto me mantengo en silencio escuchando la conversación que mantienen los tres sobre cómo Aster golpeó a Mitchell, ella les cuenta un poco sobre las clases de defensa personal que su padre le obliga a tomar junto a sus hermanos y cómo ellos le piden que les enseñe uno que otro golpe. Cuando llegamos a casa de mi amiga, se despiden de nosotros y bajan del auto dejándonos solos, Kale conduce un poco más hasta que llegamos a ese terreno que tanto le gusta para hablar.

—Jem, sé que no estás bien, pero ¿quieres hablar? —Esas palabras son lo único que necesitaba para largarme a llorar.

Escucho el sonido del cinturón del auto ser desabrochado y después el golpe de la puerta al ser cerrada, en un segundo estoy fuera del auto con Kale abrazándome con fuerza sobando mi espalda como muestra de apoyo.

—¡No puedo creer lo que dijo! —Comienzo a desahogarme a gritos que se pierden fuerza al tener la cara contra su pecho. —¡¿Cómo se atreve a insinuar tal cosa?! ¡No soy una cualquiera!

—Yo lo sé —me dice apartándose y obligándome a verle a los ojos, —pero debes entender que esta vez el enojo pudo más.

—No lo defiendas —advierto.

—No lo hago, ¿crees que no me molesta? —Seca con sus pulgares mis mejillas que siguen empapándose con lágrimas nuevas. —Si no fuese porque Aster actuó antes que nosotros el chico hubiera quedado con más que una nariz rota.

Asiento con lo que dice y vuelvo a abrazarlo.

***

Llegamos a mi casa después de ese episodio tan poco usual. Le invité a comer porque no quería quedarme sola, posiblemente ya estaría llorando otra vez a moco tendido hecha un ovillo en la cama.

—Jem... —levanto la cabeza al escucharlo —¿por qué insinuó que te acostaste conmigo? No le veo el sentido.

—Como tú dijiste el enojo habló por si solo y ahora media universidad sabe que no soy virgen, lo cual no es la gran cosa, pero preferiría mantener mi vida en privado —realmente no esperaba tener que contarle a alguien más sobre este asunto.

Mantiene la vista fija en un punto detrás mío con la mandíbula apretada y respiración profunda.

—Ah... —es lo único que consigue decir y siento la necesidad de aclararle las cosas.

—Fue con Todd, mi ex novio del que mis padres hablaban en aquella cena, hace casi dos años. Lo hicimos más por la presión de ser los únicos que nunca se habían acostado que por mero gusto. Fueron dos veces y en ambas sólo quería que se quitara lo más pronto posible, no quise averiguar en qué momento se empieza a sentir placer —al recordarlo me estremezco y la voz de Kobe llega diciéndome que soy demasiado penosa junto con su risa. —Eso nos hizo darnos cuenta de que no servíamos como pareja y terminamos. En conclusión, sólo me he acostado con un chico.

Sonrío de manera forzada mostrando los dientes intentando que, por lo menos, tenga una reacción ante mi relato, pero lo único que consigo es un:
—Deberíamos subir a estudiar.

Ese simple cambio mata cualquier posible conversación al respecto.