Capítulo 17: Lazo

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—Goku—llamó el pelinegro a su lado—. Ese chico es gruñón con todos, pero contigo... Es diferente—le sonrió—. Se ve que son muy cercanos.

—Sí—empuñó sus manos, todavía estaba nervioso—. Nunca me deja solo.

—Jijiji—empezó a reír—. ¡Le diste un beso!

—Yo...—cubrió su rostro con vergüenza—. N-no sé por qué lo hice. ¿Y si se enojó o...?

—Goku, Vegeta nunca se enoja contigo. Te aprecia mucho, eres su mejor amigo—comentó Barry.

—Sí, además vino a despedirse bien él también—agregó Goten—. No te odia, si lo hiciera te habría gritado como le gritó a Barry—mencionó con una risa.

—No puedo ser el único que esté viendo las cosas—dijo Zeshin, volteó a ver hacia los asientos de atrás, donde los menores estaban—. Goku, Vegeta nunca se enojaría contigo por que tú hagas ese tipo de cosas.

—Gracias, chicos—se animó un poco más.

—¡La próxima vez que los visite invítalo a que venga a acompañarnos!—le sonrió—. Me agrada aunque me haya amenazado con la mirada.

—Sí, Goten.

Cuando llegaron a la casa hicieron muchas actividades en grupo. Zeshin había aprovechado para ducharse y cambiarse de ropa, lavar el atuendo que usaba en el restaurante y cenar en compañía de los demás. Finalmente se sentaron todos en la alfombra mientras charlaban para conocerse mejor.

—Pobre Zeshin, está agotado—comentó Goku al verlo ya dormido con su cabeza apoyada en el hombro del rubio—. Me preocupa que se enferme si sigue exigiéndose demasiado.

—Lo llevaré a mi habitación para que duerma más cómodo—dijo el de ojos azules.

Maniobró un poco para poder tomarlo en sus brazos y cargarlo hasta su alcoba, ahí lo depositó sobre la cama y lo cubrió con una sábana. Cuidadosamente le quitó los zapatos, y apagó la luz. Dedicó una sonrisa ante el cuerpo descansando, finalmente cerró la puerta y bajó a donde estaba el resto.

—Me siento muy mal por él, ¡no me deja ayudarlo!—tomó su rubia cabellera con frustración—. Me siento un poco culpable, insisto mucho en que me acompañe a diferentes lugares y no pienso en su agotamiento.

—Si él no quisiera estar contigo te diría que no—dijo Goten—. Por lo que me han dicho ustedes, él ha trabajado siempre. También quiere divertirse—jugó con el vaso—. Si tan poco ha ganado entonces puedes suponer que no salía mucho, ni siquiera para darse un gusto—el mayor lo miró—. Creo que le estás dando momentos a los que él había tenido que renunciar. Y quizá por eso no quiere aceptar tu ayuda, ya estás haciendo mucho por él llevándolo a sus citas y pasando tiempo con él. Zeshin estaba solo en este lugar.

—Pero...—soltó aire—. Goten, tú mejor que nadie sabes cómo son las ganancias que he tenido desde que acepté el papel. Además de lo que he ahorrado toda mi vida. No... no es nada para mí darle todo lo que necesite.

—Barry—llamó esta vez Goku—. Zeshin estuvo mucho tiempo solo, valiéndose por sí mismo. Y tiene miedo de volver a vivir lo mismo que con su mamá.

—¿Su mamá? ¿Qué le hizo?

—Cuando Zeshin era menor tenía un hermanito. Su mamá no fue muy atenta con ambos, trabajaba mucho. Pero también tenía problemas con el alcohol, con los hombres, y con las apuestas. Me dijo que ella iba mucho a los casinos y perdía demasiado, o a veces llegaba ebria con hombres desconocidos—explicó el Son al otro pelinegro—. Zeshin comenzó a trabajar para pagarse la escuela. Pero tiempo después su hermano enfermó y le diagnosticaron un tipo de cáncer terminal. Los tratamientos eran costosos, pero ayudaban a que no padeciera mucho por las fallas que su cuerpo comenzara a tener. Zeshin trabajó para pagar medicamentos y visitas al médico, su madre perdía mucho en los casinos así que él, para completar los gastos, solía tomar el dinero sin que ella se diera cuenta—soltó aire—. Cierto día su hermanito falleció, no se podía hacer más por él. Y ella culpó a Zeshin.

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