Gine apagó la radio para después apagar el coche. Recién se había estacionado en el garaje de su casa; había sido un largo día de trabajo y ya estaba anocheciendo. Le agradaba la idea de que por fin estaría en su hogar, cenaría algo y podría irse a descansar. Entró a su vivienda y cerró la puerta. Vio a sus dos hijos en la sala, ambos sentados en el sofá, además traían su celular en la mano, enviando mensajes. A decir verdad ya se había acostumbrado a ello, incluso se le hacía raro que no lo llevaran.
—Hola, hijos—los saludó.
—Hola, mamá—saludó el menor de los Son sin despegar la vista de su teléfono.
—¿Qué quieren para cenar?—preguntó desde la cocina.
—Yo no tengo hambre, ¿y tú, Rad?—preguntó a su hermano, pero éste no contestó—. Rad—le volvió a llamar, pero seguía sin escucharlo—. ¡Raditz!—alzó más la voz y le dio una pequeña patada para que reaccionara.
—¡Auch! ¿Qué quieres, cabeza de palmera?—respondió de mala manera.
—¡Oye!—hizo un pequeño puchero infantil—. Mamá preguntó que qué querías para cenar—le dijo.
—No tengo hambre—respondió y volvió a concentrarse en la pantalla de su aparato electrónico.
—Estamos bien, mamá, gracias—le dijo en voz alta para que escuchara.
Un hombre entró a la vivienda, tenía puesto un traje de color negro, llevaba una corbata roja y zapatos lustrados de color negro. Se veía sumamente apuesto, además de varonil: sus facciones faciales eran de un adulto guapo, pero tenía unas cuantas cicatrices que lo hacían lucir muy masculino.
—Ya llegué—avisó.
—Bardock, ¿qué quieres para cenar?—decía la mujer llegando con él. Se paró frente al hombre y le dio un casto beso de bienvenida.
—¿Puedes cocinar la carne? Tengo mucha hambre—dijo. Se quitó el saco y lo colgó en el perchero que estaba a un lado de la puerta.
—Estaba pensando en guardarla para mañana...—dijo un poco apenada de no poder cumplirle a su marido.
—¿Y por qué hasta mañana?—preguntó con un tono de confusión, pero la mujer sólo sonrió. El hombre se acercó al sofá, del lado donde se encontraba su hijo menor—. Ah, creo que ya recordé—abrazó al menor, quien sonrió ante el contacto—. Mi hijo se va a graduar—dijo y le alborotó su cabellera.
—Sólo es la primaria...—dijo sonriendo.
—Pero significa que entrarás a la secundaria. Y esos fueron los mejores momentos en mi adolescencia, y creo que lo serán para ti. Podrás conseguirte una novia linda, salir a fiestas con tus amigos...
—Papá—lo interrumpió el menor—, sabes que no me gustan las fiestas... ni las chicas...—le dijo un poco apagado, pero pensó lo último.
Goku no tenía el menor interés en el sexo femenino, al contrario, le parecía insoportable la actitud que mantenían muchas de las niñas de su edad; a su madre la respetaba y admiraba, ya que ella tenía una actitud decidida y recta, firme en su comportamiento. ¿Pero ellas? Ellas lo único en lo que pensaban era: chicos, zapatos, moda, muchachos, más zapatos, ropa linda, que no se les rompan sus uñas, conseguir un novio, hablar de "temas de chicas", más zapatos...
E, independientemente de eso, incluso aunque conociera a alguien que no fuera así, no le tomaría el más mínimo interés en que lo suyo se convirtiera en algo más que una simple amistad.
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Sexting
Fanfiction-¿Qué podría pasar?-pensó y envió esa foto. Personajes propiedad de Akira Toriyama