You're Not Better Than Me 2 | Número 5 y Tú

Capítulo 12

-El presidente sigue investigando Roswell y los otros lugares, caballeros.-escuché una voz ronca.- y no podemos permitir que se meta en nuestros asuntos. La Caravana girará a la izquierda en la calle Elm.-explicaba un hombre de sombrero y lentes oscuros.

Cinco y yo estábamos en el armario de aquella habitación, gracias a la manera en la que estaban hechas las puertas nosotros podíamos ver hacia afuera pero ellos no podían ver hacia adentro.

-Caballeros, no creo que sea el momento apropiado.-habló otra voz pero algo tenía que me parecía conocida.
-Es nuestra oportunidad.-habló otro hombre sentado en la sala.

Me hice un poco hacia atrás haciendo algo de ruido, Cinco me afirmó a él para que no me moviera pero ya era tarde, uno de ellos se giró revelando su identidad.

-¿Papá?.-hablamos al mismo tiempo Cinco y yo.
No nos juzguen hace años no escuchábamos su voz.

Papá tomó una varilla de metal de las que se usaban para mover la leña de la chimenea y se acercó al armario. Todos los hombres lo miraban expectantes, la mano de Cinco rápidamente buscó la mía, papá cada vez estaba más cerca y comenzó a pegar a la madera de la puerta, Cinco apretó mi mano y no tuvimos de otra que teletransportarnos antes de que nos descubrieran.

Cinco y yo suspira mod una vez fuera, al fin pudimos respirar, pero entonces al darnos la vuelta nos encontramos con un gran tipo alto y rubio.

-Mierda.-dijo Cinco.

Cinco me empujó hacia atrás y el hombre lo tomó de los hombros y comenzó a estamparlo en la pared, hábilmente Cinco se teletransportó y le dio una patada por detrás de la rodilla del tipo haciéndolo caer de rodillas.

-Creo que olvidaste decirme algo sobre esto.-dije mientras él se colocaba en la espalda del tipo y hacía presión sobre su cabeza.

-Son los suecos, los mandó la comisión, ya sabes por nuestros actos.-habló pero el tipo lo alcanzó a tomar para luego arrojarlo con fuerza sobre el piso.

¿Por qué no vinieron antes por mi?
¿Suecos? ¿En plural?
Si yo sólo veo a uno.

Cinco se teletransportó nuevamente atrás del rubio, él quiso volver a usar sus poderes pero estaba débil y no funcionaban, el gran hombre se levantó y se fue acercando a él.

El rubio levantó su brazo y cerró su puño.
-Mierda.-exclamó Cinco recibiendo un gran golpe en la cara por parte del sueco.

¡Está bien! ¡Lo ayudaré!
Creí que lo tenía controlado.

Corrí hacia él para auxiliarlo pero unas manos en mi cintura me hicieron voltear encontrándome con otro rubio.

-Bueno, ya encontré a otro.-le sonreí al rubio para luego tomar su cabeza y estrellarla sobre mi rodilla para dar más fuerza al golpe.

-¿Cinco?, ¿_____?.-cuestionó Diego subiendo las escaleras mientras veía como peleábamos, entonces otro más lo atacó con un puño americano.
Oh, ahí está el otro y... Ouch, eso debió doler.

Viendo a los tres, me encontraba peleando con el que parecía ser el más joven.
Genial.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no sentí cuando el rubio con el que yo me estaba enfrentando, me tiró al suelo y se subió arriba de mi dejándome inmóvil, él me miró, me sonrió siniestramente y me guiñó un ojo.

Entonces me teletransporté, pude sentir como una daga pasaba a mi lado, bueno creía que había pasado a mi lado si no fuera porque mi mejilla comenzó a sangrar, me había rozado.

Siempre tengo mala suerte de que me den las cosas, ¿no?.

Miré mal a Diego y ahora lo estaban asfixiando. Oh no, mierda.
No podía hacer nada, tenía primero que librarme del rubio que se enfrentaba a mí.

Me acerqué al sueco que había dejado confundido al teletransportarme y le di un golpe, cosa que no hizo mucho ya que sólo sonrió para luego hacer el cuello a un lado y al otro haciéndolo tronar.
Mierda.

Me tomó de los hombros y no pude teletransportarme a tiempo ya que me había dado un cabezazo y luego arrojado a la pared con tanta fuerza que me dolió todo el cuerpo y mi vista se nubló.

-¡______!.-escuché a Cinco gritar, apenas pude ver como lo seguían golpeando pero él me miraba de vez en cuando y luego se defendía.

El rubio me dejó ahí sin más y se acercó a Diego ahora tomando el lugar del que lo estaba asfixiando, mientras que el otro se acomodaba de nuevo el puño americano, el rubio que me había dejado sabía lo que había hecho, sabía que no iba a poder pelear y mucho menos levantarme.

Yo seguía parpadeando para ver si mi vista se aclaraba pero no estaba sirviendo de nada.
Mi cerebro apenas podía captar las cosas que ni siquiera se movían, pero al menos pude ver como Lila aparecía por el pasillo, me miró a mí, miró a Diego, se quiso acercar pero luego miró a Cinco.

-Lila, ¡ayúdame!, ¡ayu...!.-pude escuchar como exclamó Diego con poco aire.

Ella lo miró unos segundos pensando que hacer pero al final sólo retiró la daga que Diego había arrojado y se había incrustado en un mueble y se acercó para ayudar a Cinco.

¿Qué mierda?.

Ella corrió hacia el grandote y se colgó de un candelabro para luego rodear el cuello del rubio con sus piernas, dio una vuelta y lo hizo estamparse contra el suelo.

Esos movimientos... Yo los conocía de algún lado.

Traté de sentarme aunque sentía como me movía de un lado al otro y por suerte lo logré.

-De nada.-apenas pude leer los labios de Lila.
Cinco vio como se levantaba el sueco y aprovechó para empujarlo hacia la ventana, después de hacer eso se giró buscando algo con la mirada hasta que dio conmigo.

Corrió hacia mí y apoyó su mano en mi cintura para levantarme cuando lo hizo miramos por la ventana.

Papá se iba, estaba esperando su auto.
Ambos nos teletransportamos y nos acercamos a donde habíamos visto a papá, Cinco se tambaleaba y yo apenas podía mantenerme de pie.

-Déjame, déjame aquí, ve tú.-insistí pero Cinco sólo me ignoró e hizo que caminara cerca de papá.

Papá ya estaba por subirse al auto hasta que Cinco le gritó una cita de Homero en griego, Gran idea.

Creí que funcionaría así que enfoqué mi vista para ver su reacción, pero sólo nos miró unos segundos analizando lo que había dicho Cinco, pero alguien lo llamó, se subió al auto y después arrancó dejando nuestras esperanzas.

Sentimos pasos detrás de nosotros y a nuestro lado se colocó Diego y Lila.

-¿Era él?.-preguntó Diego.
-Si.-respondí como pude.