Capítulo 22

6.3K 730 144
                                    

-Sabemos que estás involucrado en un complot para asesinar al presidente.-advirtió Diego a papá, yo sólo pude poner mi mano en el puente de mi nariz y negué.

-Estuviste internado, ¿correcto?.-Diego negó sabiendo que iba a sacar algo relacionado con su maravillosa estancia en el psiquiátrico.-veo que sigues sufriendo delirios de grandeza y paranoia aguda.-afirmó papá como si de su especialidad se tratase. Aunque bueno... Por algo lo decía.

-¿Enserio?.-le preguntó con un toque de gracia en su voz.-Explícame esto.-sacó de su bolsillo la foto.-Eres tú.-señaló y se recargó en la mesa.-Dentro de dos días, en la Plaza Dealey, donde le dispararán al presidente.-papá tomó la foto entre sus manos.

-Bueno.-dijo observando la foto un segundo.-parece que lo resolviste. Tú solo descubriste mi nefasto plan.-al principio Diego sonrió pero conforme fue entendiendo el sarcasmo en la voz de papá, su sonrisa se desvaneció.-¿Eso quieres oír?.-le preguntó.-¿Te crees un bienhechor? ¿El último hombre que nos salvará de descender a la corrupción y a la conspiración? Es una fantasía absurda.-lo estaba reprendiendo.-la triste realidad es que eres un hombre atormentado, inconsciente de su insignificancia, que se aferra con desesperación a un razonamiento ineficaz.-cada vez alzaba más la voz, cada vez recordaba los regaños que nos hacia cuando eramos niños. Diego se fue sentando.-más precisamente, un perfecto inepto.-terminó.

-T... Te... Te e... Equivocas.-tartamudeó Diego, yo agaché la mirada y cerré mis ojos fuertemente. Diego podía ahora estar un poco alterado tratando de salvar a Kennedy pero no tienen idea de cuántas veces tuve que estar con él casi todo el día por lo mal que él se sentía. Y ahora sólo podía recordar todas esas noches de lágrimas que pasaba Diego, en donde yo estuve para él, tenía que estarlo, después de todo... Pude verlo tan débil de niños cuando él no quería ser visto, se acostumbró a la idea de que era la única que lo veía así muy seguido...

Aquella época.

-¡No... N... No quiero que... Que... Me ve... Veas así _____!.-me gritó con lágrimas en los ojos pero quiso ocultarlo con su tono engreído y corrió.
Me teletransporté delante de él y antes de que él pudiera protestar lo abracé.

Él no me correspondió el abrazo hasta después de unos segundos.
-¿Por... Por... Qué t... Tú me... Tienes que... Ver así?.-sollozó en mi hombro.
-Está bien Diego, está bien.-él por fin rompió en llanto y yo acaricié su espalda.

-Él... Él me... Me odia.-habló con tristeza y algo se odio en su voz.
-No, Diego no. Es así con todos y lo sabes.-me separé algo de él para verlo a la cara pero sin romper el abrazo.-y aún así, si así fuera, yo te quiero demasiado.-él sonrió levemente y me volvió a abrazar.-no estás solo hermano.-aseguré y lo abracé más fuerte.

Época actual.

Todos hicieron un silencio, ahora todos se encontraban serios.
Yo tomé la mano de Diego por debajo de la mesa y él me miró con tristeza y melancolía. Él también lo recordaba perfectamente.
Asentí haciéndole saber que todo iba a estar bien.

-Olvidémonos del presidente.-suspiró Cinco.-se avecina una guerra catastrófica en cinco días. Debemos evitarla.-le explicó Cinco a papá.
-¿Guerra?. El hombre siempre está en guerra.-decía incrédulo.

-No, no es una guerra cualquiera. Hablo del día del juicio final. El fin del mundo.-habló seriamente.
-Bueno, ustedes son los especiales. ¿Por qué no hacen algo al respecto?.-espetó cómo si fuera lo más obvio del mundo, Cinco y yo fruncimos el ceño.

Digo, por algo estamos aquí, ¿no?
Creí que serías más inteligente papá...

De pronto Klaus comenzó a hacer ruidos extraños y alzó las manos en el aire mientras le daban espasmos.

-¿Tiene una convulsión?.-preguntó Allison sin tanta preocupación.
-Sobredosis, seguro.-dijo Diego como si fuera algo normal de todos los días.

-¿Qué hacemos?.-preguntó Luther.

-¡Klaus!.-lo llamó Cinco.-no es el momento, ¿qué haces?.-preguntó Cinco mirando a papá y luego a Klaus, así sucesivamente.

-Por Dios.-susurré y negué.
Klaus se giró hacia papá.
-Soy...-pronunció con dificultad.
-Anda, dilo.-lo animó papá.
-...¡Ben!.-soltó para después desplomarse sobre el suelo rendido, y ahora si pude ver a Ben como si estuviera vivo, di un respingo en mi lugar y miré a los demás para ver si lo veían pero no... Y esta vez Klaus no lo estaba haciendo, no estaba haciendo que yo pudiera verlo, YO lo estaba haciendo, pero... ¿Cómo?.

Sentí una mano en mi hombro y al instante miré a la persona que lo hizo, Cinco.

-¿Estás bien?.-preguntó ahora si preocupado. Yo asentí repetidas veces y miré a Ben, se veía tan tranquilo.
Sonreí discretamente.

Papá le dio una mirada de desaprobación y decepción a Klaus.
-Bueno, gracias por venir, ya vi suficiente.-decía mientras recogía sus cosas y se levantaba para salir.

-Yo...-Luther iba a hablar pero vio como papá se iba y lo ignoraba. Se hartó, golpeó la mesa llamando la atención de papá y se abrió la camisa.-¡Mira lo que me hiciste! ¡Mírame!.-le gritó furioso.

Yo sólo abrí mi boca, no para decir algo, solamente lo hice junto con una mueca de disgusto.
-Mierda, ¿por qué?.-dijo Cinco para sí mismo también disgustado por la escena y se dejó caer en la silla.
Él me miró y levantó las cejas, entendí que me quería decir que concordaba al igual que yo que todo había salido absolutamente mal.

-Ustedes, niños.-Papá ignoró a Klaus y nos llamó.-¿Podemos hablar a solas?.-pidió y se alejó haciéndonos una seña para que lo siguiéramos.
Bueno, al menos una oportunidad para hacerlo bien.

Cinco y yo nos levantamos lo más rápido que pudimos y lo seguimos.

You're Not Better Than Me 2 | Número 5 y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora