Capítulo 20

7.1K 764 555
                                    

-______.-me llamó.-_______.-de nuevo lo hizo, estaba pensando en teletransportarme pero está vez me tomó de la mano evitándolo a lo que yo lo alejé.

-No quiero escucharte.-seguí caminando.
-¿No quieres escucharme?.-preguntó con un tono de incredulidad.-yo soy el que debería estar enojado contigo y no tú por tus estúpidos celos.-me detuve y me giré a verlo.

-Pues estoy bastante segura que extrañaste mis estúpidos celos, y ahora más, porque ya no los vas a tener.-lo miré mal y de nuevo seguí caminando para poder llegar a la reunión con papá, no pregunten cómo tengo la invitación pero la tengo.

-¿Cómo sabías eso de La Comisión?.-me tomó del brazo fuertemente haciéndome girar abruptamente.

-Lo sabes.-aseguré y me intenté soltar pero su agarre era muy fuerte.
-Sólo sé que me estuviste engañando por muchos años con esa estúpida mentira de que estabas muerta mientras que trabajabas para ellos para intentar matarme, creí que como cualquiera de ahí, veo que de nuevo me engañaste.-me miró con desaprobación.

No me iba a quedar callada, tenía unas cuantas frescas.
-Te saqué de ahí, lo di todo por ti maldito inútil, pero ya que te molesta tanto, ¿Por qué no intentamos algo?.-le sonreí falsamente y levanté mi mano a lo que él se dio cuenta lo que quería hacer.

-No lo harás, no otra vez.-negó repetidas veces y yo con un movimiento rápido intenté acercar mi mano a su cara pero gracias a sus reflejos él la evadió.-______.-me llamó amenazante.

-¡Vamos Cinco! ¡Déjame borrar esos horrorosos recuerdos de nosotros!.-traté de acercar mi mano de nuevo pero él rápidamente tomó ambas de mis manos, yo de inmediato las separé haciendo que me soltara.
Él levantó sus manos en modo de rendición, pero como ya han de esperar, no lo acepté y volví a acercarme, cuando estaba a centímetros de su cara, él de alguna forma logró tomar mis dos manos y me giró haciéndome quedar de espaldas a él mientras me pegaba a su cuerpo y aún sostenía mis manos para que no intentara nada.

-Sabes que no me refería a eso.-susurró en mi oído.-es sólo que... mierda, eres tan precipitada.-confesó.-¿Por qué aceptaste el trato con la encargada sin antes hablarlo?.-me preguntó mientras me sostenía con fuerza ya que yo estaba tratando de liberarme.-¿Por qué?.-volvió a preguntar pegándome más a su cuerpo.

Me resigné al ver que no podía intentar nada.
-"Necesito pensarlo".-repetí sus palabras haciéndole ver que no me estaba tomando en cuenta en ese momento.-ni siquiera me miraste y... ahora parezco una estúpida adolescente quejándome de este tipo de cosas, de nuevo.-miré hacia arriba recargando mi cabeza en su hombro.

-¿Qué eras antes en La Comisión?.-preguntó evadiendo lo que dije. Suspiré y sólo me limité a responder.
-Era parte de la junta directiva, sólo un tiempo, después quise volver al campo y fue cuando me asignaron a tu caso, por la cercanía... Ellos creían que sería más fácil si yo te atrapaba, decían que yo sabría predecir tus jugadas, acepté... Pero no porque quisiese matarte, quería verte y que no pensaran que jodería todo.-él me soltó, yo volví a mirarlo, tenía una expresión de sorpresa.

-¿Por qué no me lo dijiste?.-preguntó.
-No lo creí muy necesario, sólo necesitabas saber en ese momento que era parte de La Comisión.-él pareció comprender.

-Lo... Siento _____.-carraspeó.
-¿Por qué?.-él me miró directamente a los ojos.

-Por reprocharte algo que se quedó en el pasado, tengo que... Superarlo aún.-explicó y yo asentí, no había nada más que decir así que caminé.

-¿A dónde vas?.-gritó a lo lejos y yo alcé la invitación mientras seguía caminando.
Lo miré de reojo, él sacó algo del bolsillo de su saco y se acercó corriendo a mí, estiró su brazo extendiéndome algo y pude ver exactamente la misma impresión que la que yo le había mostrado.

-Vamos juntos entonces.-le sonreí pero antes de poder dar otro paso, me ofreció su mano, lo miré, él me daba una de sus más adorable sonrisas haciendo marcar su hoyuelo.

Era imposible enojarse por mucho tiempo con él, siempre lo terminaba arreglando de alguna forma.
Tomé su mano y ya nos encontrábamos frente al edificio donde papá nos había citado.

Subimos algunas escaleras hasta llegar al piso donde se encontraba el elevador. Yo le di al botón y esperamos hasta que abriera, en eso Cinco y yo nos dábamos algunas miradas pero nadie decía nada, digo, acabamos de discutir, estaba segura que ninguno de los dos sabía cómo iniciar la conversación ahora sin hacerlo tan incómodo.

El elevador al fin abrió sus puertas, Cinco apuntó dentro de éste para que yo pasara primero y así lo hice.
Él entró y buscó entre todos los botones de los pisos, cuando dio con el que buscaba lo presionó y se acomodó a mi lado, él suspiró, me miró, sabía que estaba a punto de hablar primero, hizo un ademán de querer tomar mi mano, las puertas comenzaron a cerrarse y Cinco a acercarse pero él se apartó rápidamente a una distancia considerable cuando una mano paró las puertas evitando que éstas se cerraran completamente.

-Momento.-habló una voz masculina y cuando las puertas se abrieron pudimos ver a Diego. Cinco y yo nos movimos a un lado para que entrara.

-¡Esperen!.-gritó esta vez una voz femenina, Allison. Nos miró extrañada, después vimos a Klaus y Vanya.

-Hola a todos.-saludó Klaus.
Cinco tomó mi cintura y me colocó a su lado pegándome discretamente a su cuerpo para hacer espacio para todos.

Genial.
Toda la familia, sólo faltaba...
-Disculpen.-Luther.

Cinco seleccionó el botón nuevamente.
-Bien. Estamos todos.-sonrió levemente haciéndolo ver completamente lindo.

Las puertas se cerraron y comenzamos a subir de pisos.
Cinco de vez en cuando apretaba mi cintura, yo sonreía levemente.
Estábamos todos muy bien hasta que algo comenzó a apestar.

Miré alrededor y todos tenían cara de asco, excepto Diego que él estaba tratando de no reírse, mierda Luther.

Cinco tapó su nariz a lo que yo lo imité rápidamente

-¡Luther!.-regañó Klaus.
-Dios mío.-me quejé, Cinco me acercó a él, a lo que yo rápidamente puse mi cara en su cuello oliendo su aroma, evitando a toda costa volver a oler los gases de Luther.

-Perdón, estoy nervioso.-confesó.

Sentí como Cinco se recargó en la pared mientras yo seguía aislándome de los olores de Luther.
El sonido del elevador se escuchó anunciando que habíamos llegado, en cuanto se abrieron las puertas, sentí como Cinco salía disparado conmigo aún en su cuello.

-Qué asco.-escuché decir a Allison.
-¡Me ahogo!.-habló Klaus.

Me separé de Cinco y ya no sentí malos olores pero me encontré con una gran habitación llena de mesas, listas para una fiesta pero sin papá.

You're Not Better Than Me 2 | Número 5 y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora