Esta aquí.
Puedo sentir su respiración, estoy segura de que sus ojos están fijos en mi.
A pesar de que no puedo ver su rostro lo sé y es algo aterrador.
No se que quiere o cual es la razón por la que se encuentra aquí pero el parece estar seguro de...
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“Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad, pero se les olvido mencionar que las pesadillas también son sueños”.
-Oscar Wilde.
La vida…
Mi vida…
De niña siempre pensé que de grande mi vida sería como en esos cuentos de hadas. Que las cosas serían perfectas.
Ciertamente no me imaginaba lo que venía.
Y en lo que se convertiría lo que ahora llamo vida.
Como un sueño que de repente resulto ser una pesadilla.
Y no cualquier pesadilla.
Si no una de la que por más que quiera jamás puedo despertar.
Esperó estar equivocada y que un día pueda abrir mis ojos y dejar atrás las sombras y la oscuridad de las pesadillas del día a día.
Sólo diré esto:
Déjame despertar.
Veo como el vidrio del auto baja y es…
¿Lucas?
—¿No pensabas irte a pie o sí? ¡Sube! —Lucas no tiene auto así que debe ser de un amigo.
Seguro Miranda le pidió que se fuera conmigo.
Pero nos pudimos ir caminando.
No es un secreto para el que eso de interactuar con más personas no es lo mío.
—Está bien, puedo ir caminando ni que fuera tan lejos —le digo tratando de hacerle captar la indirecta.
—Oh no, no te dejaré caminar hasta casa —Lucas no capta que no me quiero subir por su amigo.
—No quiero causar molestias — insisto.
—¿Molestia? —me da una mirada de confusión —somos vecinos Ash.
Después de esto voy a matar a Lucas.
Dudosa de si en verdad subirme o no, me rindo y abro la puerta de atrás del auto y me subo.
Esto va a ser incómodo…
Trató de no hacer contacto visual con el amigo de Lucas, solo quiero llegar a casa.
—Miranda dijo que tenía que pasar a un lugar después de la escuela y por eso no nos podía llevar —Lucas rompe el silencio.
—Esta bien —sé que Miranda solo quería evitar verme por ahora, ella sabe que la he estado evitando.
—Por cierto este el es Habib —dice señalando al chico que no he mirado.
Alzo la vista para verlo.
—Mucho gusto Ashley, Lucas me ha contado mucho sobre ti —dice mirándome por el retrovisor.
Yo sin querer termino haciendo contacto visual con el y veo que tiene ojos verdes muy lindos.
Rápidamente desvió la mirada.
—Igual, Lucas también me ha contado mucho de ti —Trato de sonar natural.
—¿Eres árabe cierto? —Las palabras salen de mi boca sin pensarlo.
Lucas me mira con cara de: ¿Qué está pasando aquí?.
Trágame tierra.
—Si, ¿Cómo lo sabes? —habla Habib.
No vuelvas a meter la pata Ashley.
—Tu nombre es árabe, significa “querido” si mal no recuerdo —y ahora va a pensar que soy la chica rara que anda investigando nombres árabes…¡bien hecho Ashley!.
—Digo… solo vi eso por casualidad y lo recordé.
Lucas me mira aguantando la risa.
—Eres la primera que me dice eso, la mayoría de personas cuando escucha mi nombre dicen cosas como: “Qué gracioso es tu nombre” o “tú nombre es único”.
Veo que no lo tomó mal, eso me alivia.
—Me gusta que seas diferente —el sigue diciendo.
Me preguntó por qué siempre me tienen que decir algo relacionado con que soy diferente o no soy común.
¿Es tan obvio?
¿Será que no logro ocultarme lo suficiente?
Si, soy diferente pero no de la forma en la que lo piensan, si se llegaran a enterar de el por qué tal vez nunca volverían a cruzar una palabra conmigo.
El auto se detiene frente a mi casa y Lucas y yo nos bajamos.
—Nos vemos “querido”—dice Lucas mencionando la palabra lentamente.
—¿Ahora me llamarás así? —Habib lo mira con cara de decepción.
—Claro, ese dato no lo sabía, ahora serás mi querido.
Lucas no tiene remedio.
—Adiós Ashley, fue un placer traerte —me dice con una sonrisa.
Yo me despido con la mano y el se va.
Lucas comienza a reírse como foca retrasada.
—Todo esto fue tu culpa —le doy un golpe en el abdomen.
El hace una mueca de dolor exagerada mientras se aleja.
—¡Auch! Pero yo no tengo la culpa de que dijeras eso, ahora gracias a ti le tengo un nuevo apodo.
Yo me dirijo a la puerta de mi casa.
—¡oye! ¿Me vas a dejar así?.
— ya entra a tú casa Luki —bufo.
El se despide con la mano de la misma forma que yo lo hice cuando me despedí de Habib.
—¿Es enserio? —le digo antes de cerra la puerta.
Entro a la casa y lo primero que veo es a papá sentado en el sofá con una tasa de café, su rostro está serio.
—Tenemos que hablar Ashley —dice en un tono áspero y dijo mi nombre, se que se trata de algo serio.
