5. El joven de negro

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"Rosa negra", susurraba en silencio Aidan una y otra vez sin dejar de mirar el techo. El reloj marcaba las 3 de la madrugada y él aún no podía pegar un solo ojo. La situación escapaba de su control, ya que lo que antes parecía una tontería, ahora no dejaba su mente en paz.

Una y otra vez ridículos pensamientos pasaban por su mente y, en un vano intento del joven, trataba de crear algo que posea sentido y coherencia. Sus fallidas teorías -e incluso conspiraciones- fueron difuminadas al oír que algo golpeaba su ventana. Ese simple sonido lo ponía nervioso, hacía que su corazón palpitara con rapidez.

Se acercó muy lentamente a la ventana mientras veía cómo algunas piedritas chocaban con el vidrio para luego rebotar y caer al suelo. El piso de madera rechinaba sutilmente con cada paso que éste daba. Con mucha precaución, Aidan asomó su rostro cerca del vidrio para ver mejor hacia abajo, pero nadie ni nada estaba allí.

Luego de oír el rechinar del suelo detrás suyo, se giró rápidamente y vio la silueta de un joven parado frente a él. Tal fue el susto que hizo que cayera hacia atrás y, a pesar del fuerte golpe, fijó su mirada frente a él para poder distinguir a la silueta, pero ésta ya no se encontraba allí; Aidan estaba solo en su habitación.

Se quedó en el suelo durante unos minutos intentando asimilar lo que había ocurrido. Se repetía una y otra vez a sí mismo que lo que vio fue real, muy real; él lo sintió, sintió la presencia e incluso aún recordaba el suspiro de ésta al encontrarse frente a él. Nada tenía sentido, no para él.

~ ♥ ~

El viento soplaba con fuerza en el pequeño pueblo. Era una mañana muy fría, pero las responsabilidades no podían posponerse y Aidan lo sabía. Su rostro era un desastre, y era comprensible ya que no durmió en toda la noche debido al susto.

-¡Hola, Aidan! ¿Te sientes bien? -saludó Hayden algo preocupada debido al estado del rubio.

-Hola, Hayden... Sí, solamente no dormí lo suficiente.

-¿Por qué no te quedaste durmiendo?

-Tengo una clase importante y no quiero perdérmela. No es nada, podré sobrevivir.

-En ese caso, ¿nos sentamos juntos? -preguntó la joven entusiasmada.

-Desde luego.

La hora de inicio de la clase estaba a minutos de comenzar, y cada estudiante estaba sentado con su respectivo compañero. Aidan y Hayden estuvieron hablando acerca de diversos temas hasta que finalmente hubo uno que dejó sin habla al ojiverde.

-Oye, por curiosidad -dijo Hayden-, ¿has visto algo extraño cerca del bosque?

-¿R-Raro?

-¡Ya sabes! Cosas... raras.

La realidad es que Aidan no se sentía preparado para hablar de tal cosa. Toda su vida ha estado imaginando situaciones fantásticas y surreales, pero jamás creyó que algo de eso fuera verdad, hasta anoche. Además, la amistad y confianza entre él y aquella muchacha recién iniciaban, y no creía que fuera el momento de compartir algo de esa magnitud. ¿Y si creía que estaba loco?

-No -respondió Aidan intentando autoconvencerse de su propia mentira-, no he visto nada raro...

-Qué extraño... Sería genial poder ver algo, ¿no crees?

-Supongo... -contestó Aidan, mientras por dentro claramente negaba una y otra vez mientras recordaba lo sucedido la noche anterior.

~ ♥ ~

La puerta principal de la casa se abrió y Aidan entró cansado. Llamó a su hermana y madre pero ninguna de las dos contestó, por lo que supuso que no estaban en casa. Se dirigió con fatiga a su habitación y, luego de dejar su bolso y campera a un lado de la cama, se dejó caer en esta.

Alma en Pena [GAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora