13. La invitación

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La familia Brooks estaba sentada en la mesa tranquilamente disfrutando del almuerzo. Los días desde aquel espontáneo encuentro habían pasado y la confianza entre los hermanos había aumentado en gran medida. Emma podía notar esto y, si bien no tenía queja alguna con respecto a ello, sí estaba muy intrigada.

No era alguien que desease entrometerse en los asuntos ajenos -mucho menos si estos eran beneficiosos para la familia-, pero jamás había visto a sus hijos tan unidos.

-Y díganme -preguntó la fémina mirando a los jóvenes fijamente-, ¿qué sucedió en estos días que de repente son como culo y mierda?

-¡Mamá! -reprendió Aidan mientras reía.

-Nada. ¡Es más! Deberías agradecer que tenemos una buena relación... -añadió Aisha mientras subía el puré a su milanesa con ayuda del cuchillo.

-¡Para nada! No me quejo de que se lleven bien, pero sí tengo curiosidad por saber qué ocurrió en el medio que condujo a este... desenlace.

Ambos se miraron con picardía, sabiendo muy bien que ninguno de los dos diría nada con respecto a lo acontecido, pero aún así debían inventar rápido una excusa para saciar el lado detectivesco de su madre.

-Dile, Aidan... -dijo la joven sabiendo muy bien que el contrario no era el mejor mintiendo.

-¿En serio? ¿Quieres que le explique qué es Tinder? -respondió Aidan mientras reía conforme con su respuesta.

-¡Dile! Pero no te olvides también de contarle sobre el fantasma que hay en el bosque... Quizá le interese oír sobre eso.

-¡Cálmense! -exclamó Emma. Los hermanos la miraron, sonrieron y volvieron su vista hacia el otro.

-¡Te quiero! -dijeron al unísono, confundiendo aún más a su pobre madre.

-¡Esto es de no creerse! Iré buscando algún internado para encerrarlos, creo yo...

~ ♥ ~

Cada integrante de la familia estaba en una parte de la casa realizando sus quehaceres. La puerta principal fue golpeada anunciando que alguien llamaba.

-¡Yo abro! -avisó Aidan mientras secaba sus manos con un repasador.

El ojiverde la abrió y encontró a un joven muy atractivo detrás de la puerta. Tenía el pelo revuelto, una camisa algo ajustada al igual que los jeans que estaba usando y, por supuesto, unas rosas en su mano. Aidan no podía evitar dejar de inhalar el dulce aroma que desprendía de su cuerpo.

-Hola -saludó el joven-, ¿se encuentra Aisha?

-S-Sí, ahora la llamo... ¡Aisha! -gritó Aidan sin dejar de mirar al joven frente a sí- ¡Alguien te busca!

Aisha bajó las escaleras -ya que estaba ordenando y limpiando su habitación- y, al ver quién estaba en la puerta, cambió su rostro completamente y cerró la misma.

-¡Oye! -dijo Aidan sin entender qué sucedía- ¿Por qué le cerraste la puerta en la cara?

-Aisha, soy yo... ¿Me recuerdas? -hablaba el joven desde afuera.

-¡¿Por qué le abriste?! -susurró Aisha furibunda.

-¿Quién es?

-¡Es Zack! El intenso de Tinder.

-¡¿Ese es Zack?! ¡Hermana está re lindo! ¿Cuál es tu problema?

-Quisiera que salgas, tengo un regalo para ti...

-¡Es un intenso de mierda! Quiere algo serio, y yo no...

-Bueno pero parece muy tierno.

-¡Ese es el problema!

Alma en Pena [GAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora