15. El trabajo práctico

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Tan solo unos minutos después de que Aidan llegó a su casa, y luego de saludar sin ánimos a su familia, se escabulló hacia el bosque. El Sol estaba ocultándose lentamente mientras una ventisca cada vez más intensa despertaba de un corto sueño.

El ojiverde avanzaba paso a paso decidido a hacerlo. Ya no le importaba en lo más mínimo las consecuencias de sus acciones, ni mucho menos prestaba atención a las interrogantes que en ese preciso instante se formaban debido a lo que en tan solo unos segundos haría.

Finalmente llegó a la misma piedra de siempre, dispuesto a disipar por fin todo aquello que no lo dejaba dormir por las noches y eso que lo distraía durante el día. Paciente esperó unos minutos con el corazón casi en la boca debido a la ansiedad que en ningún momento se apartaba de su lado.

Jacob apareció sigiloso y se dirigió hacia el joven, contento de nuevamente poder verlo. Sin embargo, algo no andaba bien y éste podía presentirlo.

-¿Aidan? -Llamó el pelirrojo la atención del contrario- Tu corazón palpita con fuerza. ¿Está todo bien?

Un suspiro salió de la boca del menor seguido de una mirada que claramente indicaba lo mal que se sentía en ese momento por tantas preguntas sin respuestas. Cuando por fin estuvo listo, comenzó a hablar.

-Estuve esperando durante mucho tiempo que pudieras decirme y aclararme algunas cosas por tu cuenta, que tuvieras el deseo de compartir conmigo todo aquello que te carcome por dentro, pero solo obtengo silencios -Jacob observaba y prestaba muchísima atención a cada palabra que decía el contrario-. Es... Es difícil, Jacob.

-Lo sé...

-¡No lo sabes! ¿Cuándo te prohibí saber algo con respecto a mi? ¿Acaso te digo que "no estás listo" cuando haces alguna pregunta?

-...

-¿Cómo moriste, Jacob? Dime, por favor.

-... -Los silencios del ojimarrón eran acompañados de una mirada evasiva.

-Dime...

-Lo siento, Aidan -Jacob entristece repentinamente y sus ojos se vuelven cristalinos-. Como dije, no estás listo aún. Hay un momento para cada cosa, y este no es el mejor para poder hablar sobre ello.

-"No estoy listo", "No es el mejor momento". ¿Cuándo va a serlo, eh? ¡Ya estoy cansado de tus silencios eternos! ¡Una pared habla más que tú!

Rápidamente, Jacob acortó totalmente las distancias entre él y Aidan y lo rodeó fuertemente con sus brazos. El contrario, quien aún no sabía qué decir ni hacer ante aquella impulsiva e impredecible acción, se quedó callado disfrutando de lo que acontecía.

-¡Por favor, no te enojes! Si no te digo... ¡Es porque no quiero perderte! -farfulló con dificultad el pelirrojo, quien no tenía planeado soltarlo.

Aidan exhaló rendido ante aquel gesto tan tierno y que, para su sorpresa, aminoró toda aquella ira que poseía en el momento. Unos segundos pasaron hasta que éste por fin correspondió el abrazo, haciendo que Jacob se acurruque aún más.

-No me vas a perder, bobo. ¿De acuerdo? -La respuesta que prosiguió a ello fue un rotundo silencio. Los ojos de ambos estaban completamente cerrados, lo que provocaba que la calidez de sus cuerpos y el roce de sus dedos sobre sus espaldas se sintiera incluso más. Segundos después del abrazo, Aidan notó algunos sollozos por parte del contrario, lo que le preocupó.

-Jacob, ¿estás bien? -Aidan alejó su rostro para poder ver que éste tenía algunas lágrimas cayendo por su rostro. El pelirrojo miraba hacia abajo algo apenado, pero Aidan lo observaba con una ligera sonrisa en sus labios y no tardó en levantar su rostro con ambas manos, quedando cara a cara, a centímetros el uno del otro.

Alma en Pena [GAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora